La colectora de Grabois y las urnas nómades que inquietan a Kicillof
El partido del dirigente no integrará la alianza Fuerza Patria. La afonía del “Grito Federal” y la pelea por los cambios en los lugares de votación.
Juan Grabois encontró un atajo: aprovechará la oportunidad que le ofrece el cronograma, que establece el 17 de agosto como la última frontera para anotar los candidatos, y no firmará el ingreso de su partido, Patria Grande, a la alianza Fuerza Patria que se anotará este jueves en la Justicia electoral para competir en las elecciones del 26 de octubre.
Con esa gambeta, Grabois activa alternativas. Formar parte, pero sin su partido, de una oferta de unidad del panperonismo en la provincia de Buenos Aires y/o en la Ciudad de Buenos Aires, o competir por la suya, como una colectora, con su propio sello Patria Grande en caso que no haya acuerdo de nombres y voluntades para integrarse a la lista oficial del PJ. Por caso: que al tope de la lista esté Sergio Tomás Massa.
La semana pasada, el jueves, Grabois estuvo con Cristina Kirchner. La expresidenta le pidió que “baje dos cambios” en la disputa pública y le pidió que busque una manera de integrarse al armado único del peronismo. El dirigente se fue de la reunión en San José 1111 con la promesa de hacer lo posible pero no descartó ir solo. Expuso algo más: planteó que no quiere que, en caso de ir con boleta propia, eso se entienda como una crisis o ruptura.
Matemática legislativa o química electoral
En su invocación, Grabois sugiere que puede plantear una “división táctica”, acordada, que no se traduzca como una fractura en el peronismo. Teoriza, con más intuición política que matemática legislativa, que dos ofertas podrían ser convenientes para el peronismo, porque le permitiría juntar más votos y, por ende, más diputados.
Hay consenso respecto a que por el sistema D’Hondt que se usa para repartir las bancas, una boleta que saca 40 puntos obtiene más bancas que dos que, sumadas, sacan 40 puntos. Grabois dice que la diferencia es menor, que puede ser una banca más, una menos o la misma cantidad. Agrega, desde la intuición, que una segunda oferta permitiría sumar más votantes, atraer o contener a sectores que no son seducidos por la lista oficial. Es decir: no interviene la matemática legislativa del D’Hondt sino la química política de los votos.
Lucas Romero, de la consultora Synopsis, hizo un análisis en 2024 sobre la conveniencia, o no, de una alianza PRO-La Libertad Avanza en cuanto a bancas. La tesis se puede traspolar al peronismo. El estudio, muy detallado y prospectivo, es enfático respecto a que unidos sacarían más votos que separados. A veces, en torno al pacto entre Karina Milei y Mauricio Macri, la ecuación es otra: ¿no le convenía al PRO ir solo, a buscar escaños con sus 15 puntos, en vez de subsumirse en un espacio que quizá, en unos meses, esté muy débil?
La potencial duplicación de la oferta peronista en la provincia –y quizá, también, en CABA donde podría ir Ofelia Fernández– es un asunto incómodo para el PJ. En el entorno de Axel Kicillof ven lo de Grabois como una aventura que garantiza una derrota y es, por eso, funcional a los que quieren que pierda el peronismo en la provincia que gobierna Kicillof. Algo es cierto: ni Kicillof, ni Massa ni, aunque con menos énfasis, Máximo Kirchner quieren que Grabois encabece la boleta de Fuerza Patria bonaerense.
No es, tampoco, algo que simpatice a los intendentes y jefes territoriales. Algunos, sobre todo en el interior, ven a Grabois como un candidato difícil “de defender”. Quizá, al final, haya un matcheo y, ya que ni el PJ quiere al dirigente en la lista, ni el dirigente quiere ir en la lista del PJ, el resultado sea una colectora de Grabois. El dilema, en estos casos, es la campaña. ¿La hipótesis de fractura acordada se puede administrar o la campaña puede convertirse en una guerra santa entre las dos listas panperonistas?
El PJ que se bifurca
El maridaje entre PBA y CABA no se replica en otros territorios que tienen, cada uno, su propia lógica. En Córdoba, Natalia De la Sota lanzó su propio frente, por fuera del cordobesismo de Juan Schiaretti y Martín Llaryora, con lo que se rompe un acuerdo de más de dos décadas en los que los apellidos Schiaretti y De la Sota fueron juntos. Ese cisma quizá explique el tono anti Milei de Llaryora.
