Pongamos freno a las corporaciones: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo?

El capitalismo está en problemas. Seguramente no lo suficiente, pero tiene que lidiar con asuntos mucho más complejos que aquellos que enfrentaba hace una o dos décadas. No festejen – ni lloren – todavía. Un animal hambriento, acorralado, es más peligroso que uno bien alimentado, libre. El capitalismo se pregunta en cada momento, de dónde va a venir su próxima comida.

Desde que el neoliberalismo se volvió el modelo económico dominante a inicios de los años 80, y que el FMI ha impuesto los programas de ajuste estructural, primero en los países endeudados del Sur y ahora en Europa, los servicios públicos, en su mayoría, han sido privatizados. Pero esto no basta. Las corporaciones quieren que todos los servicios públicos se vuelvan una fuente de lucro, a la vez que no tienen inconvenientes en dejar las pérdidas al sector público. Las nuevas fronteras del asalto capitalista son la salud (a través de los seguros de salud u hospitales con fines de lucro), escuelas (con sistemas de bonos) y cárceles (con una cuota de ocupación garantizada…).

“Obama es un emperador negro”

Según Boff, el Hemisferio Sur demanda a los países centrales financiar la devastación causada por siglos de saqueo y advierte que el desarrollo sostenible del medio ambiente empieza por el combate a la pobreza y la desigualdad.

El Norte y el Sur vuelven a chocar en Río. Ese es el saldo de los primeros días de negociaciones infructuosas entre los diplomáticos de más de 100 países que participan en la cumbre Río+20 e intentan elaborar un documento único sobre qué hacer con el planeta a la deriva. Hay dos tesis en pugna. La de implantar una “economía verde” al gusto de Estados Unidos y Europa, que se desentienden del costo ambiental causado durante más de un siglo de saquear florestas y mares, una formulación rechazada por el Sur, que demanda a los países centrales financiar la devastación causada y advierte que el desarrollo sostenible del medio ambiente empieza por el combate a la pobreza y la desigualdad.

El religioso brasileño Leonardo Boff lleva años reflexionando y elaborando ensayos sobre ecología desde una perspectiva en la que retoma los fundamentos de la Teología de la Liberación. Boff, uno de los intelectuales de referencia de parte de los miles de militantes que ayer debatían bajo el sol primoroso de Río sobre cómo salvar el planeta, dinamitó los fundamentos de la “economía verde” durante una entrevista con Página/12.

Verde desteñido

La discusión sobre la propensión a tener dólares por parte de los argentinos con capacidad de ahorro se ha intensificado en las últimas semanas. El tema se abordó desde las motivaciones, influencia en el valor del tipo de cambio y su impacto en la actividad económica, la necesidad de desdolarizar segmentos como el inmobiliario. Sin embargo, sólo marginalmente se analizó otra cuestión que, si bien atañe al mediano y largo plazo, no debería dejarse de lado. Se trata de la declinación relativa que va teniendo la divisa estadounidense en la economía global. Lenta, pero muy persistente.

La influencia del dólar en el mundo, y en América latina en particular, más allá de que en la mayoría de los países de la región, singularmente en Brasil, no existe la “fiebre verde” como aquí, tiene más de medio de siglo vigencia. Ocurre desde que Estados Unidos fue uno de los ganadores de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, desde que en 1971 pateó unilateralmente el esquema de tipos de cambio fijo establecido en Bretton Woods y convirtió al dólar en moneda hegemónica.

FMI y Christine Lagarde: ¡Basta ya!

Christine Lagarde, directora general del FMI realizó unas declaraciones sobre Grecia y África que exigen algunas puntualizaciones. Hace treinta años, estallaba la crisis de la deuda del Tercer mundo. Empujados a endeudarse y a exportar cada vez más, los países del Sur sufrían en carne propia la fuerte alza de los tipos de interés y el derrumbe de los precios de las materias primas orquestado por los medios financieros internacionales. Por supuesto la corrupción, el autoritarismo y la megalomanía de algunos dirigentes de esos países exacerbaron las crisis, pero no las habían provocado. El continente africano fue especialmente golpeado, las condiciones de vida se deterioraron y los indicadores sociales son todavía alarmantes. Los servicios públicos de salud y educación, entre otros, fueron rebajados por las exigencias de los acreedores con la música de fondo del FMI. Interrogada sobre Grecia, Christine Lagarde declaró al diario británico The Guardian: «Pienso más en los pequeños alumnos de una escuela de una aldea de Níger que sólo tienen dos horas de clase por día, que comparten entre tres una silla y que tienen sed de aprender»[1]. Christine Lagarde no precisó que Níger ha estado sometido a las exigencias del FMI durante más de 25 años. No puede ignorar que la responsabilidad de que los niños y niñas de Níger no tengan acceso a una escolaridad normal recae en su mayor parte en el FMI.

