La política industrial

Los números recientes de la economía, que muestran una desaceleración o alguna pequeña caída en determinadas variables, parecen regocijar a los monopolios mediáticos y a ciertos economistas alarmistas. Esos intereses corporativos verían con beneplácito, seguramente, que “cambios de velocidad” en el crecimiento, típicos de cualquier economía, y atendibles en un escenario de crisis internacional, fueran la puerta de entrada a una fase de recesión de nuestra economía. Ese escenario no sólo es falso sino improbable. Para refutar esos malos augurios hay que analizar los indicadores económicos bajo dos premisas: 1) ¿la economía argentina está en crisis?, y 2) ¿cuál es la perspectiva futura de nuestra economía, en función del contexto económico mundial?, y ¿qué medidas de política interna se están tomando para consolidar el crecimiento?

Informe de coyuntura N°10

La tasa de crecimiento del producto de los países que conforman la Unión Europea viene cayendo desde el segundo trimestre de 2011, antes de haber alcanzado el ritmo previo al golpe de la crisis que se disparó en EEUU en la segunda mitad de 2008. En el último trimestre, crecieron un 0,5% con respecto al año pasado.

La economía de Estados Unidos también crece a un ritmo cada vez menor, aunque con tasas interanuales que se mantienen entre el 1% y el 2%.

Por su parte, en China se observa una leve desaceleración en la tasa de crecimiento interanual, aunque continúan siendo extraordinariamente altas a escala mundial, superando el 8%.

Las principales economías de América Latina, entre ellas Argentina, se vieron afectadas de distinta manera por los sucesos de la economía mundial.

La evolución de la relación salarial durante la post convertibilidad

En los últimos 60 años, la economía y la sociedad argentina han atravesado periodos de crecimiento y de fuertes crisis de su volátil modo de desarrollo alternando gobiernos constitucionales: 1946-1955 (J. D. Perón), 1958-1962 (A. Frondizi), 1973-1976 (R. Cámpora, J. D. Perón, Isabel Perón), 1983-2011 (Alfonsín, Menem, N. Kirchner y C. F. de Kichner) con regímenes militares de facto dictatoriales (1955-1958, 1962-1963, 1966-1973 y 1976-1983) que suman 19 años en total.Se pueden identificar varios regímenes de crecimiento diferenciados: el proceso de industrialización sustitutiva de importaciones (ISI) que se interrumpe desde los planes de ajuste de junio 1975 y retrocede debido a las políticas económicas y monetarias adoptadas por la junta militar desde marzo 1976; un periodo posterior de lento crecimiento y estancamiento hasta 1989 que concluye con la hiperinflación; el régimen de la convertibilidad que transcurre entre 1991 y 2001, y la post convertibilidad desde 2002 hasta nuestros días.

Capitalismo tardío y neoliberalismo: una perspectiva de la actual fase de la onda larga del desarrollo capitalista

El concepto de crisis de regulación ha sido discutido desde hace tiempo como parte de una visión de un capitalismo tendente al equilibrio y auto estructurante. Por el contrario, partimos de la concepción propuesta por Dockès y Rosier, es decir, la de un “orden productivo” neoliberal, teniendo en cuenta que el capitalismo redefine periódicamente su modo de funcionamiento para hacer frente a sus contradicciones. De hecho, el capitalismo se basa en un mecanismo social de explotación y acumulación del capital, pero su modo de funcionamiento evoluciona con el tiempo.

Esta visión era el punto de partida de la teoría de Kondratiev de los ciclos largos de la coyuntura, como se le llamó en su época o, más tarde, las ondas largas del desarrollo capitalista. El concepto de “ciclo” sugiere la idea equivocada de automatismo y repetición que es incompatible con la evidencia histórica.

León Trotsky, adversario de Kondratiev, compartió su punto de vista de entender la acumulación económica como un proceso ondulatorio. En un artículo publicado en 1923 escribió: “Observamos en la historia que los ciclos homogéneos están agrupados en series.

Hay que saber separar “la paja del trigo”

La discusión sobre la aplicación del Impuesto a las Ganancias ha tenido múltiples protagonistas no siempre versados sobre el tema que en muchos casos emitieron opiniones y adoptaron posiciones equívocas e interesadas.

La frase con que se titula la presente nota reactualiza un viejo consejo convertido en refrán que, por bastante tiempo, fue uno de los mas frecuentemente usados. La idea que lo anima es concentrarse en la esencia o médula neurálgica de las cuestiones y no dejarse distraer dando desproporcionada relevancia a detalles de menor importancia. Más aún, cuando hay intereses económicos de por medio.

Esa advertencia es válida en esta oportunidad para evaluar objetivamente las distintas posiciones que disienten sobre la extensión y límites de aplicación del Impuesto a las Ganancias a los ingresos derivados del trabajo personal y, en especial, en relación de dependencia; modalidad de actividad abarca desde el más humilde cadete hasta el más encumbrado ejecutivo. Es obvio que los que se muestran activos cuestionadores son los que más tienen para perder pues están ubicados en un escalón elevado de la pirámide distributiva; aunque con frecuencia usen los servicios de modestos “voluntarios”.

