Fiebre amarilla en Buenos Aires

La epidemia conmovió a la sociedad porteña. Algunos pensaron que había llegado la hora de rajar o morir. Otros decidieron quedarse para enfrentar la tragedia. Estaban en minoría, pero la tarea comunitaria se reveló esencial.

Las guerras se pagan caras. El diablo mete la cola y siempre tiene revancha. Volvían los ejércitos del Paraguay dejando desolación y muerte. El general Bartolomé Mitre le entregaba el gobierno a Domingo Faustino Sarmiento con el poco afecto que los unía. Y con esa manía de cambiar de mando el 12 de octubre, porque celebraban el día de la raza. En eso estaban “contestes”, de acuerdo. Corría 1868 y la soldadesca argentina, llena de federales retobados sometidos por los unitarios, todavía regaba el Paraguay de sangre. Propia y ajena. Algunos de los milicos que volvían traían pestes. Daba asco verlos harapientos, tosiendo, débiles, con los ojos saltados.

A Buenos Aires llegaba el cólera, como burlándose de los que pisoteaban guaraníes. Los victoriosos, algunos de ellos, volvían con la peste. Cólera. Se cagaban encima. La diarrea les provocaba una sed insaciable. Y llegados a Buenos Aires, antes de morir, contagiaban a todos. Miles y miles de difuntos.

Histórica resolución por la igualdad

El Consejo de los Derechos Humanos reconoció, por primera vez, la existencia de esa discriminación. Y reclamó a los países que cambien la legislación. Argentina votó a favor: fue copatrocinante de la moción ganadora. Se opusieron africanos y árabes.

Por primera vez en su historia, la Organización de las Naciones Unidas reconoció que existe la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género. El paso, fundamental para la redefinición de qué se entiende por igualdad, fue la resolución del Consejo de los Derechos Humanos que pidió a los Estados actuar para poner fin a la discriminación al colectivo LGBT y, además, encargó a la comisionada de Derechos Humanos, Navanethem Pillay, que documente la situación a este respecto "en todas las regiones del mundo" y presente el estudio en diciembre de este año. Argentina fue uno de los copatrocinantes de la resolución, que obtuvo 23 votos a favor (entre ellos, los de todos los países americanos presentes en el Consejo) y 19 en contra (países africanos y árabes, que habían reclamado definir previamente qué se entiende por "orientación sexual"), además de tres abstenciones. El texto destaca la necesidad de combatir esa discriminación, dado que "todos los seres humanos han nacido libres e iguales en dignidad y derechos".

Se inauguró la megamuestra Tecnópolis

Ayer, al caer la tarde, finalmente abrió sus puertas la megamuestra que invita a recorrer doscientos años de logros científicos e industriales, Tecnópolis.

"Tecnópolis es una muestra de nuestra potencia. De lo que fuimos y de lo que somos capaces los argentinos cuando avanzamos por el camino del conocimiento", anuncia uno de los carteles que flanquean la entrada. "Decir presente mirando el futuro", agrega otro.

Y basta con ingresar en el inmenso predio de 50 hectáreas donde se erigen decenas de stands y pabellones de organismos del sistema científico, reparticiones públicas e industrias privadas de alta tecnología, para encontrarse de lleno con un modelo del lanzador de satélites que está planeando la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, el Tronador II, un proyecto para el que hay que dominar una compleja tecnología que pocos países poseen.

La exhibición fue inaugurada ayer por la presidenta Cristina Kirchner mientras todavía se daban las última puntadas. Exigió desplazar 450m3 de tierra y 40.000 toneladas de escombros, tarea en la que trabajaron dos mil personas (para desmalezar el terreno) y 12.000 cooperativistas. Es recorrida bajo tierra por ocho kilómetros de fibra óptica y, sobre la superficie, por un tren interno con dos kilómetros de recorrido.

"Se trata de la feria tecnológica más grande que se haya hecho en la Argentina -se entusiasma Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que participa con 14 stands-. Está centrada en la ciencia, la tecnología y el arte, e intenta mostrar que éstas aportan transversalmente a todas las disciplinas y también a la gestión pública."

