El año de la Agricultura Familiar Campesina Indígena

En el marco de la crisis alimentaria, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 2014 como el Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF), con el objetivo general de “promover la conciencia internacional y apoyar los planes impulsados por los países para fortalecer la contribución de la agricultura familiar y los pequeños agricultores a la erradicación del hambre y la reducción de la pobreza rural, conduciendo así al desarrollo sostenible de las zonas rurales y la seguridad alimentaria”.

¿La agricultura campesina y ecológica puede alimentar al mundo?

La población mundial, se calcula, llegará en 2050 a los 9.600 millones de habitantes, según un informe de las Naciones Unidas. Lo que significa, 2.400 millones más de bocas que alimentar. Ante estas cifras, se extiende un discurso oficial que afirma que para dar de comer a tantísimas personas es imprescindible producir más. Sin embargo, es necesario preguntarnos: ¿Hoy falta comida? ¿Se cultiva bastante para toda la humanidad?

Actualmente, en el mundo, "se producen alimentos suficientes para dar de comer hasta 12 mil millones de personas, según datos de la FAO", afirmaba Jean Ziegler, relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación entre los años 2000 y 2008.

Premio de la OEA a dos chicos wichí

“El proyecto busca evaluar el rendimiento y mejorar la obtención de harina de algarrobo blanco. La cosecha del fruto del algarrobo es una de las grandes tradiciones de las familias wichí en Formosa. Con la harina hacemos alfajores y budines, que no tienen gluten y pueden consumir los celíacos. La idea es ayudar a la gente para que pueda comer y comercializar una mayor cantidad de productos de mejor calidad.” Así de simple, Miriam Gómez, de 17 años, resumió a Página/12 un trabajo arduo y a conciencia que comenzó hace varios años y que finalizó con una distinción internacional.

Cambio climático: balance del IPCC

En estas semanas el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha estado dando a conocer su quinto informe de evaluación. Se trata de los estudios más completos sobre el tema y están disponibles en el portal del IPCC. Pero este acontecimiento se produce en el contexto de un debate interesante sobre la relación entre gases invernadero y cambio climático.

En los últimos 15 años el aumento de temperatura del planeta ha sido más lento de lo que se había pronosticado. Para mucha gente, especialmente entre los que rechazan la evidencia sobre el calentamiento global, este freno en el termómetro global sería la negación de todo lo que se ha dicho sobre cambio climático. ¿Cuáles son las implicaciones de esta “pausa” en el ritmo del calentamiento global?

Para empezar, es importante insistir que en los últimos tres lustros la temperatura de superficie a nivel global no ha cesado de aumentar. Efectivamente el ritmo ha sido más lento: entre 1998 y 2013 la temperatura aumentó al ritmo de 0.04 grados centígrados por década, en lugar del ritmo de crecimiento de 0.18 grados de los años 90. Esto parece sorprendente si se considera que las emisiones de gases invernadero mantuvieron su tasa de crecimiento ininterrumpida.

Castillos de arena

Después del agua, el recurso no renovable más consumido en el mundo es la arena. Su extracción indiscriminada borró varias islas de Indonesia. Cada día hay menos playas en el Caribe, y en la India supone una amenaza mayor que la contaminación.

Antes que el agua, se acabarán las playas. Porque los mares suben y se las llevan, y porque el hombre las convierte en ciudades. Después del agua, el recurso natural no renovable que más se consume es la arena. Para hacer detergente, celulares, rimel, ruedas, autos, aviones y edificios y muchas otras cosas que hoy son la vida. Si todo sigue así, para fines de este siglo habitaremos un mundo sin playas. Entonces las olas vendrán por nosotros. Por todas esas ciudades que un día fueron sus playas.

Según un informe de la Union of Geological Sciences, el tráfico mundial de arena ronda los 18.000 millones de toneladas por año. Una cifra inconcebible para la imaginación humana. Pero si se tiene en cuenta que el mundo consume anualmente 3.400 millones de toneladas de petróleo, la cifra se entiende mejor. La cifra y el desastre.

