Hambruna a la vista
Las noticias de estas semanas hablan del aumento mundial del precio del alimento y la consecuente hambruna que trae consigo. Entre las figuras más conocidas del Apocalipsis se encuentran los cuatro jinetes. Uno de estos jinetes, montado sobre un caballo negro y con una balanza en la mano representa el hambre.
Contexto Internacional
En el segundo trimestre de 2012 la economía global continuó expandiéndose a un ritmo contenido, persistiendo comportamientos heterogéneos: la zona del euro atravesando una recesión, el resto de los principales países avanzados con crecimientos moderados y los emergentes con desempeños relativamente más dinámicos. En este marco, se registró una baja tasa de incremento de los volúmenes del comercio mundial.
147 corporaciones controlan la economía del mundo occidental
Un estudio de la Universidad de Zurich reveló que un pequeño grupo de 147 grandes corporaciones trasnacionales, principalmente financieras y minero-extractivas, en la práctica controlan la economía global. El estudio fue el primero en analizar 43.060 corporaciones transnacionales y desentrañar la tela de araña de la propiedad entre ellas, logrando identificar a 147 compañías que forman una “súper entidad” que controla el 40 por ciento de la riqueza de la economía global.
La hambruna próxima
Hace tiempo que Mike Davis logró demostrar que las hambrunas ocurridas desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX poco tuvieron que ver con el fenómeno El Nino Southern Oscilation (ENSO). El factor dominante de la penuria alimentaria tiene que ver con un modelo económico depredador que ha puesto el lucro por delante del bienestar de la humanidad.
Fue en 1991, bajo la presidencia de Gary Cohn, cuando Goldman Sachs incurrió en la creación de un índice financiero que contenía desde petróleo, metales preciosos, soya, maíz, entre otros alimentos, denominado Goldman Sachs Commodity Index (GSCI), tiempo después la mayoría de los bancos crearían sus índices propios.
¡Alerta, Humanidad!: Israel e Irán a las puertas de la guerra
Cada día Irán envía un mensaje disuasivo a Israel y a sus aliados. Esta vez han logrado modernizar el misil balístico de corto alcance Fateh-110, dotándolo de una mayor precisión, velocidad y haciéndolo más eficaz, con independencia de las condiciones meteorológicas a la hora de su lanzamiento, de acuerdo a informaciones de la agencia iraní de noticias IRNA, realizadas ayer.
Este tipo de misiles tierra-tierra representa un serio peligro a las intenciones de Israel de precipitar una agresión a Irán. No solo por la cantidad suficiente de los mismos en manos iraníes, sino también por su capacidad destructiva.
Comparaciones entre países y bloques para una eventual guerra en Asia Occidental
Para empezar, debo reconocer que parte de estas comparaciones están parcialmente basadas en el libro de Paul Kennedy titulado “Auge y caída de las grandes potencias”, que leí hace unos cuantos años. Por supuesto, como no estoy escribiendo un libro de texto, tiene que ser mucho más breve porque su intención es otra. Pero aquí vamos.
Definiendo los bloques del conflicto
En este conflicto se formarán 2 bloques o grupos de alianzas. Por un lado tendremos los países agrupados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), más sus aliados Israel, Jordania, y los países del Consejo de Cooperación del Golfo (el CCG, constituidoArabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Kuwait y Omán), y les sumaremos Jordania, Libia, Túnez y Marruecos, entre otros. Posibles aliados que se pudieran involucrar de una u otra forma son Azerbaiyán y Georgia. Por supuesto, Estados Unidos y la OTAN tiene aliados en todo el mundo, así que de cualquier región pueden surgir aliados e involucrarse países que puede que no tengan nada que ver con esa zona del mundo. A este grupo de países vamos a llamarle el Bloque Imperial o Hegemónico.
