Los “desaparecidos” del imperio
Un artículo reciente firmado por John Tirman, director del Centro de Estudios Internacionales del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y publicado en el Washington Post, plantea con crudeza una reflexión sobre un aspecto poco estudiado de las políticas de agresión del imperialismo: la indiferencia de la Casa Blanca y de la opinión pública en relación a las víctimas de las guerras que Estados Unidos libra en el exterior.
Como académico “bienpensante” se abstiene de utilizar la categoría “imperialismo” como clave interpretativa de la política exterior de su país; su análisis, en cambio, revela a los gritos la necesidad de apelar a ese concepto y a la teoría que le otorga sentido. Tirman expresa en su nota la preocupación que le suscita, en cuanto ciudadano que cree en la democracia y los derechos humanos, la incoherencia en que incurrió Barack Obama –no olvidemos, un Premio Nóbel de la Paz- cuando en su discurso pronunciado en Fort Bragg (14 de Diciembre de 2011) para rendir homenaje a los integrantes de las fuerzas armadas que perdieron la vida en la guerra de Irak (unos 4.500, aproximadamente) no dijo ni una sola palabra de las víctimas civiles y militares iraquíes que murieron a causa de la agresión norteamericana.
El IADE presentó "Realidad Económica" en su nueva edición digital segura
El pasado lunes 21 de noviembre, el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE), presentó formalmente la versión digital de la revista Realidad Económica.
El evento, que tuvo lugar en la sala Meyer Dubrovsky del Centro Cultural de la Cooperación, contó con la presencia de un panel conformado por el presidente del IADE, Lic. Sergio Carpenter Vallejos, el Sr. Jorge Oscar Barrios, presidente de la editorial Aplicación Tributaria S.A, el Lic. Juan Carlos Amigo, actual director de la revista, y el Sr. Martín Barrios, responsable a cargo del proyecto de Libro Digital Argentino (LDAR).
El Lic. Carpenter Vallejos, fue quien dio inicio a la jornada haciendo una revisión de las tareas realizadas durante años por el IADE, para lograr obtener esta nueva versión. Sus palabras, de alguna manera, sintetizaron el esfuerzo y el rumbo que la institución adoptó hace cuatro años con el objetivo de alcanzar y fortalecer su presencia digital.
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Irak, otra derrota político-militar de EE.UU.
Mirado desde 1945, el récord político-militar de Estados Unidos en las guerras prolongadas es mediocre. La guerra de la península coreana de 1950-1953, que contó con la activa participación de Estados Unidos, terminó con un armisticio que estableció la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur en el paralelo 38, es decir, con la situación idéntica al inicio de las hostilidades. Esa guerra, que en Estados Unidos careció de fuerte apoyo de la opinión pública, no tuvo un bando victorioso.
Más adelante vino la Guerra de Vietnam (1960-75). Con casi tres millones de vietnamitas, entre 200.000 a 300.000 camboyanos, 20.000 a 200.000 laosianos y 58.220 estadounidenses muertos, Washington se retiró del país asiático desgastado en el campo de batalla y presionado por vastas movilizaciones internas. El desastre político-militar en Vietnam fue estrepitoso.
Acerca de la nulidad absoluta de los laudos arbitrales del CIADI y vías procesales para su impugnación
Es de público y notorio la presión que EEUU está ejerciendo sobre la Argentina para que pague los laudos del tribunal arbitral del Banco Mundial -CIADI-, dictados por éste en las causas promovidas por Blue Ridge, cesionaria de CMS, accionista minoritario de Transportadora de Gas del Norte (caso ARB/01/8, monto de la condena u$s 133,02 millones, más intereses) y por Azurix Corp. del Estado de Delaware (EEUU) , accionista de la ex concesionaria del servicio de agua potable y cloacas de 71 ciudades bonaerenses (caso ARB/01/12, monto de la condena u$s 165,2 millones más intereses).