Un nuevo factor de riesgo cardíaco

El reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentra en sintonía con estudios epidemiológicos que advierten que la exposición a la polución ambiental, tanto a corto como a largo plazo, aumenta el riesgo de mortalidad cardiovascular, una conclusión que incluso hoy es avalada por prestigiosas sociedades científicas, como la Asociación Americana del Corazón (AHA, según sus siglas en inglés), de los Estados Unidos.

El aire contaminado causó siete millones de muertes

Las nuevas estimaciones acerca del impacto de la contaminación atmosférica sobre la salud sorprenden no porque se trate de nuevas afecciones, sino por el cambio de escala. "En 2012, unos siete millones de personas murieron en el mundo como consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica -advirtió ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS)-. Esta conclusión duplica con creces las estimaciones anteriores y confirma que la contaminación atmosférica constituye en la actualidad, por sí sola, el riesgo ambiental para la salud más importante del mundo."

“Con innovación tecnológica los problemas del agua se pueden solucionar”

Ángela Danil de Namor es doctora en química y la primera profesora mujer en esa disciplina en la Universidad de Surrey, Inglaterra. Como representante científica y tecnológica del INTI ante la Unión Europea, junto a un equipo de investigación desarrolla novedosas tecnologías en desalinización de agua de mar, trabaja en nuevos materiales para la remoción de contaminantes del agua y en el enriquericimiento de compuestos existentes en la naturaleza. En diálogo con SABER CÓMO, destacó que el acceso al agua es un tema prioritario para el desarrollo lo que obliga a los Estados a invertir en tecnologías de acceso y saneamiento.

Filtraciones climáticas: adelanto del V Informe del IPCC

Un borrador del nuevo reporte del IPCC se filtró a la prensa. Además de reiterar amenazas conocidas, el documento rescata un tema que merece analizarse: la transferencia de emisiones del norte hacia el sur.

El quinto Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático -al igual que sus cuatro antecesores publicados en 1991, 1996, 2001 y 2007- consta de tres volúmenes. El primero de ellos ya fue presentado en setiembre del año pasado y contenía una actualización de los últimos conocimientos sobre la ciencia del cambio climático. El segundo se lanzará en marzo (comprendiendo aspectos de vulnerabilidad y adaptación) y el tercero, referido a la mitigación, se conocerá recién en abril.

Sin embargo, un borrador parcial de este tercer volumen, fechado el 17 de diciembre, fue filtrado en los últimos días a varios medios de comunicación y mereció la atención de, entre otros, Reuters (15/01/14), The New York Times (17/01/14) y The Guardian (19/01/14). Se trata de un borrador de 29 páginas del capítulo dirigido a los responsables políticos; un resumen de fácil digestión que el Panel suele hacer para evitarles a los tomadores de decisión la dura tarea de leer los informes técnicos completos.

Los detalles del borrador que la prensa divulgó no presentan grandes novedades y mayormente son actualizaciones de tendencias ya anunciadas o datos que ya habían sido anticipados por otras agencias internacionales de la propia ONU o la Agencia Internacional de la Energía. Algunos de los puntos señalan:

-Las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron dos veces más rápido en la primera década de este siglo que en las tres décadas anteriores. Gran parte de ese aumento se debió a la quema de carbón, y particularmente por el carbón utilizado para la generación de electricidad en China.

-La mayoría de los escenarios a futuro muestran que las emisiones mundiales tendrían que reducirse de 40 a 70 por ciento entre 2010 y 2050 para mantener el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2° C tal como se acordó en Naciones Unidas.

-Para limitar el calentamiento, el informe estima que el mundo tendría que invertir
USD 147 mil millones al año en energías bajas en carbono, como la eólica, solar o nuclear hasta el 2030. Al mismo tiempo, las inversiones en energía de combustibles fósiles tendrían que ser reducidas en USD 30 mil millones anualmente.

-Los gobiernos del mundo todavía están gastando mucho más dinero en subsidiar los combustibles fósiles que en acelerar el cambio hacia una energía más limpia.

-Es necesario impulsar las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono -principalmente en las usinas eléctricas- y el secuestro de carbono de las plantaciones forestales como mecanismo para alcanzar un balance neto de “emisiones negativas” en el 2100.

