Facilitación de la importación de Bienes de capital usados

CIPIBIC

Recientemente el gobierno modificó mediante el Decreto 273/25 el régimen de importación de bienes usados eliminando el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU), eliminando de esta manera el mecanismo de consulta a los fabricantes nacionales para evaluar la afectación a la industria nacional.

El sector de fabricantes nacionales de bienes de capital es muy heterogéneo, agrupa a más de 5.700 empresas argentinas, entre ellas el 98% corresponden a la categoría de PyMEs. El sector genera más de 100.000 puestos de trabajo directos, lo que representa el 8,6% de los puestos de trabajo industriales y el 39% del empleo metalúrgico. El sector de bienes de capital demanda mano de obra calificada, con sueldos en promedio en un 35% por encima del sector manufacturero, y de casi el 50% versus el promedio general de la economía. Además, las empresas que fabrican maquinaria y equipos destinan un 2,9% de su empleo a la realización de actividades de innovación, superando ampliamente el promedio metalúrgico que destina el 2,3% de su empleo a dichas actividades.

Dentro de este universo CIPIBIC agrupa a empresas de capital nacional, fabricantes de bienes de capital con alto valor agregado en ingeniería y tecnología. Somos un sector que forma y demanda empleo de alta calificación, tradicionalmente exportador. Estas empresas son proveedoras de maquinaria y equipos especiales, plantas llave en mano y soluciones tecnológicas para diversos sectores como la industria alimenticia, química y farmacéutica, minera y energética; en esta última nuestros socios aportan soluciones para la industria de gas y petróleo, energías nuclear e hidroeléctrica, y entre las renovables eólica, solar y bioenergías entre otras, además de transmisión y distribución de la energía eléctrica.

Esta medida conjuntamente con las derogaciones de reglamentos técnicos y la eliminación de controles de valoración y control de destino en aduana promueven el ingreso indiscriminado de bienes obsoletos que pueden afectar no solo a los productores nacionales sino a la salud y seguridad de la población, así como también maniobras de fuga de divisas.

Muchos de los equipos importados usados son considerados obsoletos en sus países de origen por incumplir las nuevas regulaciones ambientales; su importación nos convierte en sumidero de desechos tecnológicos con serios riesgos para el medio ambiente y la seguridad de las personas.

Además, y de forma general para cualquier Bien de Capital se ha verificado a lo largo de los años con otros regímenes de promoción de importación de usados que se promueve el envejecimiento del parque de maquinaria y equipos instalados con lo que se hace menos competitivo al sector industrial usuario de estos bienes usados; encarecimiento de los costos operativos y de mantenimiento; aumento de los costos de inversión ante la baja de la eficiencia unitaria; se impide o retrasa la adopción de nuevas tecnologías, se obstaculiza el desarrollo de empresas manufactureras locales con la consiguiente pérdida de empleo de alta calificación.

Pondremos de manifiesto algunos ejemplos de sectores representados por CIPIBIC

1. Equipos para la industria de alimentos, farmacopea y procesos químicos:  En general utilizan para su construcción aceros inoxidables austeníticos. Al ser sometidos reiteradamente, por condiciones de los procesos de elaboración de los productos, en calentamientos y enfriamientos sucesivos, se producen procesos de cristalización de dichos aceros, con consecuencias en sus propiedades mecánicas y su resistencia a la corrosión. Este proceso condiciona la vida útil de estos equipos, por lo tanto, el ingreso de “usados” pone en riesgo de acuerdo al destino del equipamiento distintos aspectos:

  • Disminución de su resistencia mecánica que de producirse un colapso puede dar lugar a accidentes que se agravan con la composición de los productos químicos (ácidos, etc.) en elaboración.
  • Degradación superficial con micro corrosiones que dan lugar a la acumulación de gérmenes patógenos y el consiguiente riesgo para la salud.