Entre las innumerables atracciones que propone figuran un modelo de la "máquina de Dios", un túnel dedicado a la biodiversidad donde están representados los distintos ecosistemas de la Argentina, tanques y aviones que fueron producto de la industria nacional, una "experiencia antártica", un simulador de Fórmula 1 con pistas que fueron relevadas por satélite y permiten entrenar a pilotos... "Los chicos que lo usen van a tener la sensación de manejar en una verdadera pista de carrera", dice Barañao.

Hay también una exhibición del Observatorio Pierre Auger, de Malargüe, que explica cómo se detectan las partículas cósmicas de alta energía y tiene un planetario para ciegos donde muchos percibirán por primera vez una representación del firmamento.

"Fue una tarea faraónica: hace dos meses esto era un cañaveral y ahora es Disney -bromea Barañao-. Es una obra extremadamente compleja. Creo que es algo inédito, nunca se hizo un esfuerzo tan grande para dar a conocer lo que nuestro país produce en ciencia y tecnología."

Según el ministro, hay planes para que la muestra sea permanente y se convierta en un verdadero polo tecnológico. "Estamos trabajando sobre una estructura de cemento que tiene unos 30 años para instalar ahí la Fundación Sadosky y un complejo de empresas del software -afirma-. Queremos que esto integre una nueva área de difusión de la ciencia, junto con el Museo Nacional de Ciencias Naturales y el que estará en el edificio de las ex Bodegas Giol, con exposiciones itinerantes, elaborar material didáctico para recorrer el país. Ya tenemos propuestas del [Museo] Smithsonian, de Washington, del British Council y del Deutsches Museum, en Alemania, para recibir asesoramiento y hacer intercambio de muestras."

La exposición, donde habrá también espectáculos y otras actividades, estará abierta hasta el 22 de agosto, de martes a domingos de 12 a 20 hs. con entrada libre y gratuita. El programa diario podrá consultarse en www.tecnopolis.mincyt.gob.ar .

La industria argentina en las últimas décadas: una mirada estructural a partir de los datos censales

La reciente publicación de los tabulados básicos del Censo Nacional Económico realizado entre 2004 y 2005 (con datos referidos al año 2003), brinda elementos de juicio suficientes como para encarar un análisis estructural de la industria argentina. En ese marco, de cotejar tal información con la de los relevamientos censales de 1973, 1984 y 1993 se puede acceder a una visión panorámica de los principales cambios registrados en el sector fabril local en el transcurso de las tres últimas décadas.

Se trata de un horizonte temporal interesante dada su contemporaneidad con cambios sustantivos en el entorno macroeconómico en el que se inscribe el desenvolvimiento industrial y, con ello, en el interior de la propia actividad manufacturera.

El quiebre del proceso sustitutivo, que hasta mediados del decenio de 1970 y al cabo de más de cuatro décadas había tenido al sector fabril como eje ordenador y dinamizador de la economía en su conjunto, devino en una prolongada fase de hegemonía de la valorización financiera y el ajuste estructural, como régimen económico dominante en el que la industria asistió a una profunda y muy heterogénea reestructuración tecnoproductiva, organizativa y en las formas de articulación del tejido fabril. En otras palabras, a un complejo y generalizado redimensionamiento de laactividad inscripto en un intenso proceso de desindustrialización y reestructuración regresiva sectorial.

Bienvenida Tecnópolis

En la Argentina de hoy se están produciendo acontecimientos tan significativos en el ámbito científico, tan distintos de todos los que hemos vivido en las últimas décadas, que merecen una mirada diferente por parte nuestra también. Cualquiera que hubiera vivido en nuestro país durante los últimos 40 años (más o menos) entiende de lo que hablo. La ciencia fue siempre considerada algo exótico, de elite. No me refiero solamente a los presupuestos siempre miserables, sino que lo que cambió es la actitud, la disposición, el interés y por ende la valoración. Hoy hay vasos comunicantes. Hoy hay gente que escucha, pregunta, se interesa, opera y resuelve. Hace un mes fue el tema del satélite que mereció la tapa de este diario (y debió haber sido nota de “tapa” de cualquier medio de comunicación de nuestro país). Hoy es Tecnópolis, que también fue la nota de tapa de Página/12. Pero hay una disposición diferente. Al Poder Ejecutivo le interesa. Hay gente dentro de la clase política que pregunta. No sólo eso: pregunta y luego las respuestas son vinculantes.

