El superministro y sus circunstancias

Conrado Yasenza


Sergio Massa asumió como superministro y la idea es reorganizar el espacio político para intentar darle al gobierno algo de aliento ante el desquicio inflacionario que vive el país. Hipótesis que, tal vez, tengan la vigencia de los suspiros.

La designación de Sergio Massa como superministro – vaya figura, remite a superpoderes- es una decisión consensuada entre el designado, CFK y el presidente. El nombramiento fue oficializado mediante un comunicado de Presidencia de la Nación el cual confirmó que “…se unificarán los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, incluyendo además las relaciones con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales de crédito.».

La idea es reorganizar el espacio político para intentar darle al gobierno algo de aliento ante el desquicio inflacionario que vive el país, hecho que no lo exime de una encerrona central: Tranquilizar al sector económico que promueve la devaluación y hace rato que ve al Presidente y al gobierno como un obstáculo: El agronegocio – históricamente ligado al sistema bancario – que no ceja en su puja por hípercapitalizar la renta agraria y financiera.

El primer interrogante es si el/la ministro de Economía de esta etapa será o no el Remes Lenicov del relanzamiento, es decir, si producirá una megadevaluación (se rumorea que esta no es la intención de Massa, quien no estaría dispuesto a hacer la tarea sucia que en 2002 le tocó al ministro Remes), o se inclinará por una administración sensible a los actores económicos poderosos que demandarán un dólar más favorable para sus expectativas de capitalización. De cualquier manera, el norte que organiza el momento económico es de pragmática neoliberal, casi un credo de recitado conocido: déficit fiscal y gasto público. A esta altura de los sucesos vividos, no es posible afirmar que la reorganización política del gabinete pueda contener el afán de acumulación especulativa de esos sectores económicos de poder.

El segundo de los desafíos, y vital, seguirá siendo el precio de los alimentos y la pérdida del salario ante la inflación. Frente a la espiralización del aumento de precios en alimentos, Federico Braun, presidente de la cadena de supermercados La Anónima, le respondió entre risas al periodista de Clarín Ricardo Kirschbaum, en el marco del último Foro de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que frente a la inflación «remarca precios todos los días». Con relación a salarios, el último informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) arrojó la siguiente conclusión: “Si la inflación continúa al mismo ritmo que tuvo durante los primeros cuatro meses de este año, cuando termine 2022 los trabajadores habrán perdido 1,4 salarios mínimos adicionales, sin importar que sus sueldos hayan aumentado en la misma proporción que los precios”. De confirmarse la hipótesis megadevaluatoria, ésta será una nueva tragedia cuyas heridas sociales ninguna parodia podrá sanar.

Para volver al ejemplo Lenicov, el tercero de los desafíos o interrogantes es si habrá un shock antiinflacionario al estilo megadevaluación con un programa tipo convertibilidad o Plan Austral. En los días previos a la renuncia de Guzmán, el ex viceministro de Economía durante la la gestión de Cristina Fernández de Kirchner y socio fundador de la consultora PxQ, sostuvo la necesidad de aplicar algún tipo de programa para bajar la inflación como los mencionados, adviertiendo, eso sí, que no había que enarmorarse de ellos. De nuevo, imposible de predecir pero no de imaginar, aunque pesan las aspiraciones presidenciales del nuevo superministro con relación a este punto. El panorama actual es tan complejo que el déjà vú que plantea esta nota obliga a pensar cómo se han procesado las graves crisis económicas en el país y las frustraciones que ellas produjeron; siempre los damnificados los puso el campo popular; la organización democrática establecida por las burguesías económico financieras, así lo impuso.

En el interregno de las decisiones y designaciones habrá que ver cómo reacciona – otra vez – el mercado de valores y los especuladores satelitales, lo cual seguirá perjudicando la vida de los sectores asalariados y los vulnerados de siempre.

El ascenso triunfal de Sergio Massa como superministro sólo es posible en el actual contexto de profunda fragilidad del gobierno; a esta encrucijada se llega debido a la creación de un Frente electoral carente de un programa político elaborado y discutido con seriedad, y a un modo de elección del candidato a Presidente que excluyó instancias orgánicas como las PASO. El resultado: Loteo de cargos y ministerios sin rumbo definido y claro. O con el rumbo condicionado primero por el histórico y fraudulento préstamo que el FMI le otorgó al ex presidente Mauricio Macri; recordemos: El actual presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone, reconoció que como director del FMI en representación de la administración de Donald Trump, impulsó en el año 2018 el otorgamiento del préstamo que superó varias veces el límite que la Argentina podía tomar de crédito por exigencia de su gobierno; y segundo, por la decisión del gobierno nacional de subordinarse al FMI y asumir como propio un programa económico definido por el organismo de crédito, que vale señalar, fue cómplice y partícipe de la fuga de capitales, y que ante los efectos inflacionarios y energéticos a nivel mundial como resultado de la guerra entre Ucrania y Rusia, hoy resulta obsoleto.

¿Hasta dónde las vinculacionesentre Clarín, la Embajada, sectores económico/financieros y Massa? Hay bibliografía, textos, que arrojan luz sobre este punto. Por citar sólo dos: Los cables filtrados por WikiLeaks, que revelan el contacto «clave» de Sergio Massa con la Embajada de EE.UU., y el libro de Diego Genoud, Massa, La Biografía no autorizada.

El panorama es muy acuciante, y el gobierno de Alberto Fernández con su nuevo superministro tendrá que decidir entre la tranquilidad de quienes operan para que la intranquilidad supere el límite de lo soportable, o una reorientación del rumbo político que reponga el contrato electoral de 2019 cuyo leitmotiv fue Primero los últimos.

Es muy probable que esta nota y sus hipótesis, tenga la vigencia de los suspiros. La memoria, es otra cosa y la necesidad política, una herejía.

- Conrado Yasenza, Periodista. Docente en UNDAV.

 

La Tecl@ Eñe - 28 de julio de 2022

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