Las enseñanzas del vecino
Brasil recibió el GI y un diluvio de capitales, pero junto con esto, la inestabilidad de depender de los flujos financieros a corto plazo. ¿Quién no envidió los bajos niveles de inflación, cerca del 6% anual, que exhibía Brasil gracias a sus políticas monetarias? Pero, como en la mayoría de los países de América Latina, la inflación tiene carácter estructural y no se vence con suba de tasas o reducción del gasto público. Más bien, estas medidas generan una caída de la producción y del empleo, y entonces los inversionistas y calificadoras exigen más ajustes. Es un círculo vicioso que achica cada vez más la economía del país y de sus habitantes.
Pero como la economía está determinada por la política, la amenaza de pérdida del GI fuerza al gobierno popular a ceder su soberanía, y se ve arrastrado a tomar medidas que lo deslegitiman ante sus votantes, en medio de un interesado descrédito promovido por los medios de comunicación concentrados. Por eso, la reciente degradación de la nota de Brasil por parte de S&P apunta a objetivos claramente políticos, además de generar enormes ganancias a los inversores que representa. La única forma de enfrentar este vendaval político y económico es rechazando el ajuste e implementando medidas anticíclicas y de fomento al consumo y la producción. De no ser así, el vendaval seguirá erosionando las importantes mejoras sociales conseguidas en los últimos años.
Una enseñanza que los argentinos no podemos pasar por alto.
Revista Acción Nº 1180 - segunda quincena de octubre de 2015