Consideraciones sobre la situación financiera de la previsión social argentina

Sergio Carpenter


La situación financiera de los sistemas de pensiones ha sido tema de preocupación en el debate público, donde se han cruzado opiniones de analistas y hacedores de política, de instancias de decisión de los estados nacionales y de diversos organismos internacionales.

Es que desde hace unos 70 años a esta parte dichos sistemas se han convertido en uno de los principales componentes de los presupuestos nacionales, incidiendo fuertemente tanto en los ingresos familiares como en el devenir macroeconómico de los países. A su vez, y en una relación que consuma un ida y vuelta permanente, dicho devenir ha impactado en los resultados de los sistemas de pensiones, conformando una relación imbricada que puede resultar sinérgica tanto en épocas de crecimiento económico como en aquellas en donde asola la crisis o la depresión.

La mencionada situación financiera retrata en el presente, lo que la llamada “sostenibilidad” o “sustentabilidad” previsional intenta mostrar para el futuro. Tradicionalmente, la sostenibilidad ha referido a la “viabilidad” económica del sistema de pensiones en el largo plazo. A partir de contabilizar la carga financiera del sistema que sostendrán las generaciones futuras, se puede delinear su perspectiva; y ello es importante pues puede convertirseen herramienta argumental para encarar reformas estructurales a los sistemas de pensiones. Por ejemplo, en el año 1994, el Banco Mundial publicó un informe sobre los sistemas de pensiones que resultó muy influyente. “Envejecimiento sin crisis” enfatizó una idea: la crítica situación por la que -aparentemente-atravesaban los adultos mayores y la economía en su conjunto, se originaba en que la sostenibilidad de los sistemas de pensiones estaba puesta en jaque debido a la inexorable tendencia de envejecimiento poblacional, que disminuye la cantidad de cotizantes en relación a los beneficiarios previsionales, acrecentando peligrosamente la llamada deuda implícita del sistema [Banco Mundial, 1994]. Así, los sistemas públicos de pensiones quedaron en el ojo de la tormenta pues la evolución demográfica se veía como el factor que los volvía insostenibles en el tiempo. La consecuencia fue de orden político, pues se tradujo en un fuerte impulso de política pública: había que reformar

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Revista Pesquisa e Debate | v. 34, n. 1(61) (2022)

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