La cultura, los cereales y la civilización

Todas o casi todas las culturas humanas se basaron en el cultivo de algún cereal: trigo, maíz, arroz, mijo. Parecería que sin los cereales no existe la civilización. Pero los cultivos plantean problemas para alimentar a poblaciones siempre crecientes

–¿A qué se dedica usted?
–Ecofisiología de cultivos.

–Cuénteme qué es eso.
–Los ecofisiólogos abarcamos una escala de los cultivos creciendo a campo abierto. Es, básicamente, el estudio de las plantas en comunidad.

–¿Y qué problemas plantea esa disciplina? ¿Qué problemas está tratando usted de resolver?
–Problemas, por suerte, hay muchos. Y por eso surgen tantas cosas interesantes. Quizás el desafío más grande que tenemos en estos últimos años es que, al aumentar la población, las fuentes de alimentación deben crecer proporcionalmente. El desafío que ha tenido la agronomía desde siempre es mantener la producción de alimentos más o menos a la par de los requerimientos en aumento. Es una preocupación permanente, porque es necesario siempre aumentar la producción.

–¿Y cuál es su tema específico?
–Los últimos proyectos tienen que ver con las bases fisiológicas para el mejoramiento genético y agronómico del cultivo de maíz en condiciones de estrés abiótico.

–¿Estrés abiótico?
–Es aquel relacionado con problemas de índole “física”: temperatura, humedad, falta de agua, nutrientes que se toman del suelo. Los bióticos son, justamente, los producidos por agentes biológicos (plagas, etcétera).

–Entonces, tenemos un maíz estresado. Le confieso que me resulta raro hablar de maíz estresado. ¿Qué hace con eso?
–No siempre se hace lo mismo. Cada ambiente tiene sus particularidades, y no hay una receta mágica para cualquier sistema. No puedo dar una respuesta unívoca sobre cuál es la solución para un ambiente donde hay falta de agua. Porque una vez que se sabe que hay falta de agua, es necesario saber de qué tipo de falta de agua se trata.

–¿Y qué pasa con el pobre maíz estresado? ¿Crece o no crece?
–Caracterizar una situación de estrés es muy simple, porque se suele tener como referencia la situación normal, en que no existe el estrés. La pregunta es cómo sería el crecimiento si el estrés no estuviera. Salvo que hablemos de una restricción permanente (como un suelo con PH bajo), la falta de agua podría resolverse, por ejemplo, regando.

–¿Y eso lo hacen a pedido de un productor?
–No. Nosotros tenemos líneas de investigación financiadas públicamente. Es el mismo esquema que cualquier otra investigación.

–Usted, entonces, investiga las situaciones posibles de estrés.
–Sí. En el país es sencillo, porque nosotros practicamos una agricultura de secano para los cultivos que llamamos extensivos. Es decir: no se riegan. Los cultivos sobrevivirán con lo que el suelo sea capaz de almacenar más el aprovisionamiento de agua en los períodos de lluvias. El tema agua es y va a seguir siendo un problema. Todos los que hacemos trabajo de campo sabemos, al mismo tiempo, que el estrés térmico ha aumentado. Todas las proyecciones a futuro pronostican que va a haber eventos de golpes de calor. Y eso hay que analizarlo.