VII Jornadas Sociología
I Jornadas de Desarrollo // El debate sobre la minería
I Jornadas de Desarrollo
El debate sobre la minería
Buenos Aires, 13 de diciembre de 2011
Sala Jacobo Laks - Centro Cultural de la Cooperación
(Av. Corrientes 1543 - CABA)
En las últimas décadas, la actividad minera experimenta un fuerte proceso de crecimiento en la Argentina y el resto de la región. Cambios en la legislación impulsados por el Estado neoliberal de los noventa han incentivado la concreción de distintos proyectos mineros, cuya principal modalidad ha sido la megaminería metalífera, la minería a cielo abierto.
Varias son las discusiones fundamentales que atraviesan la cuestión minera: la generación de empleo, el impacto en las economías provinciales, la contaminación ambiental, la propiedad, la gestión y el control de los recursos mineros, el papel de las empresas multinacionales y, en relación a estos puntos, la cuestión de la soberanía nacional sobre los recursos y el rol del Estado en la actividad. Los problemas ambientales derivados de la minería -entre otros- han impulsado la formación de un movimiento ciudadano de rechazo a la actividad.
Presentación de la edición digital segura de la revista “Realidad Económica”
Hoy a partir de las 18,30 hs. en el Centro Cultural de la Cooperación sito en Avda. Corrientes 1543 de CABA, en el 3° piso Sala Meyer Dubrovsky, tendrá lugar la presentación en formato digital seguro, de la publicación “Realidad Económica”, revista que viene editando el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) desde hace 40 años.
El evento tendrá lugar en el marco de la firma de un convenio entre esa institución y Aplicación Tributaria S.A. Esta última desde hace más de dos años viene desarrollando una innovadora plataforma digital para la publicación de textos seguros de su propio sello editorial.
Participarán de la presentación, el presidente del IADE, Lic. Sergio Carpenter Vallejos, el Director de la revista “Realidad Económica”, Lic. Juan Carlos Amigo y el presidente de Aplicación Tributaria S.A, Sr. Jorge Oscar Barrios.
Crisis Mundial. Actualidad y Perspectiva
Programa de las VII Jornadas Interdisciplinarias
Programa de las VII Jornadas Interdisciplinarias
Putrefacción moral
El brutal asesinato de Muammar Khadafi a manos de una jauría de mercenarios organizados y financiados por los gobiernos “democráticos” de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña actualiza dolorosamente la vigencia de un viejo aforismo: “Socialismo o barbarie”. No sólo eso: también confirma otra tesis, ratificada una y otra vez que dice que los imperios en decadencia procuran revertir el veredicto inexorable de la historia exacerbando su agresividad y sus atropellos en medio de un clima de insoportable descomposición moral. Ocurrió con el Imperio Romano, luego con el español, más tarde con el otomano, después con el británico, el portugués y hoy está ocurriendo con el norteamericano. No otra es la conclusión que puede extraerse al mirar los numerosos videos que ilustran la forma en que se “hizo justicia” con Khadafi, algo que descalifica irreparablemente a quienes se arrogan la condición de representantes de los más elevados valores de la civilización occidental. Sobre ésta cabría recordar la respuesta que diera Mahatma Gandhi a la pregunta de un periodista, interesado en conocer la opinión del líder asiático sobre el tema: “es una buena idea”, respondió con sorna.
