Pero esta vez jugó a favor lo que no estuvo presente en el cuatrimestre anterior: casi desapareció el impacto negativo de la sequía, que afectó directamente a la producción agroexportadora con una caída de casi el 50% año a año como efecto directo. Los impactos indirectos, que son más imprecisos de apuntar, en producción de maquinaria agrícola, fletes y combustibles de los camiones que transportaron la cosecha gruesa a los puertos de exportación y la recaudación fiscal dañada por menores retenciones, dejaron de jugar un rol negativo en la evolución mensual. El repunte de la minería fue el más relevante a destacar en la comparación interanual del mes de agosto. Creció el 4,5%. Aquí jugaron a favor Vaca Muerta, el nuevo gasoducto Kirchner y el litio El consumo interno también evolucionó favorablemente con más del 1% de expansión. La agricultura descendió el 2,8%, cifra negativa muy inferior a la de los meses previos, marcando el alivio de que la cosecha fina ya dejó de jugar un rol muy insatisfactorio a la altura del octavo mes del año. Ello colaboró para que la expansión de agosto del PBI con respecto a julio del 2023 fuera del 1,3%.

Estos datos ponen en tela de juicio la estimación negativa tanto del Banco Mundial como del FMI, que predicen un retroceso anual de este año con respecto al anterior del 2,5%. Una reconocida consultora privada opina que el debilitamiento de este año será menor que el marcado por los organismos internacionales citados. Se trata de ICG, que recalculó la caída anual al 1,7%, como también lo ha hecho la consultora Sarandí, que ahora predice una disminución del PBI de este año con respecto al anterior del 2%.

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