¿Por qué no amaina la crisis?

¿Por qué sigue agudizándose y extendiéndose la crisis económica europea? ¿Ignorancia? ¿Demasiado poder concentrado en pocas manos? ¿O será, quizá, todo lo contrario: que los que deben tomar las decisiones necesarias no tienen el poder para hacerlo? Creo que es una diabólica combinación de estos tres factores.

Ignorancia. Está claro que ni entre los gobiernos ni entre los expertos hay acuerdo acerca de qué hacer. El debate entre los defensores de la austeridad y quienes proponen gastar más para estimular el crecimiento de la economía domina los titulares. A medida que la crisis arrecia, este debate se transforma en un torneo de frases hechas y afirmaciones superficiales. Después de todo, la austeridad no suele ser una opción entre varias. Los pobres no viven austeramente porque, después de pensarlo bien, decidieran que prefieren ser frugales. Así, para muchos países -y familias- la austeridad es una feroz e ineludible realidad. Por otro lado, imponerles más austeridad a quienes ya no pueden vivir con lo poco que tienen tampoco es una opción válida. El debate sigue y la seguridad con la cual los más renombrados economistas ofrecen sus recomendaciones contrasta con la validez de sus pronósticos.

Andrew Lo, del MIT, acaba de publicar en el Journal of Economic Literature una reseña de los 21 libros que más resonancia tuvieron en los debates sobre la crisis. Su conclusión: "De este amplio y contradictorio conjunto de interpretaciones no emerge una narrativa única; la gran variedad de conclusiones. enfatiza la desesperada necesidad que tienen los economistas profesionales de ponerse de acuerdo sobre una base de datos común de la cual puedan construir inferencias y narrativas más precisas".

En otras palabras, si los mejores economistas ni siquiera se pueden poner de acuerdo sobre cuáles son los datos relevantes para explicar la crisis, no debe sorprendernos que tampoco estén de acuerdo acerca de qué hacer para salir de ella.

Mucho poder en pocas manos. También es obvio que la crisis no es sólo económica y que las contradicciones entre los expertos no bastan para explicar lo que está sucediendo. La política tiene mucho que ver, y hablar de política es hablar de poder. Hay protagonistas de este drama que, aunque no tienen el poder para solucionar la crisis, tienen el poder de vetar las iniciativas ajenas que no les convienen y así truncar el juego. La canciller alemana, Angela Merkel, por ejemplo, es uno de estos protagonistas con enorme poder de veto. La venta de un bono único emitido por Europa es un buen ejemplo de iniciativas válidas que hasta ahora han sido frenadas por Alemania. Estos eurobonos tendrían la garantía colectiva de todo el continente, lo que disminuiría su prima de riesgo.

Pero en estos tiempos el poder no sólo se concentra en algunos países y líderes. Los financieros que tienen la capacidad de mover grandes volúmenes de capital también son protagonistas importantes del drama europeo. Si bien no pueden imponer políticas, sí pueden vetar decisiones o limitar las opciones de los gobiernos.

Poco poder en muchas manos. Por otro lado, un paradójico y contradictorio aspecto del poder en estos tiempos es su escasez, precariedad y transitoriedad. Aun los más poderosos se encuentran con inmensas limitaciones para ejercer el poder. Y además lo pierden con inusitada frecuencia, siendo reemplazados por rivales, colegas o sorprendentes contendientes que aparecen súbitamente. Merkel no puede hacer todo lo que le gustaría y sus opciones son restringidas por una miríada de micropoderes que, si bien no tienen la fuerza de imponer sus deseos, sí tienen cómo limitar a los más poderosos. Ni siquiera los líderes de las finanzas pueden hoy dormir tranquilos suponiendo que sus cargos e instituciones están a salvo de la turbulencia en la que vivimos. Incluso quienes más poder tienen sólo pueden influir sobre su evolución de manera tenue e indirecta. La crisis sigue porque en Europa no hay quien tenga el poder para contenerla. Por ahora.

La Sociedad Rural y financiera

El famoso arquitecto Alejandro Bustillo hizo el castillo estilo Tudor que los Pereda tienen en sus campos de Cañuelas, a 45 kilómetros de la sede de la Sociedad Rural Argentina. Los jardines los hizo el no menos célebre paisajista Carlos Thays. En los miles de hectáreas de alrededor, los Pereda tuvieron décadas de renta extraordinaria y de viajar los otoños bonaerenses a las magníficas primaveras parisinas.

