La agenda del 19

Eduardo Dvorkin

 

Desde el 2015 se ha escrito muchísimo para caracterizar y denunciar al gobierno de los CEOs: la desindustrialización, la desocupación, el crecimiento de la desigualdad en el reparto del ingreso, la exclusión, el ajuste en ciencia, la cancelación de los proyectos de desarrollo autónomo de tecnología. Ahora, comenzando el 2018, es necesario discutir y acordar una propuesta programática para el 2019 que permita reconstruir lo destruido y avanzar más allá.

¿Cuáles son las tareas urgentes que deberán ser asumidas por un proyecto que suceda en 2019 al actual modelo neoliberal-periférico?

Las tareas centrales serán: volver a desarrollar el mercado interno coetáneamente con el desarrollo productivo, como fue hecho en el período 2003-2015: incluir para crecer y crecer para incluir. También se debe poner al Estado en la conducción del proceso productivo como Estado-productor, Estado-regulador y Estado-comprador (uso direccionado del poder de compra del Estado).

Para volver a desarrollar tecnologías autónomas basadas en el conocimiento, en primer lugar hay que reconstruir el triángulo Estado-Pymes-Sistema Nacional de C&T que funcionó en el período 2003-2015; para ello el Estado deberá volver a financiar adecuadamente al aparato científico, insustituible respaldo del desarrollo tecnológico autónomo, en particular al tan dañado Conicet, tomando como piso el Plan Argentina Innovadora 2020. Nos referimos acá al sistema científico en su conjunto y no a un recorte caprichoso del mismo, ajustado a la corta visión de los CEO. Para reconstruir el entramado Pyme el uso intensivo del poder de compra del Estado es la gran herramienta.

Una tarea prioritaria deberá ser implementar grandes proyectos nacionales conducidos por el Estado. Algunos sectores en los que estos se concretaron en el período 2003-2015 fueron los de industria nuclear (energía, usos industriales de los radioisótopos y medicina), industria espacial (satélites y lanzadores), industria de defensa (en particular aeronáutica y radares), producción no-convencional de hidrocarburos, recuperación de yacimientos maduros de hidrocarburos, energías renovables. Estos proyectos fueron cancelados o debilitados por el neoliberalismo periférico, que delega la conducción de la actividad productiva en las multinacionales, las que históricamente han sido una bomba aspirante de divisas más que motor de crecimiento.

El éxito de la empresa estatal Invap al obtener la adjudicación de un reactor nuclear para Holanda y de la empresa argentina Bioceres al comenzar a cotizar en la bolsa de NYC, teniendo como principal acervo tecnológico los cultivos tolerantes a la sequía desarrollados por la Doctora Raquel Chen, investigadora de Conicet, demuestran la efectividad del estilo de desarrollo tecnológico aplicado en el pasado cercano.

La actividad del triángulo Estado-Pymes-Sistema Nacional de C&T deberá, a partir del 2019, volver a conducir esos proyectos y extenderse a otras áreas productivas.

Una industria fundamental es la automotriz, que sostiene 220.000 empleos entre directos e indirectos pero con un déficit externo de unos 8.000 millones de dólares anuales, imposible de revertir en tanto sean las multinacionales las que lideren el sector. La no-localización de la producción en un solo país es estratégica para las multinacionales por las ganancias de escala que esto produce pero es fuertemente perjudicial para nuestro país. En este sector el Estado deberá asumir el doble rol de productor y regulador.

En la industria electrónica de consumo el déficit anual en divisas es equivalente al de la industria automotriz. En este sector el Estado deberá asumir el cuádruple rol de productor, regulador, infranqueable aduana y educador: será una gigantesca batalla cultural convencer a los argentinos que es más “prestigioso” construir un país que usar un IPhone.

En el campo de la minería es indispensable la centralidad del Estado para tener una minería que cuide el ambiente y se desarrolle verticalmente; esto es incompatible con la minería sin control estatal que solo localiza en el país la fase extractiva.

Es fundamental, para evitar el “stop and go” impuesto desde siempre por la restricción externa a los gobiernos que aspiran a un desarrollo autónomo, controlar centralmente las importaciones y exportaciones. La referencia deberá ser el histórico IAPI. Habrá que actuar creativa y decididamente para resolver los problemas que esto necesariamente nos acarreará con la OMC.

La seguridad sanitaria del país requiere que la producción estatal de medicamentos integre la lista de tareas prioritarias.

Lo discutido arriba es un recorte arbitrario de las tareas que en el campo de la C&T tendrá el nuevo gobierno que surja de las elecciones de 2019, es urgente el desarrollo de una propuesta programática que cubra integralmente al sector.

 

Suplemento CASH de Página/12 - 4 de febrero de 2018

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