El modelo Putin: de la normalización política a la crisis de Ucrania

Se suele considerar a Rusia como un país que ha sufrido la crisis económica mundial menos que otros. En verdad, en 2008 el país sobrevivió a una violenta depresión, en la cual la caída de la producción resultó más significativa que en la mayoría de las economías desarrolladas. Sin embargo, ya al año siguiente comenzó un periodo de crecimiento, aunque bastante limitado. A esta recomposición contribuyeron las moderadas medidas keynesianas, destinadas a estimular la demanda. Estas medidas, además, fueron dictadas o solo por la tendencia del gobierno a alejarse de la habitual ortodoxia neoliberal, sino por el temor a la insatisfacción de la población que se reveló a fines de 2011.

Lejos de Nueva York

Si no media deshonestidad, hasta los opositores más férreos reconocen que el estrafalario fallo de la justicia estadounidense intentó extorsionar al país en favor de los fondos buitre. Frente al apriete imperial, el gobierno ejerció soberanía y defendió el patrimonio público. En juego no estaba solamente el valor del pago de un fallo abiertamente injusto, sino la totalidad de la reestructuración de la deuda. La oposición se mostró errática y con reacciones lentas. Su única propuesta concreta fue subordinarse al juzgado neoyorquino y pagar sin chistar. Las mejores banderas y la legitimidad quedaron del lado del gobierno, que supo capitalizarlas y recrear su mística. La disputa frente al enemigo externo logró que las dificultades económicas, profundizadas por la devaluación de enero, pasen a segundo plano, y sumó un prodigio: que la imagen presidencial crezca en el marco de una economía que se frena.

El desarrollo ayer y hoy: idea y utopía

La crisis de la globalización ha actualizado la reivindicación por el desarrollo como un complejo proceso que involucra cambios sociales e institucionales, así como formas diversas de aprendizaje democrático. Puesta en los márgenes de la discusión académica y política internacional, la economía política del desarrollo puede volver por sus fueros en la medida que la academia y los propios comandos políticos de la economía se vean impelidos a reflexionar sobre el largo plazo. La economía política del desarrollo debe hermanarse con la política para reconfigurar el significado del interés general, alineándolos tras objetivos de libertad, justicia y democracia. Tales pueden ser las coordenadas cuyo fin consista en hacer de la globalización, que es apertura e interdependencia, un vector activo en el cultivo de la densidad nacional como elemento indispensable para pensar críticamente la realidad y, como lo enseñó y practicó Prebisch, darle a la historia un curso creador de futuro.

El capitalismo en terapia intensiva

La desigualdad podría marcar las próximas décadas de las economías del norte del planeta. Wolfgang Streeck, director del prestigioso Instituto Max Planck de Sociología (Colonia, Alemania), acaba de publicar Buying time: the delayed crisis of democratic capitalism (editado en inglés por Verso Books).

En su libro, Streeck, que conversó la semana pasada con Ñ, analiza las tensiones y conflictos entre países, gobiernos, votantes e intereses capitalistas, explica cómo el impuesto se ha ido convirtiendo en deuda pública y desde ahí en el ajuste que vemos hoy en día.

Apertura de ideas

No es sólo la economía mundial la que está en crisis. La enseñanza de la economía también está en crisis, y esta crisis tiene consecuencias que van más allá de la universidad. Lo que se enseña en la universidad moldea la mentalidad de las próximas generaciones de políticos y, por tanto, da forma a la sociedad en que vivimos. No-sotros, 44 asociaciones de estudiantes de economía de 20 países diferentes, creemos que es hora de reconsiderar la manera en que se enseña la economía.

Los 80 Puntos del Movimiento Solidaridad

Por seguir los dictados del neoliberalismo, el mundo capitalista se ha metido en un callejón sin salida. Se acumularon montañas gigantescas de deuda. Títulos y acciones de todo tipo conforman Inescrutables castillos de naipes que amenazan derrumbarse al menor golpe de brisa. En medio de la crisis de la que supuestamente estamos saliendo, bancos y políticos de derecha vuelven a clamar por acciones de rescate siempre onerosas que, a fin de cuentas, inevitablemente deben ser solventadas por los contribuyentes.

“Nuestros socios internacionales tienen mucho que perder, si persisten en su actual política de austeridad”.

Alexis Tsipras, el dirigente del Partido Syriza en Grecia, es una gran esperanza de la nueva izquierda europea y un candidato a la presidencia de la Comisión Europea. Hace dos años, su partido casi se hizo con el poder político en un país que había sufrido un increíblemente rápido deterioro a causa de las duras medidas de austeridad: como devastado por una guerra, se convirtió como quien dice en un país del tercer mundo en el que se registraba una acelerada desaparición de la democracia y del estilo griego –europeo— de vida. Si las elecciones legislativas en Grecia se celebraran mañana, Syriza las ganaría con toda seguridad.