Un default selectivo

Horacio Rovelli
Estamos en un “default” (cesación de pago) no porque no podamos pagar, sino porque la Justicia norteamericana no nos permite que les paguemos a los tenedores de títulos de deuda (Discount) que residen en los EE.UU.

La Argentina cuenta con los recursos y giró en tiempo y forma la plata correspondiente al pago que venció el 30 de junio de 2014, y el juez Thomas Griesa impidió que el banco y agente fiduciario (Bank Of New York Mellon - BONY), que recibió el giro, les pagase a esos “bonistas” que habían canjeado en los años 2005 y 2010 títulos de deuda argentina defaulteados en diciembre de 2001.

Es un default tan particular que, por un lado, la ISDA (acrónimo de International Swaps and Derivatives Association, en español Asociación Internacional de Swaps y Derivados) no logró ponerse de acuerdo y hacer que se pague o no el seguro de default presentado principalmente por los fondos buitre; por otra parte, quedan depositados en el BONY los US$ 539 millones de dólares girados para hacer el pago del 30 de junio 2014, sin que el banco cumpla su función, y tampoco se lo devuelve a la Argentina; y, finalmente, el mismísimo Juez Thomas Griesa no se anima a declarar a la Argentina en “desacato”, cuando es obvio que al enviar el proyecto de ley al Congreso de la Nación, por un lado cambia la jurisdicción de pago, y por el otro les ofrece a todos los que no entraron en los canjes de los años 2005 y 2010 las mismas condiciones que a los anteriores, cuando el juez Griesa dictaminó que se les pague el 100% de la acreencia y al contado.

Pero el problema no sólo son los fondos buitre y el juez, sino que también y principalmente se debe enfrentar al enemigo de adentro, que al vivir en el mismo suelo y mimetizarse con nuestras costumbres y credos se nos tornan familiares, pero que no tienen otro interés que el de lucrar con los serios problemas que nos presenta la Justicia norteamericana al avalar el reclamo de los “fondos buitre”.

Esto es, los “fondos buitre” pretenden cobrar al contado el 100% de sus acreencias, más los intereses, más las costas judiciales, cuando en los dos canjes del año 2005 y 2010 la Argentina acordó con el 92,4% de los acreedores que se les reconocía hasta el 35% de la deuda y el plazo de pago alcanza hasta el año 2038, entonces qué interpretación hace el juez Griesa del “pari passu” (igual trato) por un lado, y con qué derecho puede instrumentar el “discovery” de rastreo y seguimiento de las cuentas en el exterior de nuestro país, cuando nuestro país no acepta su fallo flagrantemente injusto.

La presidenta de la Nación lo planteó claramente en su discurso del martes 19 de agosto de 2014 al fundamentar el envío del Proyecto de Ley de reemplazo del BONY (Banco de Nueva York Mellon) como agente fiduciario por el Banco Nación Fideicomiso SA:
“Argentina cumplió, de acuerdo a los contratos que había firmado con los adherentes, y depositó en tiempo y forma en el banco de Nueva York la suma de 1150 millones de dólares. De ese total, 539 millones de dólares quedaron en una suerte de limbo jurídico: ni fueron embargados ni les fueron abonados a los acreedores”. “Argentina tiene la vocación de defender la reestructuración de la deuda de 2005 y 2010, que involucra a quienes creyeron en la Argentina y que vienen cobrando en tiempo y forma.” “También queremos un acuerdo con el ciento por ciento de los acreedores, en forma justa, legal, equitativa y sustentable”, agregó, en referencia a la intención de mantener la oferta a los que no ingresaron en los canjes de deuda de los años 2005 y 2010.

Pero esta situación es aprovechada por un amplio sector del empresariado de nuestro país, que sistemáticamente ha fugado dólares, de forma tal que el Indec estima que superan los US$ 200.000 millones a la fecha, y pretenden hacer valer esa tenencia (esa propiedad ilícita, burlada de impuestos y leyes argentinas) para comprar por la mitad lo que vale el doble.

En efecto, a medida que el Gobierno va extremando las medidas para que no se cumpla la injusta interpretación del “pari passu” del juez Griesa (avalada por la Corte de Apelaciones de Nueva York y la Suprema Corte de Justicia de los EE.UU.), ante la supuesta falta de divisas para completar los pagos hasta el 10 de diciembre de 2015, en total, unos US$ 14.000 millones, a los que habría que sumar el depósito en el BCRA de los acreedores que no ingresaron al canje y que rondaría otros US$ 3.000 millones más, cuando el ingreso esperado solamente por retenciones para el mismo plazo supera los US$ 11.000 millones, y el BCRA tiene reservas por US$ 29.000 millones.

Lo que estamos diciendo es que este sector pusilánime y oportunista aprovecha el conflicto, la actitud de nuestro Gobierno de no ceder ante la Justicia norteamericana de pagarles al contado y todas las acreencias a los fondos buitre (cuando en el caso al menos del MML Elliot de Paul Singer nunca le prestó un solo dólar al país, y compró a sus primeros tenedores los bonos en default del año 2001), para lucrar a expensas del país.

De allí la presión sobre el llamado dólar blue, o la más sofisticada compra de títulos de deuda de la Argentina en divisas que al bajar su valor de venta (se dan menos dólares de lo que dice la lámina) implica un mayor rendimiento al pagar una tasa fija sobre el valor nominal, como es el caso del Boden 2015 que vence el año que viene, por un valor total de US$ 6.000 millones y le estaría dando una renta anual en torno del 15% en dólares.