El cordobés activó para que haya quórum este miércoles en Diputados, algo que no hicieron con la misma intensidad sus socios del Grito Federal, Maximiliano Pullaro de Santa Fe, Ignacio “Nacho” Torres de Chubut y Claudio Vidal de Santa Cruz que bifurcaron a sus diputados: sentaron a algunos a dar quórum o a votar a favor, mientras a otros los hicieron ausentarse o abstenerse. Lo mismo hizo Gustavo Saenz, de Salta, a quien se le atribuía anoche una negociación contrarreloj para sellar un acuerdo electoral con LLA.
La sesión fue larga y pudo, en más de una ocasión, caerse. Los diputados de LLA estuvieron, sobre todo al final, mucho tiempo parados por si flaqueaba el quórum de los opositores y aprovechaban para dar de baja la sesión.
“Los del grito se quedaron afónicos” dijo un jefe territorial a Cenital. El tuitero Vértigo, con mucha info del Congreso, fue más insidioso y los bautizó “gemido federal”. Hay que mirar las dos votaciones más densas del miércoles: presupuesto universitario terminó con 158 a favor contra 75 en contra, y Emergencia pediátrica –Garrahan– fue 159 a 67. Hubo, en ambos casos, abstenciones y ausentes pero refleja lo justo que están los números para sostener los vetos de Milei.
Los nombres del peronismo
En Tucumán, avanza un acuerdo entre Osvaldo Jaldo, y el sector de Juan Manzur, que opera con los modos tucumanos bajo la órbita del PJ nacional que preside CFK. Jaldo iría de candidato, pondría a la segunda y le daría el tercer lugar a Javier Noguera. Unido, el peronismo podría derrotar a LLA. Pero todo es extraño: los diputados de Jaldo no bajaron, este miércoles, a dar quórum.
En la provincia norteña, la marca electoral sería Primero Tucumán. No será el único peronismo que usará un sello diferente a Fuerza Patria. Es más: la mayoría de los gobernadores del PJ definen marcas que tengan que ver con la identidad provincial, ligadas al concepto de “defender”, algo similar a lo que usó De la Sota. En Entre Ríos pasa algo parecido: frente a un pacto LLA-PRO, el peronismo cree más conveniente provincializar la elección. En Chubut, el PJ se mueve con el mismo libreto luego de haber resuelto sus candidatos en una interna. Sin PASO, se tuvieron que armar elecciones express como la que este domingo disputarán por la UCR de Córdoba Ramón Mestre y Rodrigo De Loredo.
Urnas bonaerenses
Como contó Cenital, Kicillof le envió un mensaje a los intendentes del PJ para advertirles que habría cambios en los lugares de votación y que eso podría ser problemático, al punto de agravar la cuestión de un eventual ausentismo en las elecciones del 7 de septiembre. Se produjo un ruido entre el gobernador y el juez federal con competencia electoral, Alejo Ramos Padilla.
El magistrado arrancó, en diciembre de 2023, un estudio para “mejorar” los lugares de votación y la accesibilidad de los votantes, trabajo que ejecutó ahora y tiene una consecuencia puntual: en septiembre, más del 70% de los electores votará en un lugar distinto al que votó en las últimas elecciones. Ramos Padilla explica que se optó por los mejores lugares, que sumó espacios –como edificios universitarios–, que depuró padrones, corrigió circuitos y acercó a los votantes a sus domicilios.
Kicillof le reprochó, mediante un escrito, que eso puede contribuir a un mayor ausentismo. El juez le dijo que el ausentismo es respecto a cuestiones de otro orden. Puro ruido. Un conspiranoico podría presumir que la crítica inicial, que hizo la vicegobernadora Verónica Magario, fue un movimiento hábil para que sea el peronismo –y no los libertarios– los que objeten al juez y avancen con denuncias sobre la transparencia electoral. En la práctica, más de 70% de los electores deberá rechequear dónde vota porque lo hará en otro lugar, aunque ese destino sea el mismo de octubre próximo.
Fuente: Cenital - Agosto 2025