¿Gobierna la democracia?

Pese a los avances, en las modernas sociedades la función política de sus ciudadanos está sensiblemente devaluada al haber sido desplazada hacia una minoría representativa. En consecuencia, la ciudadanía puede creer que quien gobierna una sociedad es ella misma a través de sus representantes. También que, aunque no gobierne, resulta que gobierne por extensión del poder del voto. Tal vez resulte que quien gobierna es la propia democracia moderna. Sin embargo, cualquier observador escéptico puede llegar a la conclusión de que la democracia al uso es un juego muy especial para distraer políticamente a la masa de espectadores.

El fracaso de la vía pacífica al neoliberalismo

Un meme bastante simple e ilustrativo circuló en las redes sociales cuando comenzaban las manifestaciones en Chile. Bajo el título “Lo que no se ve”, la figura con forma de iceberg mostraba que por debajo de las evasiones en el metro que llevaban adelante los jóvenes en señal de protesta por el aumento del valor del transporte había causas más profundas: salud precaria, pensiones indignas, educación de mala calidad, deuda universitaria vitalicia o empleos precarios, además de las abultadas remuneraciones de la elite política.

¿Por qué hay que invertir en ciencias (también) sociales?

Después de cuatro años de ataque sistemático, las ciencias sociales pueden ocupar un lugar central en el próximo gobierno para desarrollar el país. ¿Qué pueden aportar estos saberes en esta nueva etapa? Además de intervenir en políticas públicas, pueden crear nuevas preguntas y alternativas para afrontar la crisis, dicen los autores de esta nota. Porque crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo y para atacar la exclusión no alcanza con poner plata en el bolsillo de la gente sino reconstruir el lazo social.

El feminismo, ese lugar incómodo

Lohanas, negras, originarias, putas, travas, Ofelitas. no binaries: les nueves sujetes de los encuentros renuevan la escena, quiebran su hegemonía y exponen las disputas hacia el interior del movimiento. Porque el feminismo es un punto de partida, un lugar incómodo que nos obliga a desandar certezas más que a salvarnos. Su potencia está en los cuerpos que ocupan el espacio. Se trata de amor, y también de política.

Un abrazo Marcelo

Era frío al primer contacto, nunca hostil pero distante. Se ablandaba sin embargo con el humor, gozaba del ingenio y nada le gustaba más --salvo el whisky y el básquet-- que un razonamiento inteligente. Era sobre todo un fanático de la argumentación racional, dispuesto a escuchar cualquier punto de vista si partía de una premisa correcta, si se desplegaba de una manera lógica y estaba bien fundamentado. No era, sin embargo, un hiperpragmático ni un posmoderno.