El FMI se enfrenta abiertamente con Europa por el rescate a Grecia

l Fondo Monetario Internacional (FMI) se enfrentó ayer abiertamente con Europa al amenazar con no participar en el tercer plan de rescate a Grecia si los demás acreedores no aceptan una quita o una moratoria.

Ese enfrentamiento estalló mientras el Parlamento griego debatía el acuerdo alcanzado entre el primer ministro griego Alexis Tsipras y los acreedores europeos, que finalmente fue aprobado con 229 votos a favor y 64 en contra. Hubo seis abstenciones.

Desautorizado por el comité central de su partido, Syriza, con una rebelión de una parte de sus propios diputados y de su equipo gubernamental, con la plaza Syntagma convertida en campo de batalla por los enfrentamientos entre anarquistas y fuerzas antimotines, Tsipras había amenazado con renunciar si no obtenía el respaldo de su propio bloque.

"No voy a tratar de hacer aparecer este acuerdo mejor de lo que es. Es difícil y sus medidas son muy duras", reconoció el primer ministro anoche ante el Parlamento en una inesperada aparición. "Tuve que elegir entre un acuerdo con el que estaba totalmente en contra, un default desordenado o el proyecto de Wolfgang Schauble de dejar el euro. Pero asumo todas mis responsabilidades", concluyó.

En el actual clima de extrema tensión, un estudio del FMI publicado anteayer fue interpretado como una clara crítica al acuerdo logrado el lunes pasado por la cumbre europea de Bruselas. El informe estima que la deuda pública griega es "insostenible", pues, en las actuales condiciones, llegará a 200% del PBI en dos años. Ese ratio es de 180% en la actualidad.

Para evitar esa situación propuso efectuar una quita o acordar otras medidas de alivio, como una moratoria para que ese país pueda lanzar un programa de inversiones para activar su economía y estar en condiciones de cumplir sus compromisos en el futuro.

"Los acreedores europeos deben reducir la deuda o dar a Grecia un período de gracia de hasta 30 años", volvió a decir ayer un funcionario del Fondo que requirió el anonimato. Y advirtió: "Todo nuevo plan debe responder a los criterios de nuestro organismo. Uno de ellos es la sostenibilidad".

La CE, órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), respondió por la tarde que esas estimaciones eran exageradas y que, contrariamente a las afirmaciones del FMI, la deuda griega representará sólo 150% del PBI en 2022. La Comisión admitió la posibilidad de extender los plazos o acordar nuevos créditos, pero descartó todo recorte o anulación de la deuda.

La CE propuso además acordar a Grecia un crédito puente de 7000 millones de euros para que el gobierno de Atenas pueda hacer frente a sus compromisos financieros inmediatos, mientras llega el nuevo plan de rescate de 82.000 a 86.000 millones de euros en tres años acordado por la cumbre de la eurozona. En un bloque profundamente dividido, Gran Bretaña y Francia dieron ayer su apoyo oficial a la propuesta del FMI.

"El FMI está diciendo lo mismo que nosotros... no podemos ayudar a Grecia si mantenemos la misma carga de devolución de la deuda sobre la economía griega", comentó el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin. El primer ministro Manuel Valls, por su parte, aseguró que la deuda será "aliviada" gracias a un "reperfilamiento", término que significa extensión de los plazos de pagos y disminución de los intereses.

"Es cierto que Grecia necesita aliviar su deuda", dijo, a su vez, el primer ministro británico, David Cameron, cuyo país no integra la zona euro.

En actitud defensiva, Alemania indicó que durante las negociaciones los acreedores conocían los datos mencionados por el FMI. El vocero del Ministerio de Finanzas dio a entender que era "posible" imaginar una prolongación de los plazos de pagos. "Técnicamente existe esa posibilidad", precisó.

"Es un elemento que se puede tomar en consideración" a condición de que no signifique una reducción "significativa del valor real [de la deuda] porque en ese caso sólo tendríamos una quita disfrazada", advirtió.

La canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, se niegan a acordar toda reducción por razones ideológicas y porque la opinión pública es hostil a ese tipo de concesiones.

El FMI, que había sido denunciado por Tsipras como el "peor enemigo" de Grecia, aparece ahora como su mejor aliado.

