Un plan que no logrará revertir la crisis del euro
El BCE usará su poder de fuego para hacer bajar las tasas de interés que pagan los miembros en problemas de la moneda única, siempre y cuando los gobiernos de los países suplicantes se comprometan a condiciones “estrictas y efectivas”.
Detrás de su exterior cortés, Draghi es un duro, y logró hacer avanzar su plan en el BCE pese a la oposición del Bundesbank, algo que hace unos meses hubiera parecído imposible.
Los alemanes tuvieron un berrinche después del anuncio, subrayando que el plan será costoso para los contribuyentes europeos (léase, alemanes). El alemán Jens Weidmann, del Bundesbank, fue una voz solitaria en la reunión del consejo del BCE, y ahora Draghi tiene la autoridad para actuar. Y, sin duda, el BCE tiene bolsillos profundos.
No se trata de una acción inmediata. El BCE sólo actuará cuando los países hayan firmado programas de ajuste estructural , y eso llevará tiempo. Cuando empiece la compra de bonos, el BCE retirará dinero de alguna otra parte del sistema para garantizar que no aumente la oferta monetaria . Ese proceso, conocido como esterilización, es una pequeña victoria para el Bundesbank.
A los mercados les preocupaba que Draghi se quedara corto respecto de lo que venía prometiendo, por lo cual las bolsas subieron cuando mostró lo contrario. Pero aun antes de que Draghi terminara de hablar, los analistas ya expresaban dudas acerca de la mecánica y de la lógica de la estrategia.
El presidente del BCE esquivó, en su conferencia de prensa, preguntas acerca de qué haría si España, por ejemplo, suscribiera las condiciones “estrictas y efectivas” para poner en marcha la compra y luego decidiera que las condiciones son muy difíciles de implementar. En esas circunstancias, ¿procedería el BCE a vender los bonos españoles con gran pérdida? Gary Jenkins, de Swordfish Research, dijo que eso sería como si el BCE se pusidera un arma en la cabeza y apretara el gatillo.
Un problema mayor es la concepción económica que sustenta el plan. La OCDE dijo el jueves que la economía italiana se contraerá un 2,4% este año. En España, el desempleo juvenil supera el 50%, los bancos tambalean bajo el peso de las malas deudas con las que los dejó el estallido del sector inmobiliario, y el capital privado se fuga a velocidad alarmante. La economía de Grecia es un 20% menor que lo que era hace cuatro años.
El plan de “rescate” supone que los gobiernos de Roma y Madrid profundicen la depresión de sus economías para reducir las tasas de interés que pagan para conseguir fondos. El BCE parece pensar que la razón por la que los inversores les dan la espalda a Italia y España es que no están recortando con la suficiente dureza y lo suficientemente rápido. Profundamente compenetrado con la ortodoxia, al lado de Draghi el británico George Osborne parece un miembro del club de admiradores de Keynes.
La razón por la que los inversores les demandan altas tasas de interés a España y a Italia para prestarles es su preocupación por el impacto de la recesión permanente en los bancos y las finanzas públicas. Un plan de rescate que tiene como eje más medidas de destrucción de la demanda hará más mal que bien.
En resumen, con el plan de Draghi, Europa hace algo más de tiempo. Pateó la lata unos metros para adelante. Lo hizo incurriendo en las iras del Bundesbank y sabrá que si fracasa, al BCE le queda muy poco por hacer.
Y casi con seguridad fallará, porque tener éxito implica algo más que bajarle medio punto al rendimiento de los bonos de España y de Italia. Supone resolver los problemas del crecimiento y la competitividad de los países más débiles de la eurozona, y convencer a sus poblaciones cada vez más irritadas de que Europa tiene para ofrecer algo más que un sufrimiento sin fin.
Ieco - 9 de septiembre de 2012