Alerta del BM y el FMI

La incertidumbre presupuestaria en Estados Unidos y los posibles efectos de la paulatina retirada de sus medidas de estímulo monetario, así como la ralentización de los países emergentes y la tímida recuperación de Europa, concentran la atención de la reunión anual del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. “Esencialmente, Estados Unidos estará en la posición de la Eurozona en los últimos años, teniendo que explicar al mundo qué está ocurriendo y por qué no pueden arreglar y organizar sus problemas”, indicó Jacob Kirkegaard, investigador principal del Peterson Institute for International Economics. En esta edición, que comienza la próxima semana, los líderes económicos globales arribarán a Washington con la administración del país anfitrión paralizada por las luchas partidistas en torno del presupuesto federal y la amenaza de una nueva crisis cuando se alcance el tope de deuda, que de no renovarse pondría a Estados Unidos al borde de la suspensión de pagos.

¡Aguanta o revienta!

La democracia se basa en la convicción de que en la gente común hay posibilidades fuera de lo común.
Harry Emerson Fosdick

La gran respuesta está escondida en el magma del desconcierto. Nadie da crédito a lo que ocurre. Muchos elucubran, analizan y psicoanalizan el presente y sus estertores, pero la mayoría desbarran. No por ignorancia, sino porque lo que ocurre pareciera que ocurriera más allá de la verdad, más allá de lo posible e imposible.

El FMI sacó tarjeta rosa

Christine Lagarde es una economista de la derecha francesa que llegó a ser titular del FMI porque el también francés, pero socialista, Dominique Strauss Khan, fue eyectado de ese puesto. Algún día se sabrá qué pesó más en el cóctel: si su sexopatía o sus discursos en universidades advirtiendo que la crisis financiera internacional no podía ser enfrentada con instrumentos neoliberales. Lagarde hace buena letra con la gran banca privada y con la también derechista Angela Merkel, quien además de canciller de Alemania arbitra las políticas de ajuste que se despliegan en sus socios de la Comunidad Económica Europea. Merkel conduce esta etapa retrógrada del Viejo Continente con un ojo puesto en la Unión Europea y en el Banco Central Europeo y el otro puesto en la Reserva Federal de Estados Unidos y el FMI. Es la primera vez que este organismo financiero –desde su creación en 1945– sale como bombero de los países del Hemisferio Norte. Su objetivo era consolidar la hegemonía de Estados Unidos –y del dólar– en el mundo occidental y disciplinar a las naciones periféricas para disminuir la presencia del Estado como árbitro de inequidades y para afianzar las inversiones y el comercio de las empresas multinacionales.

“Conocemos sus recetas”

El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, cuestionó al Fondo Monetario Internacional (FMI) por no haber aplicado la declaración de censura con los Estados Unidos e Inglaterra “cuando se produjeron la alteración de balances en Wall Street y la manipulación de la tasa LIBO”. Así lo expresó el ministro a través de su cuenta de Twitter, quien a su vez recordó, como ya lo había hecho el Premio Nobel Paul Krugman, que “los que defienden el ajuste fiscal como receta anticrisis no logran encontrar un caso en el que su teoría haya funcionado”. El ministro comparó las actuales recetas del Fondo para los países europeos con las recetas para la Argentina dictadas en 2001.

Austericidio

El Fondo Monetario Internacional recomienda fuertes ajustes fiscales en los países europeos periféricos. Sendero que apoyan la Unión Europea y el Banco Central Europeos, instituciones dominadas por el líder continental, Alemania. Los políticos de gobiernos débiles acechados por corridas financieras aceptan implementar los recortes del gasto en sectores sensibles, al tiempo que incrementan la deuda pública hasta niveles cercanos al default para salvar de la quiebra a los bancos. Las protestas de indignados por la reducción de programas sociales y eliminación de derechos laborales se extienden en España, Grecia, Italia, Portugal, países que cumplen con el plan sugerido por el FMI.

Mea culpa del FMI: los ajustes en Europa son un fracaso

El economista jefe, Olivier Blanchard, admitió que sus cálculos sobre los efectos recesivos de los recortes eran demasiado optimistas.

Austericidio lo llaman los analistas. Los ajustes no sólo no funcionan sino que provocan el efecto contrario. Después de que generó desempleo y sufrimientos innecesarios a millones de personas, el FMI reconoce ahora que la política económica impuesta por Berlín, Bruselas y el propio FMI al sur de Europa es un fracaso.

El poder financiero supera al de los Estados

Llega con los minutos contados. Le espera una larga jornada de entrevistas, pero igual se preocupa de que se entiendan los conceptos que esgrime, algunos presentados por primera vez durante su visita a la Argentina. «Estaba nervioso por presentar ante mis pares algo que va en contra de la corriente sobre la que estudié y enseño», reconoce el economista peruano, radicado en México, Oscar Ugarteche, quien participó de las Jornadas Monetarias y Bancarias organizadas por el Banco Central.

Aportes desde el Sur

En las últimas semanas autoridades y referentes de la derecha neoliberal y las socialdemocracias adocenadas de los países europeos en crisis, incluidos los hegemónicos, realizan esfuerzos por recuperar la iniciativa de su discurso para garantizar la continuidad y profundización de políticas de ajuste como estrategia para una supuesta solución a la hecatombe a la que fueron conducidos por la financiarización los países de la periferia de la Zona Euro.