–El maíz es un cereal, y antiguamente (antes de la conquista) el cereal básico de la alimentación americana. Los europeos, antiguamente, tenían el trigo; los orientales, el arroz. Me preguntaba por qué todas las civilizaciones tienen en la base de su alimentación un cereal.
–Yo imagino que tiene que ver con la composición de los cereales: son carbohidratos. Es una moneda de fácil utilización para el organismo, es energético, la mayoría de los seres humanos los ingerimos de manera importante, sentimos cuando nos falta y tenemos una harina como base de nuestras dietas. Al mismo tiempo, los cultivos de cereales son altamente productivos. Más allá de las restricciones particulares, un cereal va a ser mucho más voluminoso que uno oleaginoso-proteico. Un cultivo de trigo va a producir más kilos que uno de alguna legumbre de invierno (lentejas, por ejemplo). Uno de maíz va a producir más kilos que uno de soja. A la planta le cuesta poco producir ese grano, porque hay poco cambio entre lo que está fotosintetizando (un carbohidrato) y lo que está almacenando en ese grano (almidón, es decir, carbohidratos reacomodados). En cambio, hacer un aceite o hacer una proteína tiene un costo metabólico adicional, y ese costo se “paga” en volumen. Ahora bien: si uno multiplicara el kilaje de cultivo de soja o de girasol por la cantidad de calorías, la productividad no es tan baja (porque tiene un valor energético mayor el aceite que un simple carbohidrato). Pero a la hora de llenar el estómago, los carbohidratos son maravillosos.

–¿Cómo se define un cereal?
–Dentro de los cereales uno agrupa varias especies, fundamentalmente gramíneas.

–Y los cereales, además del trigo y el maíz, son...
–Trigo, avena, cebada, centeno (cereales de invierno). Maíz, sorgo, mijo (cereales de verano).

–¿Y el arroz?
–Es de verano.

–¿Y por qué se eligió históricamente el maíz aquí?
–Tiene que ver con los requerimientos. Cada especie tiene un lugar de origen. El arroz, por ejemplo, tiene mucho requerimiento de agua. Es, por eso, entendible que apareciera y fuera tan fuerte en climas asiáticos con precipitaciones muy fuertes. Son esas famosas piletas naturales que acá sólo tenemos en el litoral. Hay otro problema importante, que es el del agua.

–En toda Latinoamérica, Uruguay, Argentina y Chile tienen como cereal básico el trigo. El resto de los países, el arroz...
–¡Y el maíz! México, por ejemplo, es un país en deficiencia alimentaria permanente. Es dependiente de otros países para tener la cantidad de granos necesarios para la alimentación de su población. La base de su alimentación es el maíz, y el principal productor de maíz para México es Estados Unidos (que es, al mismo tiempo, el mayor exportador de maíz del mundo).

–Me da la sensación de que, por ejemplo en Brasil, se usa el arroz como acá se usa el pan de trigo.
–Sí, es verdad. Mi experiencia como turista me lo dice así.

–Y los pueblos andinos también.
–Sí, claro. En Perú se consume muchísimo arroz.

–¿Y los pueblos que no tienen posibilidad de cultivar cereales? Por ejemplo, los tehuelches o los esquimales.
–No debían comer cereales. Le digo esto como lectora aficionada: muchos eran pueblos con una dieta muy desequilibrada hacia el consumo de proteína animal de distinta índole. Al menos esa es la evidencia que hay en, por ejemplo, los pueblos de Tierra del Fuego. Cuando uno va al otro extremo, por ejemplo a la zona de Paraguay, uno se encuentra con elementos trágicamente actuales que indican que la principal fuente alimenticia era la caza y la pesca en ríos. El elemento trágicamente actual es cuando uno ve en los diarios gente que muere de hambre en lugares paradójicos, donde el clima es benévolo para los cultivos. Por ejemplo en Tucumán, en Corrientes, en Formosa: lugares donde hay humedad suficiente para cultivar pero donde muchas de las personas, hoy ya mestizadas, tienen el río al lado, pero no saben cultivar nada. Son pueblos que no llegaron al desarrollo de la agricultura, que les dio a las civilizaciones una fuerza impresionante.

–¿Y por qué no el trigo en América?
–Porque tiene su origen en el Mediterráneo. Los cereales tienen su punto natural de origen en algún lugar, pero al mismo tiempo reciben mayor o menor atención de acuerdo con el gusto de los hombres.

–Selección artificial.
–Así es. En definitiva, el maíz como lo conocemos ahora es un invento humano.

