China y América Latina: los desafíos
La demanda china es una gran oportunidad para las exportaciones latinoamericanas, como se comprobó en la última década, pero su competitividad industrial impone un enorme desafío para las manufacturas latinoamericanas.
En la última década las exportaciones latinoamericanas a China aumentaron a más de un 30% anual promedio, duplicando el incremento de las ventas al resto del mundo, pero las importaciones desde el país asiático aumentaron a un ritmo aún mayor.
Comercio con China no alienta diversificación productiva
La relación comercial con China, que se incrementó en la última década, está impulsada por la necesidad creciente del gigante asiático por mejorar la calidad de la alimentación de la población. Eso estimuló el crecimiento acelerado de su demanda de productos primarios o manufacturas basadas en recursos naturales que, sumado al petróleo, explican más del 82% de las exportaciones argentinas a Beijing en la última década. La contrapartida es que no se le venden productos con más tecnificación, lo que define un vínculo que “juega en detrimento del anhelo de una matriz productiva más diversificada y una creciente industrialización”, señaló el economista Ariel Slipak, especializado en la relación sinoargentina.
China power
China festejó dos semanas atrás un nuevo aniversario de la creación de la República Popular, que inauguró en 1949 el comunismo en el país asiático bajo el liderazgo de Mao zedong, tras dos décadas de lucha interna. La economía china, si bien mantiene un fuerte grado de planificación estatal, es hoy distinta de la que llevó adelante Mao, aunque la apertura económica, el crecimiento y la acumulación de capital en los últimos años no habrían sido posibles sin el avance educativo y de reducción de la pobreza que se produjo en los primeros treinta años de la Revolución, cuando la esperanza de vida se duplicó de 32 a 65 años y la tasa de alfabetización subió del 15 al 80-90 por ciento.
China – Estados Unidos: frágil matrimonio de conveniencia
Se cumplen ya cuatro décadas desde que, en 1972, el viaje a China del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, marcó un hito en las relaciones entre ambos países. China era muy atractiva para los empresarios capitalistas debido a su enormidad como mercado y a sus oportunidades de inversión y, desde un punto de vista geopolítico, por la conveniencia de ahondar sus contradicciones con la Unión Soviética.
Energía nuclear, nacional y popular
El ministro de Planificación firmó un acuerdo de cooperación en energía atómica con la empresa china CNNC. El Gobierno pretende que haya mayor transferencia de tecnología en el proyecto de construcción de una nueva central nuclear.
El Gobierno pretende que la cuarta central nuclear, que utilizaría la tecnología de uranio enriquecido, novedosa para el país, tenga un contenido de industria nacional cercano al 60 por ciento. Por esa razón el ministro de Planificación, Julio De Vido, se reunió ayer en esta ciudad con Sun King, presidente del directorio de la Compañía Nacional Nuclear China (CNNC), firma que está interesada en el proyecto y participaría de la licitación que, según está previsto, se abrirá el año que viene. Por otro lado, la poderosa China State Construction Engrg. Corporation confirmó a De Vido que está interesada en la construcción de las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Para esa compañía sería el primer desembarco en América latina (ver aparte).
De Vido fue recibido a la mañana por Zhang Xiaoquian, viceministro de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el organismo responsable de la planificación económica en China. El funcionario asiático le manifestó que está “entusiasmado por la participación de empresas chinas en el proceso de licitación de las represas”. Como el Estado es propietario tanto de las empresas contratistas como de los bancos que financiarían la operación, el guiño de Zhang es una buena señal, advierten miembros de la delegación oficial. Acompañaron a De Vido el secretario de Obras Públicas, José López; el subsecretario de Recursos Hídricos, Edgardo Bortolozzi, y el vicepresidente de la estatal Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NA-SA), José Luis Antúnez.
El gobierno chino también resaltó su intención de apoyar la participación de las empresas de telecomunicaciones en el mercado nacional, desembarco que se facilitaría a partir del 25 por ciento del espacio radioeléctrico sobre el que recientemente Arsat logró tener el manejo. En China hay 1060 millones de usuarios de celulares, de los cuales 180 millones utilizan la tecnología 3G. La firma china interesada es Datang Mobile Comunication, operadora y fabricante para el sector en este país.
El Gobierno tiene proyectadas dos nuevas centrales nucleares para la generación eléctrica hacia el año 2025. La primera de ellas sería Atucha III, licitación que podría abrirse el año viene. Por eso, además del interés que los chinos mostraron en la energía hidroeléctrica, el petróleo, las telecomunicaciones y la energía eólica, se firmó también un acuerdo en el área nuclear de entendimiento con la firma china CNNC, para estudiar la posibilidad de que los asiáticos se desenvuelvan en la Argentina, pero bajo condiciones de transferencia tecnológica hacia adentro del tejido industrial nacional.
La intención oficial es que las próximas centrales nucleares utilicen la tecnología de uranio enriquecido en lugar del agua pesada y el uranio natural, modalidades que, como se utilizaron en Atucha I y Embalse, ya son conocidas. El uranio enriquecido genera más energía que el natural o agua pesada para el mismo parque de maquinarias.
“Para Argentina es muy importante tener en este nuevo proyecto la mayor cantidad de transferencia tecnológica, para que Argentina sea realmente dueña de la central y que esto permita que el tejido industrial nacional se beneficie del proyecto”, explicó Antúnez. Por eso, De Vido y sus colaboradores se reunieron con la CNNC. Las negociaciones son complejas porque detrás está el Estado chino, que impulsa siempre que sus compañías controladas puedan exportar la mayor cantidad posible de tecnología y valor agregado. En el país actualmente se fabrica uranio natural y agua pesada.
