La naturaleza política y la trayectoria económica de los gobiernos kirchneristas

Los doce años transcurridos desde el día en que Néstor Kirchner anunció a los argentinos que no había venido a gobernar para dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada, han ido marcando una línea ascendente en la confrontación con el bloque dominante. Como bien se señala en la presente investigación de CIFRA, la confrontación con las patronales agrarias en el 2008 constituyó el punto de inflexión a partir del cual el hostigamiento del poder económico fue persistente y sistemático.

Agnotología

El profesor estadounidense de Historia de la Ciencia de la Universidad de Stanford, Robert Proctor, inventó el término agnotología. Lo definió como el estudio de la ignorancia inducida con la publicación de datos tendenciosos. La industria del tabaco es una de las áreas que Proctor ha estudiado con más dedicación. Otro investigador, Philip Mirowski, historiador y filósofo del pensamiento económico de la Universidad de Nôtre Dame, aplicó ese concepto a la economía, y lo presentó en su último libro Nunca dejes que una crisis te gane la partida. Existe un sólido bloque de analistas, economistas del establishment y hombres de negocios obsesionados con el kirchnerismo que son maestros en el arte de la agnotología.

La deuda

Para pagar la deuda pública nacional, que es toda la deuda que reconoce el Estado, en pesos y en moneda extranjera, con todos los acreedores –bonistas, organismos internacionales, agencias públicas y el Banco Central–, ¿cuánto debía poner cada argentino en términos de salario mínimo en diciembre de 2003? La respuesta aparece en un paper oficial: 47,1 veces. Es decir, si todos los argentinos cobraran el salario mínimo, en aquel momento hubiera hecho falta que cada uno de ellos entregara 47,1 sueldos para pagar el total de la deuda pública. ¿Y cuánto debe ahora? A diciembre de 2014, 10,3 veces. La deuda pública per cápita, en veces del salario mínimo, cayó de 47,1 sueldos a 10,3; de casi cuatro años de salarios hipotecados a algo más de diez meses.

¿Lastres de la década? El discurso económico en disputa

“El kirchnerismo, conceptualmente, nos ha hecho retroceder 30 años. Hoy se ha vuelto a discutir los controles de cambio, la inflación, si tener déficit es bueno o malo El Gobierno dejará un déficit fiscal difícil de manejar, una deuda importante, una economía estancada o ligeramente recesiva y un tipo de cambio atrasado. En indicadores de pobreza o indigencia estamos igual que a mediados de las décadas de 1980 y 1990” (diario La Nación, 24 de mayo de 2015).

Lo cierto es que “las grandes transformaciones estructurales” promovidas por el modelo de acumulación basado en la valorización fi nanciera hicieron estallar un conjunto de “bombas de tiempo” durante la crisis de la convertibilidad. Y éste es un dato objetivo, tan peligroso que puso en riesgo a la soberanía de la Nación. No faltó quien, por entonces y pese a ser parte responsable de lo ocurrido, recomendara poner la gestión integral de la Argentina en manos de una consultoría internacional integrada por expertos de los organismos multilaterales de crédito y con plenos poderes para hacer y deshacer en materia económica y social. Por cierto, tal “asesoramiento” se pagaría tomando más deuda externa. Afortunadamente primó el sentido común y, por un pelo, tal dislate fue descartado.

La opción

El bajo nivel de deuda pública que logró el gobierno luego de la política de desendeudamiento llevada adelante desde 2003, es un factor clave para alejar el fantasma de una profunda crisis económica. De hecho, este tipo de crisis, como la que se están viendo en países de la Eurozona, suelen producirse por un excesivo endeudamiento público, más allá de que este no sea el único factor.

La herencia económica

El año 2014 iba a ser el año del estallido económico, según se deducía de las palabras de algunos sectores de la oposición económica y mediática. Sus profecías de hecho se extendieron al actual verano, pero su calmo andar –en materia económica–, llevó a que los mismos reorientaran sus críticas a “la herencia” del kirchnerismo, posiblemente para evitar recaer en incumplidas profecías de desbordes, sobre todo cuando se observan las altas, aunque no totales, posibilidades de que el Gobierno transite un 2015 con relativa paz económica.

Nacional y popular

Del gobierno de los Kirchner se podrá decir muchas cosas, pero lo que es innegable es que fue un gobierno nacional y popular en el más amplio sentido de esa conjunción de palabras, y esto es así porque defendió el trabajo y la producción argentinos, armó una alianza de hecho entre los trabajadores y el capital dispuesto a invertir en el país donde ambos crecían y ambos se retroalimentaban, se propuso la creación de nuevos empleos, apuntaló las economías regionales y el federalismo, impulsó la obra pública en infraestructura, nacionalizó YPF, incentivó la ciencia nacional como lo demuestra la repatriación de investigadores y las inversiones en los distintos estamentos públicos (Conicet; INTI; INTA;Invap; energía nuclear, etc., etc.) y hasta puso en órbita un satélite de comunicaciones geoestacionario operado por la empresa propiedad del Estado argentino Arsat-1 que fue construido por la empresa argentina Invap.

Logros y deudas del kirchnerismo

El escritor norteamericano Mark Twain señaló alguna vez que “existen tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras, y las estadísticas”. En gran medida, éstas corresponden a una ciencia que, como afirma un viejo dicho, “alientan a que la gente lleve bombas al avión, porque las estadísticas demuestran que es casi nula la posibilidad de que dos personas lleven bombas”.

Informe de Coyuntura Nº 16

A partir de la devaluación de comienzos del corriente año se percibe una caída de la actividad económica con un ritmo inflacionario elevado pero decreciente en el tiempo (cayó de un pico de 5,4% en febrero a 1,5% mensual en junio). Se recompusieron levemente las reservas internacionales y se registró un saldo comercial positivo (4.770 millones de dólares en el primer semestre según datos del Banco Central) aunque inferior al obtenido en años anteriores. Las abultadas importaciones de energía constituyeron una restricción significativa en este sentido que obedeció a la reducción de la producción interna a pesar del incremento de la producción de YPF.