Entre el agronegocio y la megaminería

Representante de una generación que al momento de relatar su vida, la divide entre antes y después del exilio, la socióloga Norma Giarracca, a cargo del área de Estudios Rurales del Instituto Gino Germani, recuerda que la despidieron en 1976 de la Secretaría de Agricultura, donde había empezado a trabajar mientras cursaba la carrera, por el artículo castrense que la declaraba persona real o potencialmente peligrosa para el Estado nacional. «Cuando dan el golpe –dice Giarracca– la Marina toma el control de la Secretaría como represalia por la política que habían llevado adelante José Ber Gelbard y el ingeniero Horacio Giberti desde 1973 en adelante. Y nos echan a todos».

Despedida y con una orden de captura contra su esposo, el economista y docente Miguel Teubal, parten a su primer destino de un exilio que los alejaría del país durante más de 6 años. Tras recalar en España e Inglaterra, México los cobija hasta su vuelta al país.
Un doctorado en la Universidad Nacional de México, trabajos de investigación sobre el campesinado mexicano –en la misma línea que los comenzados en Argentina sobre los pequeños productores rurales– y trabajos de campo financiados por el estado mexicano, quedan atrás y la familia regresa al país.

Los mercados atacan Lisboa

La agencia de calificación Moody’s vaticinó que Portugal necesitará pronto un segundo rescate financiero. Paralelamente, la Bolsa de Valores cayó en picada esta semana y ensombreció más el panorama.

Las agencias de calificación de riesgo estadounidenses parecieran decididas a desestabilizar el euro sea como sea. Si diez días atrás era contra Grecia contra quien volvían a centrar sus ataques, igualando al valor de los bonos de su deuda externa con los “bonos basura”, estos últimos días los golpes fueron lanzados contra Portugal, equiparando sorpresivamente también el nivel de su solvencia para pagar la deuda externa con los “bonos basura”.

“Es como un puñetazo en el estómago”, dijo el flamante primer ministro portugués, el conservador Pedro Passos Coelho, sorprendido por la actitud asumida por una agencia de gran referencia para ‘los mercados’.

Golpe de Estado en el FMI

El interminable thriller geopolítico montado en torno del caso del destituido Director General del FMI, Dominique Strauss-Kahn, a partir del presunto intento de violación de una mucama del hotel Sofitel de Nueva York, continúa mostrando aristas dramáticas: ¿se trata solamente de un pervertido cebado en su impunidad?, ¿era ella “una prostituta”? ¿Hubo una conspiración?
Mientras los medios de comunicación hegemónicos mantienen la versión oficial sobre lo ocurrido en la suite del hotel cinco estrellas de Manhattan, un cúmulo de evidencias indica que el libidinoso Strauss-Khan cayó en una trampa.
Según informes de prensa, la mucama guineana, de 32 años de edad, empleada del hotel Sofitel, recibió la llamativa suma de 100.000 dólares que fueron depositados en su cuenta bancaria. The New York Times reconoce el pago, pero no analiza el origen de estos fondos. El Times sugiere que el dinero fue depositado en la cuenta de la mucama por su novio que está cumpliendo una condena por narcotráfico en una prisión de máxima seguridad.

Setentismo

Hablar de una falsa agenda post eleccionaria en la que machaca una porción del establishment económico y los medios hegemónicos presupone la existencia de otra: la verdadera. Las agendas, por supuesto, siempre son sospechosas de reflejar sólo los gustos de quienes las formulan, pero no todo es subjetividad. En economía existen los hechos. Como ya definía William Petty en el temprano siglo XVII: es posible razonar a partir de “números, cantidades, pesos, medidas”.

El modelo económico iniciado en 2002, primero desordenadamente y después de 2003 con mayor consistencia, partió de asumir un dato constituyente de la economía local: la existencia de una Estructura Productiva Desequilibrada (EPD). Es decir, con un sector primario más productivo que el industrial debido, principalmente, a la fertilidad del suelo.