No es la primera empresa con la cual la cartera de Planificación mantiene reuniones. Anteriormente se mostraron interesados Westinghouse, de Estados Unidos, Areva (Francia), Rosatom (Rusia) y Kepco (Corea). Precisamente, con los rusos De Vido tendrá el lunes, durante su visita a Moscú para continuar con el “road show” de las represas en el río Santa Cruz, un encuentro por el tema nuclear.
Según explicó Antúnez, conocedor al detalle de los tres proyectos nucleares en Argentina que existen en la actualidad, en el caso de Atucha I la adquisición fue de tipo “llave en mano” a la firma Siemens, “con un grado muy bajo de contenido local, menor al 10 por ciento”. En Embalse, cuya tecnología fue adquirida a ASL de Canadá, la participación local ascendió a un 30 por ciento, mientras que Atucha II se está terminando con un grado de presencia nacional del 40 por ciento. Si bien la tecnología que tendría la próxima central de uranio enriquecido no se practica en Argentina, la intención oficial es seguir elevando el contenido local, con el objetivo del 60 por ciento.
Eso implica que la firma contratista deberá adquirir maquinarias, equipos e insumos a empresas locales, a las que, llegado el caso, tendrá que capacitar. Como ningún actor económico de esta relevancia regala nada, el Estado nacional pondrá determinadas exigencias en la propia licitación. Cuanto mejor sea la oferta de los privados en términos de financiamiento y de transferencia de tecnología, más posibilidades tendrá de quedarse con el proyecto. El esquema financiero incluiría la importación de los equipos por parte del Estado con un crédito de los bancos de desarrollo de los países donde radica la empresa contratista.
En general, la mayor cantidad de centrales nucleares en funcionamiento se ubican en países desarrollados, como Estados Unidos (104 centrales) y Francia (58), y también en Rusia (30). En China hay 11 centrales, pero 27 en construcción, lo que lo ubica en el país con mayor grado de expansión en energía nuclear en términos absolutos.
Si un día todos los chinos saltan al mismo tiempo…
La frase tiene escondida dos ideas básicas sobre ese país: son muchos y están organizados. Probablemente nunca van a explorar las consecuencias de pegar un salto al mismo tiempo para ver si, de verdad, del otro lado del mundo nos caemos. Pero cada vez más el “que pasaría si” sobre China llena gran parte del cofre de los enigmas actuales y futuros. Los datos que sostienen el nuevo escenario son ya archiconocidos: 1) China crece a niveles inéditos desde hace décadas, 2) su población es la más numerosa del mundo, 3) el gobierno es un Partido Comunista que, si ha dejado gran parte de su programa socialista en el camino, está logrando una hazaña política no menor: controlar, ordenar, administrar el pasaje de una economía rural de subsistencia a un capitalismo urbano con planificación central.
Los estilos actuales de inserción internacional de Brasil y de China
El artículo analiza las diferencias existentes entre el modo de inserción internacional de Brasil y de China. Para su explicación se destacan la importancia de la geografía económica, de la infraestructura de transportes y de las características de los acuerdos de integración que conforman.
El contraste entre ambas experiencia se explica en parte, a que mientras los países asiáticos buscan estimular la formación de cadenas productivas globales, los países sudamericanos apuntan a crear mercados regionales en los que operen empresas locales. Para lograr su objetivo, los países asiáticos requieren una estructura de transporte adecuada y la reducción de los costos de transacción, en cambio, los países sudamericanos necesitan cumplir con requisitos tales como armonización de políticas domésticas y presiones proteccionistas, más difíciles de lograr.
Ocho desafíos para la integración latinoamericana y un nuevo rol para Asia
Con la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se rompió la inercia que inmovilizaba a la integración regional. Hasta ese momento, parecía inconcebible que este continente, forjado en una historia compartida y el pensamiento de sus Libertadores, careciera de un organismo independiente y ajeno de las injerencias estadounidenses y europeas.
Más de doscientos años, después de iniciado el camino de la independencia, fue necesario para que al fin pudiera concretarse un espacio llamado a convertirse en el foro de la unidad latinoamericana.
Porqué es tan persistente la Crisis Global
Ben Hunt, de FUND STRATEGY, me presentó un cuestionario con 8 pregnantes preguntas relativas a la persistencia de la Crisis Global en relación con varios temas de mi último libro, Global Minotaur. Lo que sigue a continuación es un borrador de la entrevista que será pronto publicada en inglés.
1. ¿Qué cree Usted que ha impulsado el crecimiento de la economía mundial (cuál ha sido, si lo prefiere, el “motor del crecimiento”) desde la recuperación posterior a 2009? ¿Ha vivido la economía con “respiración asistida”, merced a un impulso de crecimiento proporcionado por el estímulo fiscal de China, EEUU, etc.?
Los dos debates chinos
¿Derecha-izquierda o soberanía-sumisión? Todo el proceso que China ha vivido tras la muerte de Mao (1976) se ha articulado en torno al objetivo de encontrar una senda que conduzca al renacimiento del país, ideal asociado a dos variables: modernización y soberanía. Sun Yat-sen (1911) y Mao (1949) lo intentaron a su manera. La gaige y la kaifang (1978) ofrecieron una tercera oportunidad para desarrollar el país y alcanzar un nivel de poderío suficiente para eclipsar los dos últimos siglos de decadencia, ruina y capitulación. Ese empeño “nacional” se acabó por imponer a cualquier otra consideración de tipo ideológico basada en nuestros axiomas, siempre tendentes a avizorar contradicciones donde los chinos acostumbran a identificar sinergias y complementariedades. Hay, por tanto, un debate principal y otro secundario, aunque entre ambos no existen fronteras infranqueables.
En clave nacional, los éxitos logrados por China en las últimas décadas están fuera de toda duda. Ciertamente subsisten largas y poderosas sombras que amenazan su estabilidad y continuidad.