2. Equipos sometidos a presión 

(Fijos y móviles) (usos diversos en industria hidrocarburífera, química y petroquímica, alimenticia, minera y de procesos en general): 

Los recipientes a presión están calculados para resistir, entre otras cosas, a la presión interna. Según su uso se determinan sobre espesores de corrosión. La corrosión de los aceros deteriora los espesores de los recipientes; es imposible saber cuánto se ha disminuido el espesor resistente en un equipo usado si no es ensayado. Esto implica un riesgo de rotura y daños a las personas y bienes por la liberación violenta del fluido presurizado, en muchos casos además de carácter explosivo o contaminante.

3. Equipos de elevación, izaje, contención, almacenamiento y transporte de materiales: 

El deterioro de los materiales constructivos puede provocar la caída de elementos pesados sobre bienes y personas con riesgos para la salud personal y la actividad productiva. 

En Argentina rige Ley 19.587 reglamentada por Dto 351/79 que en particular para equipos de izaje exige coeficiente de seguridad 6 para los cables, siendo más exigente que en USA que es 5; en Europa la seguridad se determina según el servicio del equipo; por lo que una grúa fabricada en otro país puede no verificar su capacidad de carga en Argentina.

4. Transformadores eléctricos, equipamientos y otros suministros para energía: 

4.1 Riesgos Ambientales y de Contaminación:

Presencia de PCB: Los transformadores antiguos, especialmente los fabricados antes de la prohibición de los Policlorobifenilos (PCBs), pueden contener aceite contaminado con estas sustancias altamente tóxicas y persistentes. La importación de estos equipos podría introducir o reintroducir PCBs en el país, generando graves problemas de contaminación del suelo, agua y aire, además de riesgos para la salud humana y la vida silvestre. Los transformadores fabricados en el país son libres de PCB y deben presentar certificado emitido por laboratorio externo,

Fugas de Aceite: Los transformadores usados tienen una mayor probabilidad de presentar fugas de aceite debido al deterioro de sus sellos y componentes con el tiempo. Estas fugas pueden contaminar el suelo y las fuentes de agua, requiriendo costosas labores de remediación.

Manejo y Disposición: La disposición final de los transformadores usados y su aceite requiere un manejo especial debido a la posible presencia de contaminantes. Si no se realiza de manera adecuada, puede generar un impacto ambiental negativo significativo.

4. 2 Riesgos Operacionales y de Seguridad:

Menor Vida Útil y Fiabilidad: Los transformadores y equipamientos eléctricos usados ya han cumplido parte de su vida útil, por lo que su fiabilidad será menor en comparación con un equipo nuevo. Esto se traduce en un mayor riesgo de fallas, interrupciones en el suministro eléctrico y mayores costos de mantenimiento y reparación.

Mayor Probabilidad de Fallas: El envejecimiento de los materiales constructivos, aislantes y otros componentes internos aumenta la probabilidad de cortocircuitos, sobrecalentamiento y otros tipos de fallas eléctricas, poniendo en riesgo la seguridad de las instalaciones y del personal.

Tecnología Obsoleta: Los transformadores y equipamientos eléctricos usados pueden incorporar tecnologías menos eficientes y con menores capacidades de protección en comparación con los modelos nuevos, lo que podría impactar en el rendimiento del sistema eléctrico.

Dificultad para Obtener Repuestos: Con el tiempo, puede volverse difícil y costoso encontrar repuestos originales para transformadores y equipamientos eléctricos antiguos, lo que puede prolongar los tiempos de inactividad en caso de fallas.

Mayor Riesgo de Incendios y Explosiones: Las fugas de aceite en transformadores usados, combinadas con posibles fallas eléctricas, aumentan el riesgo de incendios y explosiones, representando un peligro para las personas y las instalaciones.

4.3. Implicaciones Económicas a Largo Plazo:

Mayores Costos de Mantenimiento: Los transformadores y equipamientos eléctricos usados requerirán un mantenimiento más frecuente y costoso para intentar mantener su funcionamiento y prevenir fallas.

Menor Eficiencia Energética: Los modelos antiguos pueden ser menos eficientes en la conversión de energía, lo que se traduce en mayores pérdidas y costos operativos a lo largo de su vida útil restante.

Costos de Reparación: Las fallas en equipos usados pueden ser más complejas y costosas de reparar que en equipos nuevos.