Países emergentes: polémica marxismo-institucionalismo
En este trabajo se parte de la premisa de que el problema de la relación agencia-estructura o sujeto-estructura social resulta crucial para entender el momento actual del despliegue de la nueva fase de desarrollo o capitalismo del conocimiento, posterior a la reciente crisis global de 2007-2009, que expresa la contradicción entre el neoliberalismo, como proyección político-ideológica, y una nueva base tecnológico-productiva; así como la cuestión de la diferenciación de los países en desarrollo en “exitosos” y “retardatarios”. El institucionalismo y el marxismo de Gramsci han propuesto soluciones a la dicotomía agente-estructura bajo presupuestos teóricos muy diferentes tratando, el primero, de explicar la cuestión de la diferenciación de los países. Aquí se proporcionan elementos de una explicación alternativa, a partir de la solución gramsciana.
Plutonomía y precariado: el declive de la economía estadounidense
El movimiento “Ocupemos” ha experimentado un desarrollo estimulante. Hasta donde mi memoria alcanza, no ha habido nunca nada parecido. Si consigue reforzar sus lazos y las asociaciones que se han creado en estos meses a lo largo del oscuro periodo que se avecina –no habrá victoria rápida– podría protagonizar un momento decisivo en la historia de los Estados Unidos.
La singularidad de este movimiento no debería sorprender. Después de todo, vivimos una época inédita, que arranca en 1970 y que ha supuesto un auténtico punto de inflexión en la historia de los Estados Unidos. Durante siglos, desde sus inicios como país, fueron una sociedad en desarrollo. Que no lo fueran siempre en la dirección correcta es otra historia. Pero en términos generales, el progreso supuso riqueza, industrialización, desarrollo y esperanza. Existía una expectativa más o menos amplia de que esto seguiría siendo así. Y lo fue, incluso en los tiempos más oscuros.
Tengo edad suficiente para recordar la Gran Depresión. A mediados de los años 30, la situación era objetivamente más dura que la actual. El ánimo, sin embargo, era otro. Había una sensación generalizada de que saldríamos adelante. Incluso la gente sin empleo, entre los que se contaban algunos parientes míos, pensaba que las cosas mejorarían.
Hay alternativas
En 1978 el presidente del sindicato más poderoso de Estados Unidos, Douglas Fraser, de la federación de los trabajadores de la industria del automóvil United Auto Workers (UAW) condenó a los “dirigentes de la comunidad empresarial” por haber “escogido seguir en tal país la vía de la guerra de clases (class war) unilateral, una guerra de clases en contra de la clase trabajadora, de los desempleados, de los pobres, de las minorías, de los jóvenes y de los ancianos, e incluso de los sectores de las clases medias de nuestra sociedad”.
Fraser también los condenó por haber “roto y descartado el frágil pacto no escrito entre el mundo empresarial y el mundo del trabajo, que había existido previamente durante el periodo de crecimiento y progreso” en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial conocido como la “edad dorada” del capitalismo de Estado.
El reconocimiento de la realidad por parte de Fraser fue acertado aunque tardío. Lo cierto es que los dirigentes empresariales y sus asociados en otros sectores de las élites dominantes estaban constantemente dedicados a una siempre presente guerra de clases, que se convirtió en unilateral, sólo en una dirección, cuando sus víctimas abandonaron tal lucha.
El liberal Sarkozy aplicará la tasa Tobin
El gravamen Tobin sobre las transacciones financieras ha conocido uno de los destinos más paradójicos de los últimos 40 años. Pensado por el economista liberal James Tobin en los años ’70, repudiado por la derecha liberal, defendido por los militantes antiglobalización de todo el planeta durante décadas, principalmente por la ONG Attac, bandera del socialismo europeo y tema recurrente en las negociaciones internacionales (G-20, G-7) desde que estalló la crisis en 2008, el gravamen Tobin está a punto de plasmarse gracias a la iniciativa de uno de los presidentes más liberales de la Unión Europea, Nicolas Sarkozy. El presidente francés salió del círculo del consenso y anunció que Francia llevaría a la práctica la tasa Tobin sin esperar que sus socios europeos llegaran a un acuerdo para implementarla. Berlín, Londres y Roma se mostraron particularmente hostiles al hecho de que París avance solo en este principio que duerme en el cajón de los desacuerdos desde hace muchos meses. Pese a ello, Francia mantuvo el rumbo. El consejero especial del presidente francés, Henri Guaino, precisó que Francia tomaría una “decisión al respecto” antes de finales del mes de enero.