¿Un acuerdo social para bajar salarios?

Hace meses advertimos en esta sección de la existencia de un proyecto de acuerdo social para “reducir salarios”, pergeñado por argentinos en Ginebra. Hoy el presidente Macri anuncia que convocará para alcanzar aquel acuerdo “pro capital puro”, pero las recientes subas de precios se lo dificultan. Se pretende que los sindicatos acepten pasivamente los incrementos y, además, que acuerden los nuevos sueldos de convenio “a la baja” (ajuste), conforme inflación futura.

Restauración amarilla

El 16 de diciembre de 2015 será recordado como la fecha oficial de un nuevo cambio de régimen de acumulación, oscilación cíclica que diferencia al país de otras economías de la región más homogéneas en los objetivos de largo plazo de sus elites. Pero aunque tenga el sello de los modelos FMI para todo tiempo y lugar, la novel restauración ortodoxa no es exactamente igual a las anteriores.

El plan económico del macrismo

El principal objetivo del plan presentado por el ministro de hacienda y finanzas, Alfonso Prat Gay, es generar un marco de negocios para el gran capital que opera en el país, tanto nacional como extranjero. Ese negocio debe ser sustentable en el tiempo, esto es, reproducirse permanentemente, y para ello debe realizarse en un marco interno favorable, por lo que la oposición al plan debe ser neutralizada, si es posible con el menor grado de conflicto, para lo cual se plantea la captación, no otro es el fin de la invitación a los candidatos presidenciales, a los gobernadores, y dejarle la administración de las obras sociales a la CGT Balcarce (Caló de la UOM, Andrés Rodríguez de UPCN, Gerardo Martínez de Uocra, Pignanelli de Smata, Cavalieri por Comercio, Lingieri de Obras Sanitarias, entre otros) con la designación de Luis Scervino como presidente de la Superintendencia de Servicios de Salud, entre las primeras medidas políticas adoptadas por el nuevo gobierno.

Si hace crack...

Yo se lo voy a explicar. Es muy sencillo, si presta atención. Mire: ve allá, ese botoncito rojo, sólo es cuestión de apretarlo. Apoya el dedo índice derecho, le pone un poco de presión y ya está. En poco tiempo, todo se arregla.
–Ehhh... usted dice... que si aprieto ese botoncito... no sé... a mí me da un poco de cuiqui.
–Sí, por supuesto, es lo habitual, es comprensible. No se preocupe. Pero yo le garantizo que va a estar todo bien. Todo cambio implica riesgo, incertidumbre, sensación de abismo. Un psicólogo se lo explicaría mejor que yo. Pero quédese tranquilo. Relájese.

Las enseñanzas del vecino

Estimado lector: a cuántos políticos y analistas vernáculos habrá escuchado decir «tenemos que hacer como Brasil». Estos analistas presentan como el mayor logro de la política económica, la obtención del Grado de Inversión (GI), que significa una nota alta por parte de las calificadoras de riesgo. Sí, leyó bien, el GI lo determinan esas mismas calificadoras que dieron la máxima nota de seguridad a esos activos «tóxicos» que provocaron la crisis financiera global de 2007.

A dónde vamos

La gran discusión de Keynes en 1925 fue contra el sentido común del Tesoro británico, y los políticos, que querían regresar la libra esterlina a su paridad de antes de la Primera Guerra Mundial, y con eso al patrón oro. En ese momento, con el tipo de cambio flotante a $4.44 por libra, el debate era si devaluar la libra a $3.60 por Libra o revaluarla y restablecer la paridad de preguerra de $4.86.

Agnotología

El profesor estadounidense de Historia de la Ciencia de la Universidad de Stanford, Robert Proctor, inventó el término agnotología. Lo definió como el estudio de la ignorancia inducida con la publicación de datos tendenciosos. La industria del tabaco es una de las áreas que Proctor ha estudiado con más dedicación. Otro investigador, Philip Mirowski, historiador y filósofo del pensamiento económico de la Universidad de Nôtre Dame, aplicó ese concepto a la economía, y lo presentó en su último libro Nunca dejes que una crisis te gane la partida. Existe un sólido bloque de analistas, economistas del establishment y hombres de negocios obsesionados con el kirchnerismo que son maestros en el arte de la agnotología.