Podemos también inferir una conducta especulativa cuando observamos un relevamiento elaborado por la empresa comercializadora de granos Kimei Cereales SA, que estima que de los 55,5 millones de toneladas cosechadas de soja, sólo se comercializaron al 20 de agosto 2014, 28,6 millones, por lo que esperan que el dólar suba y por eso no liquidan el 51,5% de la cosecha, contra el 44% del año pasado. Por consiguiente y a valores FOB actuales, representan divisas para el país por US$ 14.070 millones, de los cuales US$ 4.900 millones corresponden a derechos de exportación que el Estado no cobra.

Ahora bien, esta renta especulativa se opone a la inversión y a la rentabilidad por producción, y demuestra, una vez más, lo mezquino e insignificante del pensamiento de gran parte del empresariado local. Especulan en lo inmediato y en el corto plazo, en lugar de ampliar la capacidad productiva, el nivel tecnológico y la investigación, y la capacitación de los trabajadores.

En los años de bonanza del “kirchnerismo”, aprovecharon la capacidad ociosa con que se encontraban (fábricas cerradas, máquinas paradas, trabajadores desocupados) y esperaron que el Estado primero absorbiera sus deudas (la pesificación asimétrica de Duhalde, con De Mendiguren de ministro de Producción, cambiando los dólares de su deuda a sólo $ 1,40, cuando en el mercado paralelo se superaba ampliamente los $ 3 por divisa norteamericana); segundo, que el Estado les generara un fuerte mercado interno al aumentar por decreto los salarios y luego por paritarias libres, mientras conjuntamente percibían créditos a tasas menores que la inflación, energía subsidiada y protección del mercado interno, y el país creció y las empresas ganaron mucha plata, incluso diversificaron su producción dedicándose a la soja u a otro cultivo, pero también sistemáticamente compraron divisas para fugar capitales.

Es cierto lo que dijo la Presidenta en la Bolsa de Comercio el día jueves 21 del corriente, con motivo de cumplirse 160 años de su creación: no existe en la Argentina un mercado de capitales donde las empresas puedan colocar sus acciones en busca de recursos para ampliar su capacidad productiva, y no existe porque ésa no es la vocación de gran parte de los empresarios, lo suyo es tratar de extraer lo más que puedan de sus trabajadores y del Estado, ser causantes del insuficiente nivel de inversión por fuga sistemática de capitales, y cuando, como ahora, la situación se torna conflictiva, atentar contra el modelo reduciendo jornadas laborales, eliminando horas extras, suspendiendo turnos de trabajo, anticipando vacaciones, para presionar con despidos y hasta la declaración de quiebra de las empresas para reiniciar el ciclo de apertura indiscriminada al mercado de capitales financieros globalizados con las consecuencias que ya todos conocemos y hemos vivido.

Extraño destino el nuestro, sin un sector empresario importante que defienda el trabajo y la producción nacional, con una población que mayoritariamente mira como espectadora, y con un Estado que ha sido incapaz de conducir la situación y no ha convocado a la población, confiada en su inteligencia y en moverse dentro de las reglas del sistema, atinándose a no cumplirlas en forma obligada y limitada, más por necesidad que por convicción.

Entonces el marco externo, los dos fallos de la Justicia norteamericana y la ambición usuraria de los buitres, les dan el contexto necesario para, en la finalización del mandato de un gobierno, exigir que el Estado no intervenga en los mercados, no controle las operaciones financieras y cambiarias, y se quede con los brazos cruzados ante los embates del capital más especulativo de adentro y de afuera.

Resistir es vencer, oponerse tenazmente a las ambiciones desmedidas de los buitres de adentro y de afuera en defensa de nuestro presente y nuestro futuro, que quedaría irremediablemente limitado por la deuda, como nos pasó desde la dictadura militar de marzo de 1976 pasando por el menemismo y el default de 2001, hasta el cambio de las reglas de juego el 25 de mayo 2003, cuando asumió la Presidencia de la Nación Néstor Carlos Kirchner, por lo que no se los puede dejar que impongan precios y condiciones en el mercado interno, o permitir que se ajuste la producción vía menos trabajo y menos remuneración.

Es verdad, el 10 de diciembre de 2015 asume otro gobierno, han tenido el tino y la inteligencia de confundir a la población para confiar en la posibilidad más que cierta de que se elija un presidente dócil, que se siente a su mesa y que los obedezca, pero todavía restan más de 16 meses donde ellos tratarán de “marcar la cancha” amenazando con despidos y aumentos de precios, y un dólar blue cada vez más alejado del valor real de nuestro trabajo y de nuestros activos. Pero el Gobierno tiene instrumentos desde los subsidios que les otorga a los empresarios, la fiscalización tributaria, la actual Ley 20.680 de abastecimiento, la ley penal cambiaria, etc. Y fundamentalmente la de convocar y dar participación al pueblo argentino de la verdadera situación y de quién es quién en esta historia, para que no se repita lo que pasó en 1989 o en el 2001, para dar dos ejemplos cercanos en el tiempo, y defender el mercado interno y el trabajo en defensa propia.

Miradas al Sur - 24 de agosto de 2014

Noticias relacionadas

José Pierri. Me produce algo de vergüenza y mucha tristeza titular así este artículo. La extrema simplificación...
Sebastián Premici. El BCRA le permitirá a las empresas con deuda comercial extranjera acceder a un bono que les...

Compartir en