El imperialismo necesitaba a Khadafi muerto, lo mismo que Bin Laden. Vivos eran un peligro inmediato, porque sus declaraciones en sede judicial ya no serían tan fáciles de ocultar ante la opinión pública mundial como lo fue en el caso de Saddam Hussein. Si Khadafi hablaba podría haber hecho espectaculares revelaciones, confirmando numerosas sospechas y abonando muchas intuiciones que podrían haber sido documentadas contundentemente por el líder libio, aportando nombres de testaferros imperiales, datos de contratos, comisiones y coimas pagadas a gestores, cuentas en las cuales se depositaron los fondos y muchas cosas más. Podríamos haber sabido que fue lo que Estados Unidos le ofreció a cambio de su suicida colaboración en la “lucha contra el terrorismo”, que permitió que en Libia se torturara a los sospechosos que Washington no podía atormentar en Estados Unidos. Habríamos también sabido cuánto dinero aportó para la campaña presidencial de Sarkozy y qué obtuvo a cambio; cuáles fueron los términos del arreglo con Tony Blair y la razón por la cual hizo donativos tan generosos a la London School of Economics; cómo se organizó la trata de personas para enviar jovencitas al decrépito fauno italiano, Silvio Berlusconi, y tantas cosas más. Por eso era necesario callarlo, a como diera lugar.
El último Khadafi, el que se arroja a los brazos de los imperialistas, cometió una sucesión de errores impropios de alguien que ya venía ejerciendo el poder durante treinta años, sobre todo si se tiene en cuenta que el poder enseña. Primer error: creer en la palabra de los líderes occidentales, mafiosos de cuello blanco a los cuales jamás hay que creerles porque más allá de sus rasgos individuales –deleznables salvo alguna que otra excepción– son la personificación de un sistema intrínsecamente inmoral, corrupto e irreformable. Le hubiera venido bien a Khadafi recordar aquella sentencia del Che Guevara cuando decía que “¡no se puede confiar en el imperialismo ni un tantito así!”. Y él confió. Y al hacerlo cometió un segundo error: desarmarse. Si los canallas de la OTAN pudieron bombardear a piacere a Libia fue porque Khadafi había desarticulado su sistema de defensa antiaérea y ya no tenía misiles tierra-aire. “Ahora somos amigos”, le dijeron Bush, Obama, Blair, Aznar, Zapatero, Sarkozy y Berlusconi y él les creyó. Tercer error, olvidar que como lo recuerda Noam Chomsky, Estados Unidos sólo ataca a rivales débiles e inermes, o que los considera como tales. Por eso pudo atacar a Irak, cuando ya estaba desangrado por la guerra con Irán y largos años de bloqueo. Por eso no ataca a Cuba, porque según los propios reportes de la CIA ocupar militarmente la isla le costaría un mínimo de veinte mil muertos, precio demasiado caro para cualquier presidente.
Los imperialistas le negaron a Khadafi lo que les concedieron a los jerarcas nazis que aniquilaron a seis millones de judíos. ¿Fueron sus crímenes más monstruosos que las atrocidades de los nazis? Y el fiscal general de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, mira para otro lado cuando debería iniciar una demanda en contra del jefe de la OTAN, causante de unas 70.000 muertes de civiles libios. En una muestra de repugnante putrefacción moral la secretaria de Estado Hillary Clinton celebró con risas y una humorada la noticia del asesinato de Khadafi. (Ver http://www.youtube.com/watch?v=Fgcd1ghag5Y) Un poco más cautelosa fue la reacción del Tío Tom (el esclavo negro apatronado que piensa y actúa en función de sus amos blancos) que habita en la Casa Blanca, pero que ya hace unas semanas se había mostrado complacido por la eficacia de la metodología ensayada en Libia, la misma que advirtió podría ser aplicada a otros líderes no dispuestos a lamerle las botas al Tío Sam. Esta ocasional victoria, preludio de una infernal guerra civil que conmoverá a Libia y todo el mundo árabe en poco tiempo más, no detendrá la caída del imperio. Mientras tanto, como lo observa un agudo filósofo italiano, Domenico Losurdo, el crimen de Sirte puso en evidencia algo impensable hasta hace pocos meses: la superioridad moral de Khadafi respecto de los carniceros de Washington y Bruselas. Dijo que lucharía hasta el final, que no abandonaría a su pueblo y respetó su palabra. Con eso le basta y sobra para erguirse por encima de sus victimarios.