La austeridad es parte integral de la tragedia griega

Hay demasiada gente, y entre ella mucha gente de la troika, que consideran la lucha de Grecia como algo que sólo guarda relación con las transferencias de una nación deudora a muchas naciones acreedoras. Por esa razón acaso consideraron el referéndum griego como un movimiento que poco ayudaría, como algo que sólo inflamaría el sentimiento nacionalista. Tal como lo formula Dani Rodrik: “Lo que los griegos llaman democracia se entiende en muchos orros países – igualmente democráticos – como irresponsable unilateralismo”.

Grecia y el cambio de época

Los “expertos” no contemplaron la variable “pueblo” en sus modelos econométricos. Todo estaba bajo control hasta que la mayoría ciudadana griega respaldó una propuesta política diferente a la de la troika. La democracia tiene este tipo de caprichos: depende de la voluntad de su pueblo. La economía sin política corre siempre el riesgo de descuidar esta particularidad creyendo que todo gira en torno de dogmas incuestionables, sin cabida para el referéndum. Y resulta que no. Resulta que a un país de la periferia europea, Grecia, se le ha ocurrido la trasnochada idea de consultar a su ciudadanía por qué camino seguir: 1) continuar con lo realizado por parte de los gobiernos anteriores o 2) intentar otra forma de hacer las cosas, aunque éstas no sean ni mucho menos fáciles dado que se arrastra una deuda elevadísima (social y financiera) y con múltiples ataduras en el seno de la propia UE.

La Hércules

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, tiene su mayor respaldo en los menores de 35 años. Ayer votó No al ajustazo el 67 por ciento de los griegos de entre 18 y 34. Una diferencia de alrededor de seis puntos en relación con el ya de por sí sólido apoyo al gobierno de Syriza, que obtuvo un 61 por ciento promedio. Los números caen drásticamente a medida que la edad avanza. Votó No el 49 por ciento de la población que va de los 35 a los 55 años y el 37 por ciento de los mayores de 55.

Con estos resultados en la mano, Tsipras bien podría fundar ya mismo un movimiento juvenil. ¿La Edipo? Muy psi. ¿La Demócrito/Epicuro? A Carlos Marx le hubiera gustado. Escribió sobre ellos su tesis doctoral. ¿La Xipolitakis? Demasiado lío de cabinas, demasiado ruido de empresario con Porsche cerca suyo. Para sorpresas, mejor La Pandora. Y para sexo y amor, La Afrodita. ¿La Sócrates? Suena bien pero le falta acción. ¿Y La Hércules? Sería el nombre ideal para Tsipras. En 2012, cuando concedió una entrevista a Página/12, dijo que en la mitología griega se identificaba con Hércules. “Cuando los dioses lo castigaron, una de las tareas de Hércules fue limpiar la mierda”, contó el entonces jefe de la oposición griega. Y agregó: “Hércules pasó meses y meses sacándola. Terminó su obra. Entonces le encargaron otra tarea: debía cortar la cabeza de la hidra. El problema es que cuando cortaba una cabeza salían otras dos nuevas”. Para que no quedasen dudas de que analizaba política y poder, aclaró: “Eso pasa con el sistema financiero internacional. Tenemos que limpiar la mierda y enfrentar a la hidra. Por eso queremos construir una gran fuerza política: porque no será fácil”.

Tsipras, que el 28 de julio cumplirá 41 años, ganó en enero con el 36,3 por ciento. Aquélla fue una elección parlamentaria que lo llevó a la jefatura de gobierno y el de ayer un referéndum. Estrictamente no son elecciones del mismo género. Pero en términos de legitimidad revelan que Tsipras aplica siempre la misma lógica: apuesta fuerte y luego trata de cambiar las relaciones de fuerza para negociar en mejores condiciones. Porque no será fácil.

Hoy, cuando el pueblo se levante después de haber bailado Zorba el griego en la Plaza Syntagma de Atenas como anoche, la deuda seguirá representando el 160 por ciento del Producto Bruto y la desocupación juvenil continuará por encima del 50 por ciento. Pero la canciller alemana Angela Merkel tendrá que ver cómo sale de esta gran derrota, la más importante desde que ocupa el poder en los últimos diez años. El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, deberá preocuparse por el efecto contagio hacia las próximas elecciones, con Podemos de estrella en ascenso. Y toda Europa discutirá una agenda distinta porque el referéndum transparentó como mínimo tres puntos.

El primero, que así como en la Argentina el gasto público se disparó en tiempos de Carlos Menem con la privatización de las jubilaciones –y no por inversión en planes sociales–, en Grecia el presupuesto hizo agua por la compra de submarinos, helicópteros y buques de guerra.

El segundo tema indica que Grecia será, como minimizan los conservadores, sólo el 2,5 por ciento del Producto Bruto europeo pero tiene una posición estratégica significativa. No sólo es parte de la Unión Europea y la zona euro, donde cualquier desprendimiento puede desatar un efecto dominó. También integra la Organización del Tratado del Atlántico Norte, alberga entre otras la base de Creta y un centro operativo de aviones de inteligencia en Aktion, al noroeste, y es un Estado al que Washington le presta atención sobre todo desde la crisis en Ucrania y la disputa con Rusia.

