El rumbo argentino

Eric Calcagno - Alfredo Eric Calcagno
En estos tiempos parece que las críticas contra el Gobierno Nacional por parte del arco opositor se limitan a las variaciones sobre insultos y agravios, creando un clima de confusión y desorden. Con invariable recurrencia, escuchamos que “se agotó el modelo”, y que las medidas que se adoptan son “manotazos de ahogado”. En ese contexto, creemos oportuno señalar que mas allá de los intentos de crear un caos que legitime el regreso de las políticas del establishment y de su “mesa política” existe un rumbo tomado desde el 2003 y legitimado varias veces en las urnas. Al contrario, no existe un plan alternativo generado por la oposición, ya sea porque sólo pueden reaccionar contra toda medida del Gobierno o no pueden expresar sus opciones por ser la repetición del esquema neoliberal. Veamos donde estamos casi a diez años de gobiernos Kirchner y descubramos un poco el “programa realmente existente” que proponen sus adversarios.

En primer lugar, se adoptó con éxito un modelo económico que es la antítesis del neoliberal, tan caro a la oposición: el producto interno bruto (PIB) de 2012 era el doble del de 2002, y lo mismo ocurrió con la inversión (como porcentaje del PIB); en ese lapso se crearon 5 millones de nuevos empleos, con lo que la desocupación cayó del 21,5% al 7,3%; la producción industrial aumentó 133%; la participación de los asalariados en el ingreso subió del 34% al 48%; la cobertura de la seguridad social se elevó del 65% al 95% de la población en edad de jubilarse; accedieron a la jubilación 2,4 millones de personas que no habían podido cotizar; se distribuyen 3,8 millones de asignaciones por hijo a familias sin empleo formal; las exportaciones se multiplicaron por 3,3.

Este formidable esfuerzo de desarrollo con inclusión social se realizó sobre la base de recursos nacionales; más aún, al mismo tiempo se desendeudó al país. La presión fiscal subió de 19,9% a 34,6%; y entre 2002 y 2011, la deuda pública se redujo del 166% al 41,5% del PIB; dentro de ella, la deuda del sector público nacional no financiero, disminuyó del 95% al 14% del PIB.

No obstante estos resultados, el arco opositor coincide en el violento repudio a la política de los gobiernos Kirchner. Rechazan los cambios políticos, económicos y sociales fundamentales ejecutados, cuyos ejes son la soberanía política y económica, la transformación del Estado; el desarrollo económico y la inclusión social; la producción y el empleo; la desmonopolización de los medios de comunicación y la difusión del conocimiento.

El análisis político y económico del arco opositor muestra una incapacidad para distinguir lo fundamental de lo accesorio y una ausencia del mediano y largo plazo. Estas dos diferenciaciones son esenciales en nuestro programa de gobierno. Veamos algunas de las posiciones que surgen de los debates, análisis y entrevistas a los principales referentes del arco opositor. Allí encontraremos conceptos que ya fueron predominantes en la historia reciente de la Argentina, con los resultados por todos conocidos.

1: Variaciones sobre el tema “Achicar el Estado es agrandar la Nación”.
La política aplicada por el gobierno fue la opuesta: consolidó al Estado, lo organizó, le otorgó recursos, afirmó las soberanías nacional y popular, afirmó la democracia y la no represión de conflictos sociales, dictó una ley contra la oligopolización de los medios de comunicación audiovisuales, promovió el desarrollo nacional y de las provincias (el PIB creció a tasas de entre el 8 y 9% entre 2003 y 2011). Se agrandaron el Estado y la Nación, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. Es la antítesis del neoliberalismo. Es la consecuencia de la aplicación del modelo de desarrollo con inclusión social.

2: Inutilidad de todo intento de cambios estructurales: “La política económica neoliberal es la única posible”. Se afirma que el margen de acción es muy estrecho y que es inevitable la ejecución de una política económica neoliberal. Omiten toda consideración acerca de las consecuencias de esa política para el conjunto de la Nación y para cada grupo social.

El enfoque del modelo de desarrollo con inclusión social es muy diferente. Parte de la preeminencia de lo político por sobre lo técnico-económico considera las múltiples posibilidades existentes a partir de la relación actual de fuerzas. Es la antítesis del neoliberalismo. Es la consecuencia de la aplicación del modelo de desarrollo con inclusión social.

