La industria en crisis bajo la convertibilidad. Diagnóstico y demandas de la Unión Industrial Argentina

Tras las crisis asiáticas y rusa de 1997-1998, Argentina atravesó el más profundo deterioro económico de su historia, que terminó con la caída de la convertibilidad. El objetivo de este trabajo es analizar la acción política de los empresarios industriales en 1998-2001, atendiendo a la situación de la industria, uno de los sectores más afectados. Buscamos reconstruir las respuestas de los empresarios industriales, a través del diagnóstico y las propuestas realizadas por la UIA, organización corporativa de los empresarios industriales. En este diagnóstico y propuestas tenían un lugar central las críticas al deterioro de la competitividad que afectaba a la producción de bienes y la defensa de las transformaciones de los años noventa. En nuestro análisis, utilizamos estadísticas oficiales, documentos de la UIA, discursos y declaraciones de los principales dirigentes de dicha asociación empresaria.

“Una gran transferencia a los ricos”

“Las primeras medidas del gobierno de Mauricio Macri son preocupantes: en particular, el recorte permanente en los impuestos a la exportación es una gran transferencia a los ricos, con un gran costo para los trabajadores ordinarios. Cualquiera que sean los beneficios de eficiencia, las consecuencias distributivas y para el desarrollo no pueden ser ignoradas”, señaló ayer el Premio Nobel en Economía, Joseph Stiglitz, en un artículo que firmó junto al economista Martín Guzmán. El economista alertó también sobre los riesgos de la devaluación en los precios internos a través de una suba de los bienes transables (exportables) y los importados y la caída del mercado interno producto de los despidos. “A la vista de las crecientes presiones inflacionarias, el Banco Central probablemente elevará las tasas de interés. Si se hace con cuidado, esto podría reducir la demanda suficiente para restaurar un aparente equilibrio macroeconómico”, remarca. No obstante, alerta que incluso si se dan estas condiciones, el aumento de despidos en distintos sectores donde no haya cuellos de botella lo más probable es que empuje hacia arriba la tasa general de desempleo, y con la inflación sólo domesticada en parte, la actividad caería en un proceso de estanflación.

El yuan y su conversión en moneda de reserva

Los primeros días del año 2016 vinieron acompañados por serios problemas de bolsa. Entre ellos se señala a China y el mercado de Shanghái. Para un lector que desconoce cuándo y cómo se abrió el mercado de Shanghái y sobre todo las razones de hacerlo, no queda claro si lo que hay es un colapso de la economía del país o una guerra cambiaria donde China ha decidido debilitar al dólar, sobre todo si leen los periódicos anglosajones. En realidad, China crece a 6.9%, de las tasas más altas del mundo seguida por Bolivia y está intentando entrar a jugar en las grandes ligas comenzando por internacionalizar el Yuan.

¿Es posible mejorar la reestructuración de las deudas soberanas?

Las crisis de deudas soberanas constituyen una de las grandes disfuncionalidades de la globalización financiera actual. La evolución de los mercados internacionales de crédito soberano agregó complejidad a los procesos de reestructuración de deudas soberanas. A diferencia de las bancarrotas empresarias, los incumplimientos de deudas soberanas tienen implicaciones macroeconómicas nacionales y globales de carácter sistémico. El enfoque contractual de reestructuración de deudas soberanas vigente puede ser cada vez menos potente en superar los problemas de acción colectiva. Sin embargo, ésta es la única opción viable en la actualidad. Las propuestas recientes por parte del International Capital Market Association (icma) pueden mejorar sustancialmente dicho enfoque. Aunque interesante como idea, la alternativa estatutaria es aún impracticable.

El discreto entierro de la Ronda de Doha

Ha pasado casi desapercibido, pero a finales del año pasado, en la reunión ministerial en Nairobi de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con la participación de 164 países, se enterró discretamente la Ronda de Doha, tras 14 años de esfuerzos inútiles. Se trataba con ella de dar un nuevo impulso a la liberalización del comercio internacional. Se la bautizó como la “ronda del desarrollo”, pues pretendía reducir las barreras al comercio, con una apertura desigual para los países industrializados y para los más rezagados, que pedían mayor capacidad de penetración para sus productos. Iniciada en 2001, dos meses después de los ataque del 11 de septiembre, en la reunión en la capital de Qatar, tras la Ronda Uruguay, tenía que haberse cerrado en 2005, entre otras cosas, reduciendo las ayudas a la exportación de productos agrícolas. Algo que sí se ha acordado, relativamente, a este respecto en Nairobi, junto a otros avances. Pero la idea de un gran acuerdo ha muerto.

Faltan los dólares para empezar la fiesta

El candidato Mauricio Macri lo reiteró varias veces en el tramo final de la campaña para las elecciones presidenciales: el país no tiene problemas de divisas, le sobran divisas por sus excedentes exportables. Sólo hacía falta remover “el cepo cambiario” para que los exportadores “pudiesen vender, porque a este dólar que no existe, nadie puede cubrir los costos”, resumía. El dólar inexistente era el oficial en torno de los 9,50 pesos, corrían las últimas semanas de octubre, primeras de noviembre, y cada vez más claramente la idea de Macri Presidente se asociaba a una megadevaluación y quita de retenciones al agro, para que “los exportadores traigan los dólares”.

Construir una crisis

La conjunción de diagnósticos negativos exagerados acerca de las variables económicas que dejó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con afirmaciones falaces sobre el impacto de las primeras medidas económicas difundidas por el equipo liderado por el ministro Alfonso Prat-Gay y la insólita eliminación de todos los indicadores estadísticos del Indec-Todesca, facilitan el maquillaje u ocultamiento del extraordinario ajuste sobre el salario y las jubilaciones del gobierno de Mauricio Macri. La fábula de la crisis para justificar medidas regresivas de la distribución de la riqueza no es sólo un recurso de marketing electoral o de la gestión de gobierno, sino que está respaldada por documentos teóricos de economistas. Esas investigaciones académicas postulan la necesidad de una crisis para poder avanzar en profundas reformas regresivas en términos sociales. Y si no se presenta la crisis, como fue el intento fallido del establishment durante el año pasado, la tarea es construir el sentido de la existencia de una crisis o, en forma más fulminante, instrumentar medidas (megadevaluación, tarifazo, shock inflacionario, despidos) para provocar una crisis culpando de ella a la herencia recibida.

Desregulación financiera y endeudamiento

Uno de los rasgos fundamentales del neoliberalismo fue la dependencia del sistema financiero internacional. En otras palabras, la economía obtenía los dólares que necesitaba para funcionar a partir del ingreso de enormes flujos de deuda externa. Así fue como la deuda externa entre 1975 y 2001 se multiplicó por 17,7. Asimismo, en esos años los negocios financieros al interior del país fueron los más dinámicos de la economía por la generosa rentabilidad que ofrecían.

¿Un acuerdo social para bajar salarios?

Hace meses advertimos en esta sección de la existencia de un proyecto de acuerdo social para “reducir salarios”, pergeñado por argentinos en Ginebra. Hoy el presidente Macri anuncia que convocará para alcanzar aquel acuerdo “pro capital puro”, pero las recientes subas de precios se lo dificultan. Se pretende que los sindicatos acepten pasivamente los incrementos y, además, que acuerden los nuevos sueldos de convenio “a la baja” (ajuste), conforme inflación futura.