“El informe que trascendió es falso”

Sebastian Abrevaya
El coronel retirado José Luis García fue colaborador de Augusto Rattenbach en la elaboración del informe que lleva su nombre y que la presidenta Cristina Fernández ordenó desclasificar esta semana en el marco del conflicto con Gran Bretaña por las islas Malvinas. Como compañero y amigo de toda la vida del hijo del general Rattenbach, como responsable de una parte del informe y como secretario adjunto del Centro de Militares por la Democracia (Cemida), García es hoy una de las voces más autorizadas para hablar de lo que sucedió con el informe, su impacto en el conflicto actual con los ingleses y del “absurdo” de la guerra por las islas. En diálogo con Página/12, aseguró que desclasificar el informe servirá para revelar que “el pueblo argentino era totalmente ajeno a la actitud belicista que llevó a la guerra”.

–¿Por qué lo eligieron a Rattenbach para elaborar el informe si él tenía una posición tan crítica de la guerra?

–Cometieron un error porque el teniente general era un hombre de edad avanzada y con mucho prestigio. Fue rodeado por otro general, que era (Tomás) Sánchez de Bustamante, mucho más joven, por dos almirantes y dos brigadieres. Pensaron que en medio de un equipo de seis la acción del resto iba a evitar su preponderancia. De alguna manera lo subestimaron.

–¿Cuál fue su participación en el informe?

–Yo trabajé para una cuestión muy concreta. Lo conocía a Rattenbach familiarmente porque su hijo, el coronel Rattenbach, era mi compañero y mejor amigo. Siempre con la debida distancia, estando él retirado yo era profesor en la Escuela de Defensa e iba a escuchar mis clases. Cuando terminaba, me invitaba con un café, me hacía observaciones y preguntas. Teníamos una relación familiar y profesional. Cuando ocurre lo del informe me dice que estaba al frente de ese trabajo y que quería conversar conmigo. Fui al Congreso, donde trabajaba, y durante dos días enteros me pidió que lo actualizara de acuerdo a la legislación vigente en aquel momento. A la luz de un esquema general que habíamos armado, empezamos a analizar la documentación que nos habían proporcionado; las disposiciones y órdenes dadas respecto al conflicto y sacábamos conclusiones sobre lo que se había cumplido, lo que no, qué faltaba, qué fallaba, con una precisión matemática. Lo primero que estudiamos era cómo se estructuraron las fuerzas y si había o no previsiones.

–¿Y había previsiones?

–En realidad no había ninguna previsión. La hipótesis de guerra que más se tenía en cuenta en ese momento era la absurda hipótesis de la lucha contra un enemigo interior comunista. La que llevó al terrorismo de Estado. Había dos hipótesis subsidiarias, una era la guerra contra Chile por el problema fronterizo que teníamos con ellos y otra era con Brasil, una antigua cuestión por el predominio en América latina. Ahí terminaban las previsiones reales de la defensa nacional argentina.

–¿Un conflicto por Malvinas no estaba previsto?

–Había un acto secundario y permanente que era la recuperación de Malvinas y para eso se le encargó a la Armada que diseñara una operación que se llamó “Toco y me voy”. Eso quería decir que un destacamento iba a Malvinas, desplazaba a la guarnición inglesa, dejaba una pequeña guarnición propia y se retiraba de nuevo al continente. Lo cual obligaría a Gran Bretaña a hacer lo que hasta el día de hoy no quería hacer: sentarse a negociar.

–¿Por qué no se llevó a cabo?

–Pasó que, con la ocupación de las islas, la gente salió a la calle en todo el país. Eso los desbordó y como sabían que sus días estaban contados, que tenían que rendir cuentas a la Nación y al mundo empezaron a reunir tropas de todo el país. Sin equipos, sin adiestramiento, sin armamento.

–Hubo una subestimación del enemigo...

–Sí, pero también partían de otro absurdo. Creían que Estados Unidos los iba a apoyar porque Argentina había proporcionado tropas de Inteligencia a las dictaduras de América Central en la lucha contra el marxismo. Era un favor que le habían hecho a los Estados Unidos, que tenía esa hipótesis de conflicto en su doctrina de seguridad nacional. Y en la mente pervertida de estos sujetos pensaban que iban a apoyar a la Argentina deteniendo a los ingleses. Hasta que llegó el momento en que tomaron partido en forma abierta por Gran Bretaña. Eso también está determinado en el Informe Rattenbach.

–¿Cuál es la relevancia del informe en el marco del conflicto actual con Inglaterra?

–El informe trabajó con mucha documentación para determinar que la posesión de las islas estaba sustentada histórica y geográficamente. Pero, además, demuestra que la actitud de la guerra fue absurda, de mentes descarriadas, y que nuestra actitud siempre fue la negociación, que cuando hay un gobierno elegido por el pueblo, constitucional, persiste en esa actitud. El objetivo principal de esta comisión y de la desclasificación es que la opinión pública continental y mundial sepa que el pueblo argentino era totalmente ajeno a la actitud belicista que llevó a la guerra.

–¿Entre los militares tampoco estaba presente la posibilidad de la guerra?

–En esa época yo era profesor de la Escuela Superior de Guerra y el día del conflicto vino el director a mi clase y dijo: “Suspendemos acá porque el país está en guerra con Gran Bretaña”. Todos lo miramos como quien mira a Satanás. Nosotros, con los coroneles en actividad listos para ser generales, enterándose junto al profesor. Entonces el director sacó un papel y empezó a nombrar a seis coroneles: “Ustedes preparen sus cosas que en 48 horas parten para las islas como ministros del gobierno que va a hacerse cargo de las islas”, les dijo.

–¿Se sabe con certeza qué se le modificó al informe original?

–A medida que se progresaba en la investigación, Rattenbach avisaba que había que denunciar determinadas conductas –incluso con la pena de muerte, según el Código de Justicia Militar– y se tropezaba con la actitud de los otros cinco integrantes de la comisión, que no querían llegar a las mismas conclusiones. En un momento, Rattenbach da por terminado su trabajo y renuncia porque no estaba de acuerdo con la opinión del resto. Entonces confecciona una síntesis, un Informe Rattenbach puro y lo eleva al gobierno. Pero los que elevan el informe final son los que quedan. Para mí, ese es el informe que se guarda, ya totalmente cambiado. Ahora la pregunta es, ¿donde está el informe abreviado que confeccionó Rattenbach?

–¿Entonces ahora podrían conocerse otros elementos además de los que trascendieron informalmente?

–El informe que se dejó trascender es el de la comisión sin Rattenbach. No sé si además de ese informe, que para mí es falso, se guardó el informe que elevó Rattenbach. Ese es el misterio que va a ser develado por la comisión que integra la Cancillería, Defensa y el coronel Rattenbach.

Página/12 - 12 de febrero de 2012

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