Muere poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal

“He sido poeta, sacerdote y revolucionario” así se autodefinió Ernesto Cardenal en 2012 al recibir el Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía.

Ernesto fue el primer Ministro de Cultura de la Revolución Sandinista y uno de los grandes promotores de la Teología de la Liberación. La liberación y los pobres, esas fueron, según él, las causas de su lucha y su obra. Les compartimos un fragmento de la misma.

Argentina y Alemania frente al negacionismo

En Argentina se debate una eventual ley, similar a la alemana, para penalizar la negación de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico-militar en Argentina entre 1976 y 1983. Intentaré mostrar las características de la ley alemana referida a la negación del holocausto en aquellas cuestiones que, según mi opinión, corresponde una comparación adecuada con la realidad argentina, dejando a criterio del lector el análisis acerca de cuáles elementos son aplicables y cuáles no.

¿Gobierna la democracia?

Pese a los avances, en las modernas sociedades la función política de sus ciudadanos está sensiblemente devaluada al haber sido desplazada hacia una minoría representativa. En consecuencia, la ciudadanía puede creer que quien gobierna una sociedad es ella misma a través de sus representantes. También que, aunque no gobierne, resulta que gobierne por extensión del poder del voto. Tal vez resulte que quien gobierna es la propia democracia moderna. Sin embargo, cualquier observador escéptico puede llegar a la conclusión de que la democracia al uso es un juego muy especial para distraer políticamente a la masa de espectadores.

El fracaso de la vía pacífica al neoliberalismo

Un meme bastante simple e ilustrativo circuló en las redes sociales cuando comenzaban las manifestaciones en Chile. Bajo el título “Lo que no se ve”, la figura con forma de iceberg mostraba que por debajo de las evasiones en el metro que llevaban adelante los jóvenes en señal de protesta por el aumento del valor del transporte había causas más profundas: salud precaria, pensiones indignas, educación de mala calidad, deuda universitaria vitalicia o empleos precarios, además de las abultadas remuneraciones de la elite política.