Siguiendo formulaciones setentistas, las publicadas por Marcelo Diamand en 1973 (Doctrinas económicas, desarrollo e independencia), se recurrió a dos instrumentos básicos de política: los tipos de cambio diferenciales (retenciones más altas al sector de mayor productividad) y compensación de la devaluación vía subsidios. Así, a la vez que el tipo de cambio favorable permitía la recuperación de las exportaciones de todas las economías regionales, tanto las de base agraria como las industriales, retenciones y subsidios posibilitaron el sostenimiento de la demanda interna. Un verdadero círculo virtuoso que generó, a distintas velocidades, la expansión y mejora del empleo y la distribución del ingreso. Para no abrevar en el falso dilema agro-industria (falsedad ya formulada por la explicación diamandina) es necesario subrayar que la recuperación exportadora no fue sólo de la industria, sino de todos los sectores. Dicho en términos electorales: por eso el campo votó a Cristina en 2007 y muy probablemente vuelva a hacerlo en 2011.

Salvo en la trasnochada visión de algunos economistas noventistas, esos que añoran la prevalencia de la magia ordenadora de “los mercados”, que hoy determinarían un tipo de cambio “financiero-sojero” recontra bajo, hoy no existen mayores controversias sobre este camino. Pero visto a casi 40 años de la publicación de la obra de Diamand y a medio siglo de las primeras discusiones, resulta de interés recordar que estas ideas económicas, no surgieron en el vacío, sino que fueron parte de un igualmente viejo debate de la economía local: el de la industrialización sustitutiva de importaciones y las crisis cíclicas del balance de pagos.

La secuencia de entonces era que la economía crecía, aparecía la inflación, se producía un deterioro cambiario y recrudecía la puja distributiva que, por lo general, se resolvía con una devaluación. En la producción, en tanto, ocurría que la industria demandaba insumos importados que se compraban con las divisas que, mayoritariamente, generaban las exportaciones agropecuarias (lo que desde siempre dio pábulo a la idea falsa del “campo” como generador de “riqueza”). Diamand sostenía que la limitación de esta industrialización “sustitutiva” era que cuanto más crecía demandaba proporcionalmente más insumos importados, agudizando la restricción externa y desencadenando las crisis. Interpretaba que no alcanzaba con proteger la producción fabril de las importaciones, sino que era necesario, también, promover sus exportaciones. Ya a fines de los ’80 remarcaba que no bastaba con “querer desarrollar el mercado interno”, sino que era necesario “conseguir las divisas para subsanar las restricciones que lo traban”. El papel de las exportaciones, explicaba, no es reemplazar el consumo interno, “sino proveer combustible necesario para que pueda mantenerse y crecer”.

Una extrapolación al presente de estas ideas, en particular de la secuencia pendular que entraña la aparición de la restricción externa, no es posible sino a través de un largo listado de diferencias, tanto del contexto global como del local. Sin embargo, tras la fuerte expansión iniciada en 2003, a partir de 2007 las viejas tendencias comenzaron a reaparecer: inflación, deterioro cambiario, reducción del superávit comercial, recrudecimiento de la puja distributiva y, también, presiones devaluatorias para resolver los desequilibrios.

En Ensayos en honor a Marcelo Diamand (P. Chena, N. Crovetto y D. Panigo, compiladores), de reciente publicación, Fabián Amico y Alejandro Fiorito destacan algunos riesgos ya señalados por Diamand. En particular, uno de los principales problemas “característicos” de las EPD, que “el salario real puede crecer y la moneda doméstica apreciarse más allá del punto en el cual el sector industrial pierde su competitividad ya que existe otro sector (primario) más productivo por razones de dotación natural que lo permite desde el punto de vista del equilibrio externo”. Esta posibilidad, que mientras dura baja la conflictividad política y el riesgo de la inflación cambiaria (la desatada por al devaluación en un escenario de puja distributiva), es el marco de los ciclos de stop and go y es, a su vez, el “gran dilema” de las EPD: “El objetivo de una mayor inclusión social a través de un mayor nivel de actividad y de empleo (...) puede aparecer como contradictorio con el sostenimiento mismo de la paridad cambiaria real debido al ajuste salarial que, tarde o temprano, sigue a la reducción paulatina del desempleo”. Y es precisamente de este dilema de donde surge, primero, la explicación de la inflación por puja distributiva y, luego, la aparición de la restricción externa por revaluación cambiaria.

Cualquier coincidencia de estos procesos con el presente no es sólo casualidad. El gran debate de la “agenda verdadera” es qué hacer para conducir las nuevas viejas tendencias