Un argentino, el hombre del piano en Haifa

Shlomo Slutzky

Sahul Feldman nació en Quilmes y hace 32 años vive en Israel. Un misil destrozó su casa.

Fuente. Clarín
Shlomo Slutzky TEL AVIV. ESPECIAL

Unas horas después que Shaul Feldman, un argentino de Quilmes que lleva 32 años en Israel, manifestara en Tel Aviv contra la continuación de la ofensiva israelí en el Líbano, un misil Katiusha destruyó su casa en los suburbios de Haifa. Y destruyó su piano, pero no sus posiciones a favor de una paz negociada.

En la foto que apareció ayer en numerosas tapas de diarios israelíes, y que publicó Clarín en la página 20, Shaul Feldman aparece como en una escena del film El Pianista, tocando su querido instrumento cubierto de polvo y trozos de cemento. Shaul está allí con ropa de entrecasa y despeinado, en medio de su casa destrozada por el misil lanzado desde el sur del Líbano, hasta su casa en Nesher, uno de los suburbios al norte de la ciudad de Haifa, el blanco preferido del Hezbollah.

Hubo ya quienes propusieron la foto como el símbolo de la resistencia de la población civil israelí al ataque de la organización shiíta, como un llamado a no desesperar en la desgracia, y como un rechazo a la continuación de la ofensiva israelí.

"Lo último que quiero es que mi foto y mi desgracia personal sirvan para continuar esta guerra a la que me opuse y me opongo", comenta a Clarín un Shaul Feldman enojado más que por la destrucción de su casa -que el ingeniero municipal declaró horas antes como inhabitable- por la continuación de lo que él ve como la una guerra injusta.

"Lo que más molesta es no poder tocar nada en la casa, y no poder buscar entre los escombros fotos, cassettes u otros recuerdos de nuestra infancias en Argentina e Israel", dice Shaul, que vive hace 26 años en la zona de Haifa, donde siempre activó en ONGs que luchan por la convivencia entre judíos, árabes y cristianos que habitan en la zona. Una militancia compartida con su mujer, Rut Gur, una de las más conocidas militantes feministas por la paz entre israelíes y palestinos.

-El sábado manifestó en Tel Aviv contra la guerra, exigien do un inmediato cese de fuego ¿Por qué?

-Yo no soy de los que justifican los ataques del Hezbollah, que tiene su propia agenda fundamentalista islámica, que mucho difiere de mi concepción de izquierda. Pero está claro que comenzar la cuenta en el ataque del 12 de julio, es desconocer la historia y la realidad: de hecho, Hezbollah en el Líbano -como Hamas entre los palestinos- es un producto del intento israelí de actuar unilateralmente, sin consultar y sin hacer partícipe al otro lado. Israel alentó a las corrientes fundamentalistas entre los palestinos como una alternativa a la OLP dando pie a la creación de Hamas y del mismo modo creó de hecho a Hezbollah, al expulsar de la zona a la OLP e ignorar al movimiento shiíta moderado.

-¿Acaso podía Israel no reaccionar por la fuerza ante tres muertos y dos secuestrados en su propio territorio?

-Aún cuando estuviese justificado reaccionar, nada justifica tal medida de desproporción, tanta destrucción en las ciudades libanesas. Nada justifica ahora que Israel se niegue a un cese de fuego para tratar de lograr objetivos que Uri Saguí, ex jefe de Inteligencia militar, dice que no pueden ser logrados. Es él y son otros del centro de la arena política que plantean hoy que la solución al conflicto con Hezbollah está en un acuerdo con Siria, y este pasa por la disposición de Israel a la retirada del Golán, ya que solo así habrá paz en el norte de Israel.

-¿Por qué no abandonó Haifa ante la lluvia de misiles?

-Me iría si no tuviese obligación de trabajar. Por una parte me indican que tome todas las precauciones para no ser herido o morir y por otra parte exigen ir a trabajar, poniéndome en peligro en el camino y en el lugar de trabajo. Lamentablemente, la sensación que dan es que -como el Hezbollah- usan a la población civil como un instrumento más en la guerra.

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