Estampida de capitales en España

Roberto Montoya
El escenario español tiene cada vez más parecido con el de la Argentina en 2001. Según datos del Banco de España, sólo en marzo, los fondos extranjeros y lo que inversores locales colocaron en otros países suman una fuga de 66.200 millones de euros. El escenario tiene cada vez más parecido con el de la Argentina en 2001. El capital financiero huye de España. Según los datos del Banco de España, sólo en el mes de marzo pasado, entre las retiradas de capital de inversores extranjeros y lo que inversores españoles colocaron en el exterior, sumaron 66.200 millones de euros. Es el doble que en diciembre pasado y el peor dato que se registra desde 1990, cuando comenzaron esas estadísticas. Desde enero han salido 100.000 millones de euros y desde julio pasado –cuando todavía estaba Zapatero en el poder– 194.000 millones.

La prima de riesgo –o riesgo país– alcanzó el viernes los 547 puntos, máximo récord histórico. Cuando Rajoy llegó al poder en diciembre estaba en 310 puntos.

Para colocar en el exterior sus bonos de deuda pública, el Tesoro Público español debe pagar a los compradores 6,56% de interés. Paradójicamente, bancos españoles que han sido “rescatados” por el Estado con dinero público, acuden a esas subastas para comprar deuda pública. Y lo hacen con los préstamos que les ha dado previamente el Banco Central Europeo (BCE) al 1%.

La jugada de la banca por lo tanto es perfecta. Su lema pareciera ser: “A colectivizar el esfuerzo y a privatizar el beneficio”. Y como este es el sistema moldeado para beneficio de la banca y la gran empresa, los ciudadanos, a seguir rascándose los bolsillos para ayudar a estos.

El agujero de 23.500 millones de euros en las cuentas de Bankia, el cuarto banco en importancia de España –muy ligado al PP– y a cuyo rescate se ha lanzado el Estado presuroso para atajar su caída, ha provocado que miles de sus pequeños accionistas vendieran rápidamente sus participaciones y que miles de ahorristas quitaran sus depósitos de dicha entidad. Esta actitud defensiva de tanta gente está provocando a su vez diariamente una mayor caída de los valores de Bankia, dificultando aún más su reflotamiento. Pero mientras todo esto sucede, en la trastienda, un ejecutivo de Bankia, su ex director financiero, Aurelio Izquierdo, se acaba de jubilar con una indemnización de… 13,9 millones de euros.

Izquierdo reivindica la legalidad del contrato “blindado” con el que contaba, como la mayoría de los ejecutivos de ese nivel.

“Esto es un corralito”. Otro síntoma que nos hace retrotraer a la Argentina de 2001. Centenares de yayoflautas –los indignados de la tercera edad– ocuparon sincronizadamente el viernes, al grito de “esto es un corralito”, cinco sucursales de Bankia en ruidosas caceroladas para exigir que esa entidad se convierta en banco público ya que lo salva el Estado, y para reclamar que se enjuicie a Rodrigo Rato, ex ministro de Aznar y ex director del FMI, que presidió hasta hace pocos días Bankia. Piden un “Nüremberg financiero”.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi, ha acusado al gobierno de Mariano Rajoy de actuar en el “caso Bankia, de la peor manera posible”, al haber subestimado totalmente los problemas por los que pasaba una entidad de semejante envergadura.

Rajoy recibió críticas también de la dirección de la Unión Europea. A pesar de que aceleró su plan de reformas, la laboral, la de jubilación, la financiera y muchos otros ajustes, la UE encontró en su concreción una serie de errores graves, que en algunos casos violan abiertamente la legislación comunitaria europea.

El gobierno conservador español se ve así criticado y cuestionado ya no sólo por la ciudadanía y por los partidos de la oposición, sino también por quienes dirigen la UE, cuyas demandas intentó por todos los medios y a cualquier coste satisfacer.

A seis meses de llegar al poder, Rajoy se ve inmerso en una encrucijada compleja, todos sus planes, su idea de que podría controlar la situación en poco tiempo, se han dado vuelta.
Si sólo pocos días atrás el gobierno responsabilizaba de los movimientos especulativos que habían hecho disparar la prima de riesgo española a la inestabilidad de Grecia y a la incertidumbre de lo que pase en ese país en las próximas elecciones del 17 de junio, ahora se ha visto obligado a cambiar su discurso. “El euro se la juega en Italia y España estas semanas”, reconoció públicamente el ministro de Economía español, Luis de Guindos. De Guindos cambió de discurso porque cambió de táctica. “Hay que asustar a Alemania”, pareciera ser su mensaje ahora.

Su equipo entiende que la única solución para que no se derrumben España e Italia es que los bancos a punto de sucumbir puedan recurrir al fondo de rescate europeo sin necesidad de pasar por los Estados. Obama respalda esa idea, pero la señora Merkel se niega. Y también dice nein a la idea española de crear una suerte de unión bancaria que pueda contar con un fondo de garantía de depósitos común.

Frente al pesimismo reinante en España, Rajoy y sus colaboradores intentan transmitir optimismo en base a dos argumentos: “Europa no dejará caer a España” y “España es demasiado grande para caer”. Bankia también era, y es, “demasiado grande” y, como reconoció el propio Rajoy, “si el gobierno no hacía nada, quebraba”.

El presidente afirma y reafirma que “España nunca tendrá que ser rescatada”, pero es de recordar que tanto Portugal, Grecia como Irlanda, lo hicieron cuando su prima de riesgo se mantuvo varios días por encima de los 500 puntos básicos. En España, el viernes ya fue el quinto día.

Miradas Al Sur - 3 de junio del 2012

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