El Norte emite hacia el Sur

Sin embargo, uno de los principales aspectos que recogen los artículos de prensa referidos, es el reconocimiento por parte del Panel de un asunto que ya había sido destacado por analistas y activistas climáticos y que merece un análisis un poco más profundo: la “externalización” de las emisiones.

"Una parte cada vez mayor de las emisiones de CO2 procedentes de la combustión de combustibles fósiles en los países en desarrollo se libera en la producción de bienes y
servicios exportados, sobre todo de países de renta medio-alta y alta” entrecomilla The Guardian, dando a entender que es extracto textual del borrador filtrado.

Según el periódico inglés, el documento afirma que el mayor crecimiento en las emisiones de gases de efecto invernadero se da en los países emergentes, particularmente China, pero que buena parte de ellas está originada en la producción de bienes que son consumidos en Europa y Estados Unidos.

Muchos en el sur reclaman que una política global de reducción de emisiones debería no solo considerar el origen de la producción sino también su destino, responsabilizando a los países consumidores del norte por el aumento de las emisiones en los países productores del sur. Desde esta perspectiva, la transferencia de industrias y emprendimientos contaminantes del norte hacia el sur, sería una estrategia de los países desarrollados para escabullir sus responsabilidades climáticas. Y esto es parcialmente cierto, pero no es toda la verdad.

El problema es que los países del sur aceptan gustosos esta transferencia (cuando no la alientan fervientemente) y aceptan complacientemente aumentar su cuota de emisiones. No solo esto: también se oponen a la existencia de cualquier política doméstica en los países desarrollados que limite sus posibilidades de exportación. Es decir, no aceptan la inclusión de estándares de carbono en los productos consumidos en los países del norte aduciendo que se trata de medidas proteccionistas para-arancelarias.

Esto se ha visto en las negociaciones internacionales de cambio climático principalmente en los temas de hidrocarburos y agricultura pero es extensible a todos los rubros de exportación de los países en vías de desarrollo. De esta manera son los propios países en desarrollo los que impulsan la “externalización” de las emisiones de los países industrializados. Nadie es inocente en este juego.

Esto se ha convertido en un nudo imposible de desatar en la Convención de Cambio Climático. Los países desarrollados llevan sus industrias al sur porque allí no hay restricciones a las emisiones y los países del sur encuentran en esta relocalización productiva una fuente importante de inversión extranjera y de crecimiento del PBI. Esta transferencia provoca el aumento de las emisiones de las economías en desarrollo que, con el argumento del combate a la pobreza, rechazan cualquier imposición de límites a sus emisiones. Pero también rechazan cualquier medida que los países desarrollados adopten para reducir el consumo de los habitantes del norte, con el argumento de las trabas a las exportaciones desde los países en desarrollo.

Adicionalmente, estas exportaciones están promoviendo el crecimiento de nuevas clases altas y medio altas en los países emergentes que están aumentando su consumo y consecuentemente las emisiones de esos países.

Las empresas felices: han encontrado la manera perfecta de evitar los límites a sus emisiones, pagar una mano de obra más barata, recibir exoneraciones variadas, flexibilizar los estándares ambientales y mantener los mercados de mayor poder adquisitivo en el norte. Todo con la buena colaboración de los gobiernos del norte y del sur que continúan culpándose unos a otros de la falta de compromisos en el combate al cambio climático.

Por suerte para el clima, el “Desarrollo” es muy eficiente para mantener a la mayoría en la pobreza haciéndole creer que prospera o prometiéndole que prosperará, porque si verdaderamente todos se desarrollaran el planeta ya habría estallado.

In extremum vivendi

La geografía de algunas ciudades de Estados Unidos y Canadá ha cambiado en los últimos días: las calles pasaron a ser pistas de patinaje, los edificios se uniformaron en blanco nieve y los faros y costaneras se convirtieron en increíbles esculturas de hielo. Mientras tanto y casi al mismo tiempo, la ciudad de Buenos Aires tomó un color rojo fuego y sus habitantes, boqueando en busca de un poquito de aire no quemante, apelaron a cualquier fuente de agua para aplacar el calor. Los termómetros, allá y aquí, alcanzaron sus picos máximos, hacia arriba y hacia abajo. En el norte de América marcaron 50º bajo cero, en el sur la misma cifra pero sobre cero.