Alianza del Pacífico: ¿integración o dependencia?

El tablero político de América Latina se sacudió estos últimos años con la aparición de la Alianza del Pacífico, bloque regional constituido por México, Colombia, Perú y Chile. No es casual: se trata de cuatro países que tienen Tratados de Libre Comercio con EE.UU., y cuyos últimos gobiernos han sido mayormente conservadores: Peña Nieto en México, Santos en Colombia, Humala en Perú y Piñera en Chile. ¿Cuáles son sus principios organizativos? ¿Qué tipo de integración buscan estos países?

Hacia una política suramericana de ciencia y tecnología

América del Sur cuenta con grandes riquezas naturales, cuyo aprovechamiento podría ayudar de manera significativa a superar la pobreza -que aun afecta a unos 100 millones de personas- y contribuir al vivir bien de los pueblos de la región. Poder aprovecharlas adecuadamente, a la vez que minimizar el consecuente impacto ambiental, requiere del desarrollo de capacidades propias en ciencia y tecnología. Tal fue una de las premisas centrales del Foro de UNASUR “Ciencia, Tecnología, Innovación e Industrialización”, que se desarrolló del 2 al 4 de diciembre en Rio de Janeiro, Brasil.

Más allá del correísmo

Galo Mora Witt asesora al presidente Rafael Correa y ello no le impide ser crítico de los liderazgos personalistas. “El correísmo no puede instalarse como visión política”, dijo Mora Witt, secretario ejecutivo de Alianza País, partido gobernante en Ecuador. De paso por Buenos Aires, para participar del ciclo de conferencias La Patria Grande, organizado por el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Mora Witt dialogó con Página/12 sobre los desafíos del nuevo gobierno, de los proyectos de ley como el de Comunicación y del rol de Ecuador en la región.

Pistas y desafios en la geopolitica latinoamericana

¿Construyendo la economía-mundo del Pacífico?

El teatro de operaciones de Estados Unidos en la zona del Medio Oriente y Asia Central, ya de suyo complejo, ha multiplicado sus aristas geopolíticas y ha diversificado los frentes. Extendido hasta el África mediterránea, y en una ofensiva voraz hacia los territorios que hacen la bisagra entre los tres continentes que colindan con este mar (Siria y Gaza sobre todo), ha obligado a medir fuerzas y equilibrios con todas las potencias regionales en disputa.

Ocho desafíos para la integración latinoamericana y un nuevo rol para Asia

Con la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se rompió la inercia que inmovilizaba a la integración regional. Hasta ese momento, parecía inconcebible que este continente, forjado en una historia compartida y el pensamiento de sus Libertadores, careciera de un organismo independiente y ajeno de las injerencias estadounidenses y europeas.

Más de doscientos años, después de iniciado el camino de la independencia, fue necesario para que al fin pudiera concretarse un espacio llamado a convertirse en el foro de la unidad latinoamericana.

Por fin Venezuela en MERCOSUR

El ingreso de Venezuela a MERCOSUR es un hecho que complementa su abandono del Pacto Andino (Acuerdo de Cartagena). Algo que debió suceder de modo secuencial e inmediato, porque Venezuela firmó su adhesión en 2006, pero fue demorada por la obstinación de los senadores paraguayos; los mismos que al derrocar a Lugo en un juicio sumario sin defensa, quedaron suspendidos de MERCOSUR.

El Pacto Andino tiene debilidades congénitas, porque no puede haber integración entre economías que no son complementarias, sino competidoras. Es una asociación entre países petroleros que tienden a producir bienes básicos y productos de baja tecnología e importar bienes intensivos en capital o de alta tecnología. La presencia de Venezuela, además, era incoherente porque las montañas no unen sino que separan. Los otros miembros están unidos por el Océano Pacífico, pero Venezuela es un país del Atlántico.

Vargas, Arbenz y Perón

Tras haber gobernado durante 15 años seguidos, entre 1930 y 1945, Getulio Vargas fue reelecto para la presidencia de Brasil en 1951. Si algo no le faltaba era experiencia en la gestión y confianza en el pueblo; sin embargo, Vargas, el 24 de agosto de 1954, en su oficina, se pegó un tiro en el corazón. Los grupos golpistas habían empezado la campaña desestabilizadora unas semanas antes. El testamento del Padre de los Pobres no deja lugar a dudas. Empieza y termina de un modo que tiene vigencia en estas horas de América latina: “…No me acusan, me insultan; no me combaten, difaman de mí; y no me dan el derecho a defenderme. Necesitan apagar mi voz e impedir mi acción, para que no continúe defendiendo, como siempre defendí, al pueblo y principalmente a los humildes. Sigo lo que el destino me ha impuesto. Después de décadas de dominio y privación de los grupos económicos y financieros internacionales, me hicieron jefe de una revolución que gané. Comencé el trabajo de liberación e instauré el régimen de libertad social (…) Luché contra la privaciones en el Brasil. Luché con el pecho abierto. El odio, las infamias, la calumnia no abatirán mi ánimo. Les daré mi vida. Ahora les ofrezco mi muerte. Nada de temor. Serenamente doy el primer paso al camino de la eternidad y salir de la vida para entrar en la historia”.

Unasur frente a las crisis

El siglo 21 celebra el inicio de una nueva era de la integración latinoamericana, y el accionar de la Unión de Naciones Suramericanas es una clara expresión de los vientos de cambio que atraviesan la región. El fin de la guerra fría, el rotundo fracaso del modelo económico neoliberal y la reestructuración de la agenda de Washington a partir de los atentados del 11-S aumentaron el margen de autonomía de las naciones suramericanas, y éstas supieron aprovecharlo. El volumen de comercio intrarregional es cada vez mayor: Brasil, por ejemplo, es el principal socio comercial de Argentina, Colombia lo es de Venezuela y Ecuador de Colombia. Las inversiones internas también aumentan, y esto naturalmente incide positivamente sobre las lógicas del transporte, la interconexión energética y la infraestructura. De este modo, se va definiendo una región con mayor densidad de relaciones, donde aumentan los lazos de interdependencia mutua, en el marco de un subsistema regional liderado por gobiernos democráticos y en el que, en lo sustancial, reina la paz y la concordia; con escasas excepciones acotadas en el espacio y en el tiempo.