3. Terminar con la fiesta populista: “Primero hay que agrandar la torta y recién después distribuirla”. Esta afirmación se ajusta en apariencia al sentido común y sin embargo es equivocada. Supone la necesidad de separar la producción de la distribución, lo cual es imposible en la práctica. Lo que se está proponiendo es una determinada distribución del ingreso basada en la productividad marginal del trabajo, el capital y la tierra. Así, en los países subdesarrollados, que tienen abundancia de mano de obra y escasez de capital, la distribución otorgará salarios bajos y alta rentabilidad del capital.

Con el enfoque del modelo de desarrollo económico con inclusión social, la forma en que se reparte la torta determina en gran parte el proceso de su elaboración. Si se oponen distribución justa del ingreso y desarrollo, se plantea una falsa antinomia. Si se impulsan el aumento de los salarios, de las jubilaciones y del gasto social a medida que se ejecuta el proceso de producción, se satisfacen las necesidades de la población y se industrializan o reindustrializan los países. Es la antítesis del neoliberalismo. Es la consecuencia de la aplicación del modelo de desarrollo con inclusión social.

4. Limitar los gastos del Estado: “Ante todo, hay que hacer el ajuste”. Para los neoliberales, el ajuste es el paso de una situación de desequilibrio (discrepancia entre oferta y demanda) a otra de equilibrio (igualdad de ambos términos). Pero el problema no termina allí. Ante todo, hay que determinar qué se ajusta: ¿sólo el equilibrio externo y fiscal, como lo establece la receta del FMI? ¿O también debe ajustarse el mercado de trabajo, eliminando el desempleo? ¿O ajustar la producción real a la potencial, si hay capacidad instalada ociosa? ¿O ajustar el consumo popular para que sea superior a un límite razonable? Después hay que determinar si se disminuirán gastos o se aumentarán ingresos; en el primer caso será un ajuste recesivo y en el segundo puede ser expansivo.

La política aplicada en la Argentina fue la de superar las dificultades por la expansión económica y no con medidas recesivas. Se elaboraron políticas coherentes, con consistencia macroeconómica y articuladas con un proyecto social y político. Frente a la crisis, se trata de mantener los equilibrios macroeconómicos (en especial, superávit fiscal, externo y tipo de cambio competitivo) y preservar a toda costa el empleo. Es la antítesis del neoliberalismo. Es la consecuencia de la aplicación del modelo de desarrollo con inclusión social.

5. Volver al mundo: “La solución es el capital extranjero”. Para evaluar su importancia, ante todo debe establecerse cuál es el aporte real que realizan esas inversiones. En 2010 (último año sobre el que existen cifras del Banco Central), los aportes externos de la inversión extranjera directa (IED) que generaron un aumento real de la inversión bruta fija fueron de sólo 3.138 millones de dólares. En efecto, para una inversión total de 10.391 millones, el 56% correspondió a la reinversión de utilidades y 22% a créditos de las casas matrices, que en general no van a financiar inversión. En síntesis, el aporte real que trajo al país la IED en 2010 sólo significó el 3,8% de la inversión bruta interna fija. Al mismo tiempo, el conjunto de la IED, en 2010 distribuyó utilidades por 6.002 millones de dólares, es decir, casi el doble.

En el caso argentino, el eje del financiamiento nacional son los recursos propios y dadas las tendencias de los flujos internacionales de capitales, no es probable que constituyan un aporte significativo para financiar el desarrollo. Es la antítesis del neoliberalismo. Es la consecuencia de la aplicación del modelo de desarrollo con inclusión social.

En este breve comentario sobre lo realizado desde 2003 y la naturaleza de la prédica opositora, vemos como se definen con claridad dos modelos muy distintos para la Argentina. El que construye el Gobierno, orientado a la solución de los problemas en el marco de un proyecto colectivo orientado al futuro, y los argumentos que operan en el arco opositor, cuya síntesis bien podría ser “nuestro futuro es el pasado”.

Miradas al Sur - 12 de mayo de 2013

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