Furia en Grecia. La batalla sin fin

Grecia explotó. Y la bomba tuvo su efecto en cadena en las semanas siguientes al día “D”, el 7 de diciembre, cuando la furia adolescente se encendió tras el asesinato de Andreas Alexandros Grigoropoulus, hoy Alexis para todo el mundo. Tres semanas después de aquel episodio desatado por las balas policiales, el fuego sigue encendido. Y nada parece apagarlo. Andreas es una especie de mártir, que simboliza y pone al desnudo lo que hace años vienen sufriendo: una enorme exclusión. Una realidad que desnuda la cara oculta del progreso a costa de desigualdad.

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