Algunos observadores creen percibir la mano de Washington detrás de la iniciativa del Fondo. El presidente norteamericano, Barack Obama, que teme un acercamiento entre Atenas y Moscú, presiona con insistencia desde hace dos semanas a Europa para que "haga los esfuerzos necesarios" a fin de mantener a Grecia dentro de la zona euro. Además de su influencia política natural, Estados Unidos es el mayor accionista del FMI. En un clima de acusaciones mutuas, la crisis griega no sólo ha dejado de manifiesto las fracturas que atraviesan particularmente la zona euro, sino también las divisiones latentes entre los tres acreedores institucionales de Atenas (el Banco Central Europeo, el FMI y la Comisión Europea).

Fuentes allegadas al organismo financiero internacional basado en Washington creen que, después de abogar inútilmente durante meses a favor de una quita de la deuda griega, el FMI se decidió a hacer filtrar a la prensa ese informe explosivo que da razón a los argumentos del gobierno de Atenas. Ese informe incluso había sido presentado a los ministros de Finanzas del Eurogrupo antes de que se reunieran el sábado pasado para estudiar la posibilidad de un tercer plan de rescate a Grecia.

Pero las primeras divisiones habían surgido a la luz el 23 de junio, después de que el Eurogrupo, que reúne a los 19 ministros de la zona euro, presentó la propuesta de rescate que provocó la decisión de Tsipras de convocar a un referéndum.

El FMI había ignorado sus propias reglas para participar en los planes de rescate a Grecia de 2010 y 2012, pero ahora no parece dispuesto a renovar esa experiencia. Desde hace varias semanas, apela a los europeos a "aliviar" la enorme deuda de ese país, que llega a 320.000 millones de euros, para que resulte "viable"..

Tres corridas bancarias y la instauración del corralito en el final de la convertibilidad

El presente trabajo intenta dar cuenta de la lógica económica que rigió el último año de vigencia de la convertibilidad en la Argentina. Procura ofrecer un marco de inteligibilidad a las desesperadas medidas dispuestas por el gobierno de la Alianza durante todo el año 2001. Se hace centro sobre las tres corridas bancarias sufridas durante ese año (marzo, julio y noviembre), las cuales fueron la causa directa de la instauración del corralito bancario sobre el final del año. El artículo describe la delicada situación económica atravesada por el país al comenzar 2001. Luego repasa las dos primeras corridas bancarias junto con las acciones y planes de la Alianza. Finalmente, se detiene en la instauración del corralito, la puja con los bancos y el agobiante final de la convertibilidad.

Rajoy no logra frenar la fuga de capitales

En los primeros seis meses del año salieron de España capitales por 219.817 millones de euros. De los 18 millones de desempleados de la eurozona, 5,7 están en el país ibérico.

Mariano Rajoy intenta por todos los medios transmitir tranquilidad y sólo provoca desconfianza y temor. Los capitales huyen de España en busca de otros países de la eurozona más estables, o fuera de ella. Si 2011 terminó con un saldo favorable de 22.000 millones de euros en el intercambio con el exterior, este año todo se ha invertido; de enero a junio de 2012 ya habían salido del país casi 220.000 millones, 22% del PIB.Y la huida sigue.

La crítica situación económica de España y la desconfianza ante la gestión de Mariano Rajoy han hecho aumentar el temor a un inminente “corralito”, provocando la retirada de depósitos de los bancos por parte de miles de personas y la desinversión de capitales extranjeros.

Estampida de capitales en España

El escenario español tiene cada vez más parecido con el de la Argentina en 2001. Según datos del Banco de España, sólo en marzo, los fondos extranjeros y lo que inversores locales colocaron en otros países suman una fuga de 66.200 millones de euros.

El escenario tiene cada vez más parecido con el de la Argentina en 2001. El capital financiero huye de España. Según los datos del Banco de España, sólo en el mes de marzo pasado, entre las retiradas de capital de inversores extranjeros y lo que inversores españoles colocaron en el exterior, sumaron 66.200 millones de euros. Es el doble que en diciembre pasado y el peor dato que se registra desde 1990, cuando comenzaron esas estadísticas. Desde enero han salido 100.000 millones de euros y desde julio pasado –cuando todavía estaba Zapatero en el poder– 194.000 millones.