La Resolución 212 (nuevos cuadros tarifarios del gas), Shell y el señor Aranguren

 

El Decreto 1006/2016 firmado por Mauricio Macri señala que Aranguren no podrá "… intervenir durante su gestión, en todas las actuaciones que estén particularmente relacionadas con la empresa SHELL COMPAÑÍA ARGENTINA DE PETRÓLEO SOCIEDAD ANÓNIMA y/o con las empresas vinculadas a ésta, en las que pudiera corresponder su intervención en ejercicio de las competencias propias de dicho Ministerio".

El fracking como arma estratégica de EE.UU.

Dado que las energías alternativas todavía necesitan enormes subsidios como para ser viables en los países en vías de desarrollo, que la práctica del fracking es todavía incipiente y suscita recelos medioambientales y que la inercia de los activos petroleros no permitirá que las grandes compañías abandones sus equipos e infraestructura actual, se deduce que la economía mundial seguirá gravitando sobre la dependencia del petróleo en la próxima década.

Estados Unidos se convierte en el primer productor mundial de crudo

La revolución del fracking ha conseguido por fin cambiar equilibrios que se habían quedado inalterados durante décadas: Estados Unidos se convirtió en 2014 en el mayor productor mundial de petróleo, por delante de Arabia Saudí, y superó a Rusia en la clasificación de los países que extraen más hidrocarburos —el conjunto de crudo y gas—. El método de la fracturación hidráulica permitió al gigante norteamericano satisfacer el 90% de sus necesidades energéticas.

El precio del petróleo y el talón de Aquiles

BP ha lanzado recientemente su informe 2015 de prospectiva energética[1] según el cual la demanda de petróleo crecerá hasta alcanzar un volumen de 111 Mb/d (millones de barriles diarios) en 2035, 19 Mb/d más que en la actualidad. Una previsión similar a las presentadas en 2014 por la Agencia Internacional de la Energía (OCDE) y la Energy Information Administration (EEUU). El bajo precio actual del crudo a nivel internacional parece darle alas al sueño del aumento indefinido del consumo. Pero a la vez parece ser su talón de Aquiles.

Revolución shale y hegemonía

Las proyecciones sobre el futuro de los hidrocarburos no convencionales son terreno fértil para los especuladores en la geopolítica del petróleo. Sin embargo, es altamente probable que aún se desconozcan los verdaderos alcances de la revolución shale. Mientras en Argentina el fenómeno global permanece opacado por la esperanza Vaca Muerta, sus efectos más sensibles llegaron de manera indirecta. Se estima que gracias al desmoronamiento de los precios internacionales del último año, en 2015 el déficit energético externo será alrededor de un tercio del de 2014, un ahorro especialmente sensible en tiempos de escasez de dólares.

Puertas adentro, el rol de las políticas activas del Estado nacional, vía el reconocimiento de un precio boca de pozo por encima del determinado por las cotizaciones internacionales, resultó fundamental para la continuidad del proceso inversor. La proyección para el largo plazo es que el shale, apuntalado por la generación hidroeléctrica, y en menor medida la nuclear, será la clave de la sustitución completa de importaciones energéticas.

¿Configura la caída del precio del petróleo un nuevo escenario geopolítico global?

La sobreproducción en el ámbito mundial, la caída de la demanda debido a la desaceleración del crecimiento global, el alza de las cotizaciones del dólar, así como la explotación a través del aceite que otorga el hidrocarburo esquisto bituminoso (grupo de rocas sedimentarias con la suficiente abundancia en material orgánico querógeno como para producir petróleo a través de la destilación), son factores que han repercutido en la caída sostenida de las cotizaciones del oro negro desde mediados de 2014.

El precio del petróleo: ¿es la China o la FED? Un diagnóstico latinoamericano.

La abrupta disminución en el precio del petróleo ha desprestigiado el diagnóstico ortodoxo que subraya el papel concluyente de China y el exiguo efecto del mercado financiero sobre el valor del combustible. La prueba reside, por una parte, en la sincronía entre la demanda asiática en constante crecimiento y el desplome de los precios del hidrocarburo y, por otra, en la intensificación de la relación inversa entre tasas de interés de los bonos federales estadounidenses y el precio de los futuros de commodities a partir de 2009.