El tercer punto es que, sin una quita gigantesca, la deuda será impagable por más que el pueblo griego haga esfuerzos, destruya nuevos empleos y pulverice lo que resta del sistema de protección social, tres objetivos de la concepción buitre del sistema financiero que no gozan de afecto en Sudamérica y, como se ve, tampoco en Grecia.

Autocrítica de un Nobel: errores y aciertos de Krugman

Hace poco, mientras limpiaba mi despacho en Princeton, me di cuenta de la naturaleza efímera de escribir sobre políticas: una gran parte de mis estanterías estaba llena de 30 años de libros sobre la trascendental década siguiente. Vaya.

Han pasado casi 10 años desde que empecé a escribir sobre la crisis financiera y la Gran Recesión. Todo empezó con mi diagnóstico de una burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, cuyo estallido yo sabía que sería malo, pero no tenía ni idea de que lo sería tanto como lo fue. En todo caso, ha habido un arco bastante coherente, y allí estaba yo reflexionando sobre mis aciertos y mis errores.

“A menos que se llegue a un acuerdo, estamos a semanas de una suspensión de pagos de Grecia”

Sin acuerdo todavía entre Grecia y sus acreedores, hay dudas de que el país sea capaz de cumplir con el reembolso programado de la deuda con el Fondo Monetario Internacional a principios de junio. En esta entrevista con el director de EUROPP, Stuart Brown, discute Barry Eichengreen si es todavía posible un compromiso, qué significaría para el país y hasta qué punto está preparada Europa una potencial salida griega del euro.

Las causas políticas del austericidio en España, en Grecia y en la Eurozona

A pesar de la robusta y sólida evidencia científica que existe mostrando el enorme daño que las políticas de austeridad han supuesto para la mayoría de las poblaciones de los países de la Eurozona, estas políticas continúen aplicándose, proponiéndose e incluso promocionándose y/o justificándose en los mayores medios de información y persuasión.

Hormigas y cigarras

Después de una primera ronda de entrevistas para plantear su posición ante diferentes mandatarios europeos, el gobierno griego recibió el primer apriete de la troika, que considera a la austeridad como parte de los tratados ya vigentes. La respuesta de Tsipras fue inmediata: “Grecia no aceptará más órdenes, especialmente las enviadas por correo electrónico”, refiriéndose al estilo de “gobierno” que ejercen los tecnócratas de las entidades de crédito. Según el diario El País, “el único bálsamo que recibió fue la masiva manifestación ciudadana en apoyo al gobierno”, en referencia a los miles y miles de griegos que salieron el jueves a decir “sí” a su soberanía en las calles. No lo hacen por el chori. Lo hacen porque el nuevo gobierno griego los defiende a ellos. El apoyo popular no es “el único bálsamo”, sino la base de su legitimidad.

Fue una semana muy intensa. El martes, el primer ministro italiano, Matheo Renzi, y Tsipras sorprendieron al término de una reunión privada, cuando, con cámaras y micrófonos delante, Renzi le extendió a Tsipras su regalo: una corbata italiana. Se sabe que los miembros del gabinete griego –todos varones, dicho esto sea de paso– no la usan.

¿Se acerca otro “momento Lehman”?

Francia ha logrado colocar deuda en el mercado internacional a tasas muy bajas y todo mundo se pregunta por qué. La tasa de rendimiento de sus bonos a 10 años ha caído a un nivel récord de 1.24 por ciento, a pesar de una crisis ministerial que se saldó con la renuncia del ministro de economía, de que la economía francesa permanece estancada y el déficit fiscal se sitúa por arriba del nivel fijado en el tratado de Maastricht. La deuda externa total de Francia rebasa por primera vez los 2 billones (castellanos) de euros, el equivalente a 95 por ciento del PIB (por arriba del umbral de 60 por ciento fijado en Maastricht). ¿Cómo explicar las bajas tasas a las que Francia está colocando su deuda soberana?

El día en que el agricultor de Cieza aprendió geopolítica

Hace veinte años los piquetes de campesinos franceses destruían en el sur del país varios camiones que transportaban fresas procedentes de España. Los agricultores protestaban contra las importaciones españolas, cuyo bajo precio desplazaba a los productos autóctonos en las grandes superficies. O tempora o mores! Entonces vivíamos en otro mundo muy diferente: el coloso rojo había desaparecido para ser entregado a los técnicos del desguace y el Tratado de Maastricht había sentado, dos años antes, las bases de la Unión Europea, la organización que prometía con enterrar décadas de conflicto y animadversión entre naciones en un continente que entonces luchaba por salir de la recesión económica. ¿Qué eran unos cientos de kilos de fresas alfombrando las carreteras francesas en comparación? Las sanciones aprobadas recientemente por Rusia son una prueba de lo mucho que ha cambiado el mundo desde entonces.