Centroamérica celebra el blanqueo de inmigrantes

Los gobiernos de los países centroamericanos celebraron ayer las medidas anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en beneficio de más de cuatro millones de indocumentados. “Estamos agradecidos y respaldamos las decisiones que ha tomado el presidente Obama”, dijo el mandatario de Guatemala, Otto Pérez Molina. En tanto, organizaciones latinas respaldaron la decisión del mandatario, pero pidieron que este primer paso se complete con una reforma integral del Congreso, que está dominado por la oposición y cuya ala más extremista, el Tea Party, pide responder al presidente con medidas radicales. Obama también recibió el apoyo de Hillary Clinton.

Republicanos recalientes

Líderes republicanos criticaron ayer al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por su decisión de regularizar unilateralmente a cinco millones de indocumentados. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, acusó a Obama de socavar la presidencia al aprobar reformas a las leyes migratorias por decreto, y advirtió que la Cámara baja no se quedará de brazos cruzados.

Desafíos del tren llamado “La Bestia”

El Gobierno mexicano ha prometido que ya nadie montará La Bestia. El funcionario que se animó a decir semejante cosa fue el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong. Lo dijo en julio de este año. Dijo que se trataba de “poner orden”. Dijo que no podían permitir que los migrantes –centroamericanos en un 98%– siguieran poniendo “en peligro sus vidas” en su intento por llegar a Estados Unidos. Dijo también que era una cuestión de proteger los derechos humanos de esos más de 150 mil migrantes que cada año intentan cruzar México sin permiso de nadie. El secretario Chong dijo todo eso, y en todo se equivocó.

El día que cambió el mundo

El 9 de noviembre de 1989 caía el Muro de Berlín. Con aquel Muro, se derrumbaba la aspiración de millones de personas a vivir dignamente. Y, si bien no se trató de una victoria del capitalismo por sobre el comunismo –que cayó por su descomposición interna–, ello le dio nuevas fuerzas a Estados Unidos, quien ya no encontró frenos para imponer la globalización económica.

La tercera guerra de Irak

El 11 de septiembre pasado –fecha más que simbólica– el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se dirigió a la nación para anunciar su nueva estrategia militar contra el Estado Islámico (EI) que, según él, representa una “amenaza para todo Medio Oriente”. Obama precisó que las fuerzas estadounidenses atacarían al EI “esté donde esté”, incluso en Siria (1). Esta nueva estrategia pasa por el lanzamiento de ataques aéreos “sistemáticos” contra los yihadistas (2), y el aumento del número de especialistas militares estadounidenses enviados a Irak para apoyar a las tropas iraquíes en cuestiones de adiestramiento militar, inteligencia y equipamiento.

EUA, en un balance de fuerzas más que inestable

La ofensiva militar de Barack Obama en Siria cubre dos dimensiones que pueden constituir una paradoja. Es el mayor ataque lanzado hasta ahora contra la banda del ISIS –que es el principal y más letal enemigo del régimen pro-iraní de Bashar Al Assad– a quien Washington pretende derrocar-. El hombre fuerte de Damasco celebró, con cierta ingenuidad, esa aparente contradicción por el beneficio que espera en el balance de fuerzas de la guerra que se libra en el país. Pero, sus socios estratégicos, Irán y Rusia, se tomaron la cabeza contra una ofensiva a la que le adivinan objetivos que posiblemente excedan la narrativa de la Casa Blanca.

Hay razones para la suspicacia. El ataque a territorio sirio se hizo sin aviso ni acuerdo con el régimen, salvo que se tome de ese modo la advertencia que sí existió de EE.UU. a Damasco para que no toquen a sus aviones de guerra.

El control del futuro

Las revelaciones de Edward Snowden pusieron de relieve las dimensiones de la «recolección» de datos por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Ese espionaje masivo está asociado a una «administración planetaria» que busca dar respuesta a las crisis fortaleciendo al mismo tiempo el capitalismo «de desposesión» actual y enfrentando las resistencias.

El triunfo de la perseverancia: La resolución del G77+China ante la ONU sobre deuda soberana

El G-77+China (conformado por más de 130 países) aprobó en el marco de la Asamblea General del 9 de septiembre de 2014, la propuesta de crear un mecanismo de reestructuración de deuda soberana sustentado en la Organización de Naciones Unidas (ONU). Dado que todos los países del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Gran Bretaña) son altamente endeudados (usando la definición del Banco Mundial de más de ciento por ciento de la deuda en relación al PIB), este mecanismo podría aplicarse más allá de las economías emergentes y en desarrollo para abarcar a todos los países que suscriban el mismo. En adelante, tendrán un año para construir el mecanismo pudiendo seguir los lineamientos de la UNCITRAL (Comisión de las Naciones Unidas para el derecho mercantil internacional).