Sindicalismo: el desafío de representar a los nuevos incluidos

El 2013 va a ser un año importante, para la Argentina, Sudamérica y el mundo. La clave del año será la sostenibilidad del nuevo modelo económico impulsado por China y Sudamérica, que está comenzando a predominar en el mundo, luego de la crisis iniciada en 2008.

Es todo un signo de los tiempos que una usina del neoliberalismo, la revista The Economist, esté discutiendo la sostenibilidad de lo que denomina el nuevo modelo de capitalismo de Estado.

China y su era del ferrocarril

En 1825, Willam George Allen, consejero del primer ferrocarril interurbano de Gran Bretaña, entre Liverpool y Manchester, predijo que los trenes serían “sumamente ventajosos para nuestro comercio y que si no los adoptamos, lo harán nuestros rivales”. No se equivocaba, y en el siglo XIX la expansión de los ferrocarriles por Gran Bretaña y EE.UU. contribuyó a la transformación de ambas naciones en potencias industriales.

El pensamiento actual del gobierno chino es notablemente similar al de Allen. En los últimos 20 años, hizo grandes inversiones en ferrocarriles para convertirlos en sostén y facilitador del desarrollo económico. Pero en los últimos 6 años, el nivel de inversión alcanzó nuevos récords.

Un análisis de las relaciones contemporáneas entre la República Popular de China y la Argentina y el debate sobre el desarrollo.

Durante la década de 1980, se producen importantes transformaciones en el funcionamiento global de la economía. Entre ella se destaca la consolidación de empresas transnacionales (ET), grandes firmas que organizan etapas productivas diversas y dispersas geográficamente pero concebidas de manera sistémica. En otras palabras, los adelantos en las comunicaciones y transporte en conjunto con la creciente liberalización económica y reducción de aranceles, les permiten a las grandes firmas líderes de las Cadenas Globales de Valor (CGV), localizar distintas etapas acorde a las ventajas puntuales que se pueden encontrar en cada uno de los países.

China y América Latina y el Caribe

Las economías de China y de América Latina y el Caribe —que crecerán en los próximos años entre dos y tres veces más rápido que las economías industrializadas— son los polos de crecimiento mundial del momento, ya que en los próximos años las economías industrializadas deberán ajustarse a un contexto de menor crecimiento y mayor desempleo.

China y América Latina: los desafíos

La demanda china es una gran oportunidad para las exportaciones latinoamericanas, como se comprobó en la última década, pero su competitividad industrial impone un enorme desafío para las manufacturas latinoamericanas.

En la última década las exportaciones latinoamericanas a China aumentaron a más de un 30% anual promedio, duplicando el incremento de las ventas al resto del mundo, pero las importaciones desde el país asiático aumentaron a un ritmo aún mayor.

Comercio con China no alienta diversificación productiva

La relación comercial con China, que se incrementó en la última década, está impulsada por la necesidad creciente del gigante asiático por mejorar la calidad de la alimentación de la población. Eso estimuló el crecimiento acelerado de su demanda de productos primarios o manufacturas basadas en recursos naturales que, sumado al petróleo, explican más del 82% de las exportaciones argentinas a Beijing en la última década. La contrapartida es que no se le venden productos con más tecnificación, lo que define un vínculo que “juega en detrimento del anhelo de una matriz productiva más diversificada y una creciente industrialización”, señaló el economista Ariel Slipak, especializado en la relación sinoargentina.

China power

China festejó dos semanas atrás un nuevo aniversario de la creación de la República Popular, que inauguró en 1949 el comunismo en el país asiático bajo el liderazgo de Mao zedong, tras dos décadas de lucha interna. La economía china, si bien mantiene un fuerte grado de planificación estatal, es hoy distinta de la que llevó adelante Mao, aunque la apertura económica, el crecimiento y la acumulación de capital en los últimos años no habrían sido posibles sin el avance educativo y de reducción de la pobreza que se produjo en los primeros treinta años de la Revolución, cuando la esperanza de vida se duplicó de 32 a 65 años y la tasa de alfabetización subió del 15 al 80-90 por ciento.

China – Estados Unidos: frágil matrimonio de conveniencia

Se cumplen ya cuatro décadas desde que, en 1972, el viaje a China del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, marcó un hito en las relaciones entre ambos países. China era muy atractiva para los empresarios capitalistas debido a su enormidad como mercado y a sus oportunidades de inversión y, desde un punto de vista geopolítico, por la conveniencia de ahondar sus contradicciones con la Unión Soviética.