Costos de Descontaminación y Disposición: En caso de contaminación por PCBs u otras sustancias, los costos de descontaminación y disposición final del transformador usado pueden ser significativamente altos.

En resumen, si bien la importación de transformadores en baño de aceite usados podría parecer una opción económica a corto plazo, los riesgos ambientales, operacionales y las implicaciones económicas a largo plazo superan con creces cualquier posible beneficio inicial. Optar por transformadores nuevos garantiza una mayor seguridad, eficiencia y sostenibilidad para el sistema eléctrico.

5. Equipos para la industria hidrocarburífera, minera y de procesos en general: 

5.1. Obsolescencia tecnológica y menor eficiencia operativa Los equipos usados suelen tener menor rendimiento, mayores consumos energéticos y menor integración con tecnologías modernas (digitalización, IoT, automatización), afectando la eficiencia del proyecto y su competitividad a largo plazo.

5.2. Falta de trazabilidad técnica y documental

Muchos bienes de capital usados ingresan sin historia técnica verificable, lo que dificulta garantizar su estado, mantenimiento previo, cumplimiento de normas o adecuación a los requerimientos de seguridad industrial argentinos.

5.3. Aumento del riesgo operativo y de fallas críticas

Equipos con componentes desgastados o envejecidos presentan mayor propensión a fallas, accidentes o paradas no programadas, comprometiendo la continuidad operativa en sectores de alta criticidad como petróleo y gas. 5.4. Incompatibilidad con normativas locales e internacionales Es frecuente que equipos importados usados no cumplan con normativas argentinas o estándares internacionales actualizados (ASME, API, IEC, etc.), lo que puede derivar en sanciones, riesgos legales o necesidad de costosas adecuaciones.

5.5. Desventaja estructural para la industria nacional

El ingreso de equipos sin restricciones ni controles técnicos crea una competencia desleal para los fabricantes locales, que deben cumplir con normas exigentes, certificaciones, trazabilidad y estándares de calidad.

5.6. Desarticulación de cadenas de valor industrial

El desplazamiento de la producción nacional reduce la demanda para talleres metalúrgicos, proveedores de partes, ingeniería local, servicios técnicos, calibración, pintura industrial, logística especializada y más.

5.7. Desactualización respecto a transiciones energéticas

Los equipos usados, diseñados para estándares pasados, son menos aptos para integrarse con sistemas que favorecen eficiencia energética, reducción de emisiones o la incorporación de energías limpias, contradiciendo políticas de sustentabilidad.

5.8. Pérdida de capacidad de innovación y desarrollo local

Menor actividad en la industria nacional significa menos inversión en I+D, desarrollo de soluciones a medida y capacitación de recursos humanos técnicos, afectando la soberanía tecnológica del país.

5.9. Aumento de la dependencia tecnológica y del mantenimiento importado

Muchos equipos usados importados no cuentan con representación local, repuestos accesibles o servicios de mantenimiento en el país, encareciendo y demorando la operación ante cualquier necesidad técnica.

5.10. Freno a políticas de desarrollo industrial e integración regional El incentivo al uso de bienes usados importados desincentiva políticas de desarrollo federal, encadenamiento regional y fortalecimiento de polos productivos con potencial estratégico en Argentina.

De lo expuesto anteriormente puede pensarse que, ante semejantes contraindicaciones, que sin duda es parcial prima facie, nadie va a importar bienes de capital usados. Y es aquí donde queremos subrayar la importancia de repensar esta medida con una mirada que no sea meramente económica, sino que contemple los daños colaterales presentes y futuros, conocidos e inciertos

Dejar libradas las decisiones de compra a un interés meramente económico y circunstancial entendemos es parcial, insuficiente y riesgoso. Esta situación se potencia cuando quien importa puede no hacerlo para uso propio, sino en el marco de una provisión para terceros en donde la ejecución finaliza con el cumplimiento del contrato

Consideramos que es mandatario que una autoridad superior sea quien contemple el análisis integral al que hacíamos referencia, permitiendo los casos en donde las consecuencias sean convenientemente e íntegramente evaluadas.

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