La Corte Suprema revocó las cautelares contra la Ley de Glaciares

El máximo tribunal dejó sin efecto las medidas solicitadas por la multinacional Barrick Gold, entre otras empresas, y aceptadas por la Justicia de San Juan, que suspendían la aplicación de la ley que protege y preserva las reservas de agua dulce, aprobada por el Congreso en 2010. Además, la Corte llamó la atención al tribunal provincial debido a que -en su resolución original- no se advierten cuáles fueron los “efectos irreparables” invocados por las empresas en sus presentaciones. Ahora, con la ley en plena vigencia, se deberá avanzar en el inventario de los glaciares existentes, previsto en la norma.

Realidades y desafíos de la re-industrialización argentina

Re-industrialización argentina ¿Mito o Milagro?

Los 10 años posteriores a la caída de la Convertibilidad fueron escenario de cambios relevantes en la estructura productiva, ocupacional y distributiva de nuestro país. La salida del cepo cambiario en 2002, junto a la fuerte expansión de la demanda interna (final e intermedia) y externa, traccionaron notablemente la producción de bienes y servicios. Al mismo tiempo, se ensayaron políticas que permitieron separar -al menos parcialmente- la caída inicial en los salarios reales del dinamismo y expansión de la demanda agregada(1). A partir de 2003, el esquema económico que se fue configurando permitió combinar altas tasas de crecimiento con mejoras cualitativas en la dinámica macroeconómica, productiva y social.

Sobre la base de espacios de rentabilidad más amplios e inclusivos para la diversidad de actores y tramas productivas, la mayoría de las actividades sanearon su delicada situación patrimonial y financiera, ganaron competitividad e iniciaron una trayectoria de expansión. Las consecuencias inmediatas fueron un notable aumento en la producción de bienes, acompañada por una intensa generación de nuevos puestos de trabajo y un mejoramiento de los indicadores de calidad del empleo. La industria manufacturera fue protagonista del crecimiento experimentado por la Argentina y se convirtió en uno de los sostenes más importantes, revirtiendo el proceso de desindustrialización observado desde mediados de los ‘70.

El Club del Cemento se quedó duro

La Cámara de Casación rechazó una apelación de Loma Negra, Juan Minetti, Cementos Avellaneda, Petroquímica Comodoro Rivadavia y Cemento San Martín y confirmó una multa millonaria. Se las juzgó por cartelización, entre 1981 y 1999

La Justicia convalidó multas por 300 millones de pesos para cinco cementeras acusadas por el Estado de realizar prácticas anticompetitivas. La Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal declaró inadmisibles los recursos de casación interpuestos por las empresas contra la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico que había dejado en firme la multa en cuestión. Las empresas acusadas son Loma Negra, Juan Minetti, Cementos Avellaneda, Petroquímica Comodoro Rivadavia y Cemento San Martín, como también la Asociación Fabricantes de Cemento Portland. Según la interpretación del tribunal, la multa ya quedó firme, por lo que sería de cumplimiento obligatorio por parte de las cementeras.

Buitres

Desde hace poco tiempo Argentina es blanco de ataques en varios frentes, relacionados con la suspensión de pagos de su deuda decidida en 2001, y con procedimientos ante el Ciadi (Centro Internacional de Arreglos de Diferencias relativas a Inversiones), un tribunal de arbitraje del Banco Mundial muy controvertido. El 26 de marzo de 2012, el Departamento de Comercio Exterior de Estados Unidos suspendió a Argentina de su sistema generalizado de preferencias (SGP), un mecanismo que permite conceder tarifas aduaneras preferenciales a los países en desarrollo. El gobierno de Obama justificó esta sanción por la negativa de Argentina a acatar dos condenas, por un monto total de más de 300 millones de dólares, a favor de dos empresas estadounidenses que presentaron la demanda ante el Ciadi. Una de ellas, Azurix Corporation, que intentó dos acciones contra el Estado argentino ante este tribunal de arbitraje, había demandado, en efecto, la revisión del sistema generalizado de preferencias para excluir a Argentina. Este “brazo de la compañía quebrada Enron, en la industria del agua”, según las palabras del embajador argentino en Washington, había obtenido en 1999 una concesión por 30 años de la distribución de agua en dos de las tres regiones de la provincia de Buenos Aires. Las autoridades anularon más tarde esta concesión debido a la falta de cumplimiento de las normas en términos de inversiones y de calidad del servicio.

La Argentina en la posconvertibilidad: ¿Un nuevo modelo de desarrollo?

Luego de sufrir una de las crisis más graves y duraderas de su historia (1998-2002), la economía argentina ha presentado un desempeño económico notable que se refleja en buena parte de los indicadores macroeconómicos. En efecto, entre 2002 y 2010 el producto interno bruto (PIB) creció a una tasa anual acumulativa del orden del 7,6% (a precios constantes), el producto industrial lo hizo a una tasa aún más elevada (9,5% anual), las cuentas fiscales fueron superavitarias, se redujo el peso de la deuda pública sobre el producto y cayó significativamente el desempleo, entre otras cuestiones relevantes. En relación al sector externo, el déficit de cuenta corriente que había predominado durante la vigencia del régimen de convertibilidad fue revertido, dando lugar a un superávit explicado, fundamentalmente, por el positivo desempeño de las exportaciones en el intercambio comercial.