La recesión se instala en Europa y crece la presión sobre el BCE

Brian Blackstone - Marcus Walker
El Producto Interno Bruto del bloque monetario descendió a una tasa anualizada de 0,9% en los primeros tres meses del año, según datos publicados el miércoles, agravando una recesión que empezó a finales de 2011. El sur de Europa vive condiciones más propias de una depresión que de una recesión lo que, combinado con un debilitamiento del crecimiento global, está arrastrando a las principales economías de la zona euro. Alemania se expandió a un ritmo anémico, mientras que Francia se contrajo.

La zona euro, que representa 17% del PIB global, sigue siendo el eslabón más débil de la economía mundial y su actividad económica está muy por debajo del nivel previo a la crisis financiera de 2008.

Las bajas tasas de interés, la abundancia de liquidez de los bancos y, sobre todo, el compromiso del Banco Central Europeo de prevenir el colapso de los mercados de deuda soberana del bloque, han producido recuperaciones sólidas en muchos mercados financieros europeos. De todos modos, los costos de financiamiento para las empresas españolas, italianas y portuguesas siguen siendo mucho más altos que los de las compañías del norte de Europa, lo que impide la inversión y la creación de empleo.

El ahondamiento de la crisis en la economía real demuestra que la combinación de austeridad fiscal y cambios institucionales titubeantes no han revivido la confianza de las empresas y los consumidores.

A menos que haya una recuperación pronto, las tensiones sociales, la parálisis política y el aumento de las deudas podrían despertar dudas sobre la supervivencia de la zona euro. "Los mercados financieros están más optimistas que hace un año, pero los problemas de fondo de la zona euro persisten", dijo Simon Tilford, economista jefe del Centro para la Reforma Europea, un centro de estudios londinense.

Los temores en torno a la deuda soberana que imperaron entre 2010 y 2012 fueron contenidos principalmente por las medidas del BCE. No obstante, el dinamismo de los mercados de renta variable y renta fija no se ha traducido en un repunte de la inversión de las empresas o del empleo.

Por el contrario, la continua austeridad fiscal, la falta de crédito bancario y los altos niveles de deuda de las familias seguirán arrastrando a la economía. El pesimismo expresado en los sondeos entre las empresas contradice las predicciones de las autoridades europeas, incluido el BCE, que anticipan que la economía volverá a expandirse este año. "Las reiteradas predicciones del BCE de una recuperación inminente representan el triunfo de la esperanza sobre la razón", dijo Willem Buiter, economista jefe de Citigroup. Los países de la zona euro enfrentarán una mezcla de recesión y recuperación tibia por "dos o tres años más", advirtió.

La sombría proyección afecta la vida de europeos como Roberto Samper. El español de 41 años ha encontrado trabajos esporádicos desde que perdió su empleo dirigiendo el tránsito para la ciudad de Madrid en 2009. Ha perdido la cuenta de las veces que ha buscado empleo en vano en un país donde seis millones de personas, 27% de la fuerza laboral, están desocupados.

Las prestaciones que él y su esposa reciben por desempleo bordean los 850 euros al mes, que apenas cubren sus gastos de vivienda y servicios básicos, y vencen este año. Su familia se alimenta principalmente de la comida que obtienen de la organización católica Caritas y está pensando en trasladarse a Londres.

Alemania creció a una tasa anualizada de 0,3%, por debajo de las expectativas, en parte debido a temperaturas gélidas que detuvieron la actividad de construcción. Bélgica y Eslovaquia fueron las únicas otras economías de la zona euro que se expandieron en el primer trimestre.

La caída del PIB y de la confianza del sector privado probablemente elevará la presión para que el BCE encuentre maneras de estimular la actividad, especialmente el crédito a las pequeñas empresas que son los pilares de las economías del sur de Europa.

La Nación - 16 de mayo de 2013

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