Trump y la crisis de México

Dossier

 

Desde el 1° enero con el anuncio del gasolinazo hasta el 25-26 del mismo mes con la confrontación política de los gobiernos de Trump en Estados Unidos (EUA) y de Peña Nieto en México, este último ha entrado en una situación crítica de consecuencias inauditas para los dos países. En especial los destinos de los pueblos, de los trabajadores y los oprimidos de ambos países se vincularán aún más estrechamente.

La cancelación de la reunión de los dos presidentes programada para el martes 31 de enero por parte de Peña Nieto, inmediatamente también asumida por Trump, es el punto culminante de una política conciliatoria y titubeante que éste mantuvo con el dirigente imperialista que hoy gobierna Estados Unidos. La política conciliadora del gobierno de Peña Nieto se inició desde la desafortunada invitación a visitar México que le hizo a Trump cuando éste era el candidato republicano para las elecciones presidenciales del país vecino de noviembre pasado. La base de esa posición era que había que ser dialogantes y razonables con el energúmeno. Una premisa por completo errónea y contraproducente como se mostró con evidencia cuando ya como presidente electo y hace unos días cuando tomó posesión del cargo Trump continuó incluso redoblándolos sus ataques a México e insistiendo que el muro de la vergüenza y la indignidad que quiere construir en la frontera entre los dos países sea pagado por los mexicanos.

La cancelación de la reunión hunde a Peña Nieto en el peor momento de su gobierno: con una abrumadora mayoría de la población que lo considera como el peor presidente en décadas y confrontado abiertamente con el gobierno estadounidense. Con la concordia en las relaciones bilaterales con EUA hecha pedazos, Peña Nieto se encuentra suspendido en una situación que lo acerca al borde del precipicio.

En el mundo politiquero, entre los partidos políticos oficiales “registrados” y entre los cómplices del régimen en diversos sectores, la crisis a la que ha llegado la relación diplomática con Trump de inmediato ha sido el motivo para sacar del baúl de las antigüedades lo que fue el hilo rojo de la política de los años dorados del nacionalismo mexicano, que también fueron los del PRI, la política de la “unidad nacional”. No es difícil saber por qué la invocan: puede permitirle al gobierno de Peña el alivio que tanto necesita en estos días turbulentos.

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