EEUU y China: poder económico y poder militar

Jorge Molinero * (Especial para sitio IADE-RE) | En un reciente artículo sobre las actuales disputas comerciales entre Estados Unidos y China concluíamos que la guerra comercial iniciada por los primeros era el esfuerzo del gobierno de Trump por impedir el ascenso de éstos a posiciones capaces de disputar la hegemonía mundial. Aquí analizaremos brevemente aquello que está más allá de las disputas de corto plazo.

La China de Xi Jinping

Fui invitado por la Universidad de Pekín a participar del II Congreso del Pensamiento Marxista y de la fundación de la Asociación Mundial del Marxismo. Los eventos se dieron en un nuevo momento decisivo en la historia de China y hacen parte de ese momento.

El BAII golpea el tablero financiero mundial

 

Ante el asombro del mundo, el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) suma ya a 84 países en su lista de integrantes, con lo cual desbanca rápidamente al Banco Asiático de Desarrollo. Interesada en trabajar de forma colectiva, China realizará seguramente sus proyectos de infraestructura, pero tendrá que conciliar una gran variedad de intereses para lograr sus ambiciosas iniciativas.

Geopolítica del siglo XXI: volatilidad por todos lados

Puede argüirse que el ámbito más fluido en el sistema-mundo moderno, que está en crisis estructural, es el geopolítico. Ningún país está cercano a dominar este ámbito. La última potencia hegemónica, Estados Unidos, ya lleva tiempo actuando como un gigante incapaz. Tiene poder para destruir pero no para controlar la situación. Sigue proclamando reglas que espera que otros sigan, pero puede ser, y es, ignorado.

Xi y la democracia

 

La decisión del Partido Comunista chino de avanzar en reformas constitucionales que incluyen, entre una decena de cambios propuestos, la eliminación de la cláusula limitante a una reelección presidencial indefinida, ha levantado una gran polvareda. En Occidente, reaccionan negativamente analistas, sinólogos y medios de comunicación, en tanto en China se argumenta que los cambios se adaptan al actual escenario global y local, al tiempo que critican a quienes no comprenden la política de Beijing o bien la observan a través del prisma de la “democracia liberal y multipartidaria”, ajena a la tradición asiática y hoy en crisis, afirman.

China, el Socialismo y la “Línea de Masas”

 

En Octubre de 2014, invitado por la Academia Nacional de Ciencias Sociales de China, participé en los Foros Mundiales sobre “El Socialismo como Inevitable Superación del Capitalismo” y sobre el relanzamiento de la política de la “Línea de Masas” de Mao Zedong, realizados en Beijing y en Xiangtan (ciudad de nacimiento de Mao Zedong). Esta experiencia fortaleció mi convicción sobre la importancia mundial de China y que lo que ocurra allí nos afectará profunda y crecientemente a todos, particularmente en regiones como nuestra América Latina, donde China aparece como una alternativa cada vez más importante para ganar independencia respecto de los centros desarrollados del capitalismo. Más aun considerando su central participación en el BRICS (grupo económico integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

China y Alemania en el capitalismo global ¿Rivales o socios? ¿Socios de negocios en el sur global?

Ariel M. Slipak* (Especial para sitio IADE-RE) | Sin duda alguna, uno de los cambios más significativos para la Economía Política Internacional de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI es que la República Popular de China (RPCh) pase a ocupar un lugar cada vez más relevante desde lo productivo, comercial y financiero a escala global, pero también desde las aristas tecnológica, militar, poderío al interior de organismos internacionales y por ende capacidad de ejercer coacción –o coerción- sobre terceros países.

A la deriva y sin timón

 

A comienzo del Siglo XXI podemos dividir la economía mundial en dos grandes franjas, por un lado el capitalismo central del grupo de los 7 (EEUU, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Inglaterra y Japón) que fue en la segunda parte del siglo XX predominante, y eran los que pregonaban “teóricamente” el libre comercio y sostenían que los Estados debían reducir su participación y dejar que los mercados definan lo que debe producir la economía mundial, eufemismo en que las grandes corporaciones penetraban por su mayor conocimiento técnico y economía de escala en todos los países, conformando cadenas globales de valor que los tenían a ellos como centro y los demás debían subordinarse de manera tal que dichas cadenas administradas por las empresas transnacionales de esos países, representaban el 80% del intercambio mundial.