Brasil decime qué tenés en mente

Desde San Pablo, nuestros enviados resumen sus impresiones sobre la agónica jornada electoral que ayer vivió Brasil. ¿Cómo hay que leer los resultados y qué hará Lula para ganar el balotaje? ¿Por qué el bolsonarismo logró sorprender en las categorías a gobernadores y parlamentarias? ¿Y qué nos dice esta primera vuelta sobre la gobernabilidad que viene?

El rompecabezas brasileño

El próximo 2 de octubre tendrán lugar las elecciones presidenciales en Brasil. Aunque Lula encabeza todas las encuestas, una victoria en las urnas no se traduce automáticamente en una victoria política o social. Para ello hacen falta transformaciones profundas, a las que solo es posible arribar apoyándose en la movilización popular. Porque si hay algo que pone de manifiesto la historia reciente de Brasil es que sin una fuerza popular que respalde masivamente en las calles, ningún cambio social progresivo logra sostenerse en el tiempo.

De aquí a dos semanas

El momento es de urgencia, pero exige resiliencia, determinación y paciencia. El pasado 7 de septiembre fue «secuestrado» por el bolsonarismo para realizar grandes demostraciones de fuerza social. Seamos lúcidos, ellos lo hicieron. La sociedad está fracturada, y se ha consolidado una mayoría social contra Jair Bolsonaro, apoyada sobre todo por los más pobres, las mujeres y los nordestinos, pero los fascistas mantienen el apoyo de la masa de la burguesía, en las clases medias, gran influencia en el sur y el norte, y hegemonía en el centro-oeste.

Vencer a Bolsonaro: el objetivo de la nueva alianza entre Lula y su antiguo rival político

El expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso que el centro-derechista Geraldo Alckmin fuera su fórmula vicepresidencial para los comicios de octubre. El anuncio marca el rumbo de las elecciones presidenciales en las que el izquierdista buscará derrotar al actual presidente ultraderechista, Jair Bolsonaro. A pesar de las críticas de algunos miembros de su propio partido, Lula espera que respalden la alianza entre los dos antiguos rivales.

“En el establishment brasileño hay un pragmatismo que lo induce a 'olvidar' las cuestiones ideológicas”

Especializado en políticas públicas y económicas, con paso por la función pública, Paulo Kliass descarta que el establishment brasileño intente obstaculizar un regreso de Lula a la presidencia. "Saben que los riesgos del impacto en sus ganancias de una crisis institucional son mayores que la vuelta de un candidato a quien conocen", sostiene. Con todo, advierte que el líder del PT podría encontrar un Brasil "muy diferente" al de su experiencia de 2003, sin un boom de los commodities.

Lula vuelve

Mientras los sectores concentrados buscan atar la imagen de los líderes populares latinoamericanos al pasado, Lula da Silva construye futuro. A los 75 años corre nueve kilómetros diarios y se muestra sonriente junto a su novia, chapoteando en el mar o en giras incansables junto a referentes políticos, sociales y sindicales. El hombre que sacó a millones de brasileños de la exclusión y la pobreza y sobrevivió a 580 días de cárcel está hoy ante uno de los desafíos más importantes de su trayectoria política: correr del Planalto al máximo exponente en funciones de la extrema derecha mundial.