Una globalización comercial acompañada de una nueva distribución cartográfica

La liberalización comercial no ha elevado las tasas de crecimiento económico en las economías emergentes de América Latina. Por el contrario, en promedio son inferiores a las tasas de crecimiento de 1955-1980, época que se caracterizó por un alto proteccionismo y una tasa de apertura relativamente baja. ¿Se pueden medir los efectos de la liberalización comercial sobre las tasas de crecimiento del PIB?

El fiasco de la ortodoxia

Hace cinco meses, más precisamente el 3 de enero de 2013, en un escueto artículo, en la categoría draft, que no refleja una posición oficial, Olivier Blanchard, economista en jefe del FMI, de centroderecha, indicó que el organismo había cometido un error en sus cálculos sobre el impacto de la disminución del gasto público en el crecimiento económico. Concretamente decía “la consolidación fiscal en las economías desarrolladas produjo un impacto más importante en la caída de la tasa de crecimiento. Lo cual indica que los multiplicadores fiscales eran significativamente más elevados de lo que las previsiones estimaban implícitamente”. La confesión no dejó de producir una pequeña revolución en el mundillo de los macroeconomistas.

Crecimiento económico y medio ambiente

La relación entre crecimiento económico y medio ambiente es uno de los problemas de mayor interés en la economía moderna. Si bien hay cada vez más datos empíricos disponibles, las explicaciones teóricas siguen siendo tema de debate. En este trabajo se presenta un modelo teórico elemental de las interacciones entre el proceso económico y el medio ambiente, de acuerdo con la teoría de Georgescu Roegen en la que las leyes de la termodinámica se incorporan al proceso económico. El modelo presupone que, actualmente, el proceso de crecimiento y distribución se efectúa bajo condiciones de estrés ambiental. Con este modelo se logra predecir y explicar las relaciones observadas entre crecimiento económico y medio ambiente. Asimismo, del modelo se desprenden nuevos temas de discusión en el ámbito de las políticas públicas. Por ello, con este artículo se procura contribuir al debate acerca de las alternativas sociales sobre el futuro de la humanidad.

Superando el “síndrome del casillero vacío”. Determinantes de la distribución del ingreso en América Latina

La persistente desigualdad en América Latina parece reflejar la inexistencia de políticas específicas orientadas a disminuir esta brecha. El objetivo del presente trabajo es estimar mediante técnicas econométricas los determinantes de la distribución del ingreso en América Latina, en un contexto en que parecen coexistir el crecimiento económico y la reducción de las desigualdades, superando el “síndrome del casillero vacío” que caracterizó a la región en las décadas de 1980 y 1990.

“Brasil debe ser la locomotora”

“No hay peor cosa para el proyecto de integración en nuestra región que el crecimiento económico de Brasil sea bajo. Se necesita que su dinamismo sea fuerte porque es el país más grande, el que debería convidar de prosperidad a los vecinos, ser la locomotora de la región. Si no, cada país buscará su locomotora”, explicó a Página/12 Franklin Serrano, economista brasileño, graduado de Cambridge y actualmente profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). A diferencia de algunos analistas locales que no hacen sino destacar las bondades del “modelo” brasileño, y de los críticos que aseguran que el país vecino tiene un serio problema de apreciación cambiaria, Serrano resalta que una de las principales causas del bajo crecimiento de Brasil es la política fiscal restrictiva.

Hace falta una reforma tributaria

Es recién cuando baja la marea que uno puede darse cuenta si hay quienes se están bañando desnudos. En el plano de la política, suele ser casi siempre demasiado tarde. Es lo que está ocurriendo en la mayoría de los países desarrollados, donde la globalización, una desregulación implacable de los mercados y el ascenso del capital financiero fueron dejando sin ropas a las instituciones encargadas de velar por la justicia social. Por eso se desencadena ahora la indignación de la ciudadanía, cuando estalla la crisis y las aguas se retiran. No sólo se vuelven evidentes brechas de desigualdad de un tamaño que pocos imaginaron posible sino que los dueños del poder pretenden que sean las víctimas y no los victimarios quienes paguen los costos del saqueo.

Boom...

Pocas veces en la historia económica argentina se conjugaron altos niveles de crecimiento económico con una mejora sustancial de la matriz productiva. En los últimos años, se exhibe un escenario novedoso: aumento record de la actividad, tanto en porcentaje como en permanencia, y recuperación del aparato productivo. En este marco, la protección de la pequeña y mediana empresa dejó de ser un discurso para ser el centro de las políticas oficiales. Este segmento es vital en el desarrollo económico, lo que puede verificarse en su participación en los países desarrollados. Las pymes constituyen las organizaciones con mayor capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos y de generación de empleo, con lo que representan un importante factor de política de distribución de ingresos a las clases media y baja. El principal escollo del sector es la falta de crédito bancario. En un relevamiento realizado por Cash se observa que el Gobierno destinó más de 21 mil millones de pesos en distintas formas de financiamiento y acceso a préstamos.

Las pymes en general, y las dedicadas al sector industrial en particular, comenzaron a adquirir mayor relevancia en la economía argentina en los ’50 y ’60, durante la vigencia del modelo de sustitución de importaciones. Ese desarrollo se vio obstaculizado en las tres décadas subsiguientes, producto de una política que privilegió la importación por sobre la fabricación local, sumada a las recurrentes crisis que vivió el país en esos años. Tras la debacle económica y social de 2001-2002, se inició un nuevo proceso productivo en el que las políticas públicas pusieron a este segmento de empresas en el centro de la escena.