Celedonio Pereda (h) estuvo codo a codo con otros terratenientes en las tórridas jornadas de la Apege (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias) en el verano del ’76. Pereda presidía la Sociedad Rural Argentina y sabía perfectamente que en cuestión de semanas se produciría una brutal transferencia de recursos de los sectores industriales vinculados al mercado interno hacia los sectores agroexportadores y también de la clase trabajadora hacia el sector más concentrado de la oligarquía argentina. El otro líder de aquella gesta cívica imprescindible para que los campos de concentración se llenaran de militantes y fueran convertidos en mataderos era Jorge Aguado, el presidente de Carbap (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) y de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas).

Vivir con lo vuestro

Los indicadores muestran que la economía argentina durante 2012 no tiene ningún escenario de crisis por delante. En buena medida porque muchas de las decisiones tomadas a fines del año pasado apuntaron a corregir algunas cuentas. Algunas difíciles de entender como la restricción de la compra de monedas extranjeras al menudeo o las normas de importación. Pero –más allá de los métodos con los que se otorguen las licencias de compra de artículos extranjeros o las limitaciones para que, por ejemplo, un residente peruano pueda remitir parte de sus ingresos a sus familiares de origen– el Gobierno Nacional dio muestras de intervenir en los mercados para ayudar a que las cuentas nacionales queden a salvo de los malos vientos externos. No se trata sólo de las distorsiones del comercio internacional por la crisis en las naciones llamadas desarrolladas, sino también porque la Argentina tiene todavía una pesada carga producto del desendeudamiento externo. En este sentido, entre capital e intereses, durante este ejercicio, el Estado tiene que hacer frente a vencimientos por cerca de 15 mil millones de dólares. Y esto es así por la perversa configuración de pagos que hizo Domingo Cavallo quien, asociado con la gran banca privada extranjera, dejó un sistema que fuera cavallodependiente. El desparpajo y el talento de Néstor Kirchner –apoyado en una sociedad que tomaba conciencia de la situación– permitieron el desenganche de la economía y la política nacional de los poderes externos y sus aliados nativos.

Colchón de soja

Solo basta que el Tribunal Fiscal no dé la razón a las grandes exportadoras para que el Estado reconquiste un monto no pagado gracias a un subterfugio.

Si el Tribunal Fiscal de la Nación no dilata el trámite, el Gobierno confía en contar rápido para aumentar su colchón de divisas con la mayor parte de los casi 500 millones de dólares que reclama a las exportadoras de cereales. La cifra está dentro de la que exige la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por maniobras de las cerealeras en 2007 en perjuicio del Estado nacional.

La AFIP viene tratando de cobrar 800 millones de dólares que las cerealeras eludieron con subterfugios. Ya recuperó para el Estado 383 millones aplicando medidas que abarcaron desde demandas penales hasta la persuasión sobre empresas que se allanaron a pagar sin necesidad de juicio.

Territorio y lugar: potencialidades para el análisis de la constitución de sujetos políticos: el caso de un movimiento de desocupados en Argentina

En el presente trabajo se busca introducir el debate alrededor de los conceptos de espacio, territorio, territorialidad, lugar y sus posibles incumbencias para el análisis de sujetos políticos, centrado en un caso de movimiento de desocupados en Argentina: la CTD Aníbal Verón. En primer lugar, se aborda la discusión acerca de si el espacio puede ser pensado como dimensión constitutiva de lo político o si basta pensarlo como manifestación del conflicto, demarcación de un límite y control del acceso, entendiendo el espacio construido en tanto territorio. En segundo lugar, se desarrolla el análisis de la relación de los sujetos con el espacio, su apropiación y dotación de sentido, involucrando relaciones identitarias que a menudo son analizadas a través de la categoría de lugar.

Injusticia...

Los Tratados Bilaterales de Inversión fueron promocionados durante la década del ’90 como instrumentos para una mayor cooperación económica entre los países desarrollados con las naciones en desarrollo. La prédica asociada al Consenso de Washington afirmaba que esos tratados prometían “estimular la iniciativa económica privada”, “el flujo de capitales”, “mantener un marco estable para las inversiones” y un “trato justo y equitativo” a las inversiones. Las condiciones de la “seguridad jurídica”. Sin embargo, en la práctica se constituyeron en la privatización de la soberanía económica. Con la adhesión al Ciadi, el Estado argentino quedó subordinado a ese tribunal arbitral internacional, dependiente del Banco Mundial.

La decisión política de recuperar YPF a partir de un proceso de expropiación colocó en el centro del debate los problemas derivados de la vigencia de los TBI y la pertenencia al Ciadi. Economistas, abogados y funcionarios locales e internacionales recomiendan denunciar esos tratados y construir una nueva estructura jurídica en el marco de la Unasur. Como antecedente aparece la experiencia de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Sudáfrica.