Fracking y proyecto nacional
En febrero planteamos la necesidad de discutir y consensuar tareas de urgente resolución tecnológica que tendrá que enfrentar el gobierno que surja de las elecciones de 2019, para reemplazar al actual proyecto neoliberal-periférico. En ese sentido, Vaca Muerta es un caso paradigmático. Transformar el potencial de Vaca Muerta para la producción de hidrocarburos no-convencionales —shale gas y shale oil— en una realidad concreta es requisito imprescindible para retomar el desarrollo inclusivo.
Si Vaca Muerta incrementa su producción, podremos aliviar la balanza comercial en áreas como la importación de combustibles, un número cercano a 5.000 millones de dólares en los primeros ocho meses del año, 25.4% más respecto del mismo período de 2017 (1). Y también podremos abastecer a nuestras industrias y a nuestras viviendas con energía necesaria, a precios razonables y accesibles.
Vaca Muerta y el desarrollo tecnológico autónomo
Incrementar la producción de Vaca Muerta requiere, en primer lugar, fuertes inversiones en pesos: salarios, servicios a cargo de empresas nacionales, productos fabricados por empresas nacionales. En una economía libre de imposiciones del FMI y de sus socios locales, el costo en pesos no estará atado a la disponibilidad de divisas, crónico y, hoy, incontrolado problema de restricción externa.
El problema hoy son las inversiones y los gastos en divisas externas para importación de equipos, pagos por uso de tecnología extranjera y remisión de utilidades al exterior. Reemplazar equipos y servicios externos por internos no sólo será un beneficio para la balanza comercial: representará una fuerte tracción para la industria nacional, en particular para las pymes industriales. Y eso a su vez, generará creación de empleo industrial e impulsará el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT). De dar paso finalmente a la sustitución de importaciones de servicios y de equipos para la producción petrolera, el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología deberá trabajar en la producción de los conocimientos necesarios para desarrollar tecnología autónoma. Por eso, Vaca Muerta no sólo será una fuente de gas y de petróleo, se transformará en un poderoso motor para el desarrollo tecnológico.
Así sucedió en Brasil con la explotación de petróleo offshore. Antes del golpe de Temer y sus socios, el país desarrolló un fuerte sector industrial y un fuerte sector científico-académico comprometido con el desarrollo de su país bajo la dirección de Petrobras, controlada por el Estado (2). Brasil no sólo logró el autoabastecimiento petrolero sino que además se convirtió en líder internacional de la ingeniería offshore.
En una publicación anterior, postulamos que una de las fuerzas tractoras para el desarrollo tecnológico autónomo son precisamente los grandes proyectos nacionales (3). La producción de hidrocarburos no convencionales es hoy uno de los más relevantes. Como habrá equipos que no podrán ser construidos en el país, sobre todo al principio deberán ser consideradas opciones de compra, alquiler o leasing en el extranjero. En esos casos podremos poner a competir entre si a proveedores internacionales: como no estaremos comprometidos con ninguna multinacional tendremos abiertas todas las opciones. Si manejamos la tecnología de la fractura hidráulica y sólo compramos o alquilamos afuera lo imprescindible, es decir aquello que nuestros tecnólogos hayan definido, podremos usar a favor la competencia entre proveedores.
Lo importante en ese sentido es el control local de la tecnología. Para eso deberemos poner en marcha el esquema organizativo basado en el triángulo de Sábato (4): tendrá en un vértice a YPF, en otro a YTEC (YPF+CONICET) con equipos de investigación en ciencia aplicada de universidades nacionales, y a las pymes nacionales proveedoras de productos y de servicios tecnológicos. Esquemas organizativos similares se utilizaron en INVAP para el desarrollo de los satélites Arsat-1, Arsat-2 y SAOCOM y en CNEA-NASA para la exitosa terminación y puesta en marcha de Atucha-2.
Estas medidas serán implementadas sin dudas por un nuevo gobierno del campo nacional y popular. Son medidas que clausurarán las chances de estimular la bicicleta financiera y la fuga de divisas. Clausurarán la idea de administrar el comercio exterior, en particular inter-empresa (4) (5); e impondrán la obligación de liquidar las exportaciones. Medidas que permitirán destinar un porcentaje del dinero que hoy se fuga a la importación de equipos e insumos imprescindibles para arrancar la producción autónoma de los servicios y equipos petroleros necesarios para desarrollar Vaca Muerta.
No compartimos en absoluto los anticuados planteos que consideran imprescindible la concesión al capital extranjero para desarrollar el autoabastecimiento petrolero. Estos planteos siempre aparecen renovados por algún melancólico de la dependencia o un temeroso del desarrollo tecnológico autónomo o, en general, por alguien con ambos problemas. No solamente no es necesario conceder el desarrollo a la inversión extranjera, sino que además nuestra experiencia histórica muestra que la inversión extranjera directa termina succionando del país muchos más recursos que invertidos por las multinacionales. El autoabastecimiento deberá tener como contrapartida la autonomía tecnológica.
Vaca Muerta y el tema ambiental
¿Es factible producir hidrocarburos no convencionales en forma sustentable? Sí, a condición de que se impida la contaminación de las napas de agua dulce. Las napas están a profundidades de unos 500 metros y la fractura hidráulica se realiza a unos 2.500 metros. Además, los mantos rocosos entre ambas profundidades comprenden espesores muy impermeables. Por lo tanto, si hay contaminación de las napas no es por fluidos sino por un manejo no cuidadoso de los líquidos en superficie. Solamente el control estatal y una empresa pública pueden garantizar los cuidados necesarios para la producción sustentable.
[1] FIDE, «Coyuntura y Desarrollo,» 2018.
[2] Ver más en http://www.petrobras.com.br/pt/nossas-atividades/tecnologia-e-inovacao/ y en la UFRJ: www.coppe.ufrj.br
(3) E. Dvorkin, «¿De qué hablamos cuando hablamos de innovación tecnológica?,» 12 Octubre 2018. [En línea]. Available: http://www.iade.org.ar/noticias/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-innov.... [Último acceso: 22 Octubre 2018].
[4] E. Dvorkin, ¿Qué Ciencia Quiere el País? Los estilos tecnológicos y los proyectos nacionales, Buenos Aires: Colihue, 2017.
[5] V. Grondona, «Fuga de capitales IV Argentina, 2014. La manipulación de los precios de transferencia,» CEFID-AR, 2014.
El Cohete a la Luna - 5 de noviembre de 2018