Luchas en Europa contra la crisis económica: ¡Ya basta!
Se suceden las movilizaciones en Europa contra la crisis económica, la subida de los precios y el empobrecimiento de la población. Y la gente se organiza: En Gran Bretaña con la campaña “Enough is Enough”, en Alemania con el mismo lema: “Genug ist Genug”: ¡Ya basta!
Miles de personas se han reunido frente a la catedral de Manchester. "Si luchas, puedes perder. Si no luchas, pierdes siempre", les grita Eddie Dempsey, del sindicato de ferroviarios RMT. Tiene que dar su discurso fuera de las puertas de la catedral porque ha acudido demasiada gente al mitin. El motivo es la enorme subida de los precios, que en Gran Bretaña llega en un momento en que una crisis sucede a la siguiente, los salarios se estancan y, aparte de los accionistas de algunas grandes empresas, nadie mira al futuro con esperanza. "Ya basta" es el grito de respuesta de la campaña que convierte el impulso de las semanas de huelga de los y las trabajadoras ferroviarias y de los empleados y empleadas de correos en un amplio movimiento.
En pocas semanas, más de medio millón de personas en Gran Bretaña han firmado el llamamiento de la campaña. Reclama salarios más altos, el fin de las subidas desorbitadas de los precios del suministro de energía, el derecho a una vivienda digna, a una alimentación asequible y a un aumento de los impuestos a los ricos. La alimentación, la vivienda, la energía... el hecho de que la gente tenga que protestar para asegurar sus necesidades básicas muestra lo flagrante de la situación en un país con una tasa de inflación superior al 10% y sin apenas una protección social existente. Dirigentes sindicales como Mick Lynch o Dave Ward lo expusieron con una estimulante claridad en la televisión británica: El hecho de que ahora sea la gente de a pie la que tenga que pagar la factura de la crisis no es más que el último ataque desde arriba en una lucha de clases permanente.
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múltiples para hoy y mañana - Realidad Económica Nº 249
Se equivoca quien ahora crea que este conflicto solo despierta rabia en otros lugares. Si bien hasta ahora nuestros sindicatos solo han expresado la verdad de forma vaga, es decir, que los salarios tampoco crecen en este país mientras que los precios aumentan enormemente, en lenguaje llano esto significa que los salarios reales están cayendo y nos quedamos con menos para vivir. El viento frío que soplará en nuestras caras el próximo otoño no es el resultado inevitable de circunstancias superiores como la guerra y la falta de recursos. Es el resultado del privilegio sistemático de los intereses de las clases altas a costa nuestra. Se rescata a los bancos y a las empresas donde sea necesario, pero en lugar de tocar sus beneficios y dividendos a cambio, se pasa la factura al pueblo, a todos aquellos que hacen ricas a las empresas yendo a trabajar, sin importar la situación pandémica y geopolítica.
Aquí como allí, la divisa vale igual: "basta ya". Expresa la emergencia a la que nos enfrentamos actualmente en todos los lugares donde vivimos y trabajamos. No podemos seguir aceptando estas circunstancias, no podemos trabajar más y más y seguir teniendo miedo de la próxima factura. La calefacción o la ducha no deben ser un lujo. Tampoco necesitamos consejos de higiene personal de los cobardes del gobierno. Más de 14 millones de personas en este país llevan años viviendo en la pobreza, nadie debe hablarles ahora de ahorrar dinero.
Al igual que nuestra revista hermana británica Tribune, que organiza conjuntamente la campaña allí, lanzamos ahora un llamamiento a trabajar unidos. Porque sabemos y sentimos que hay una inmensa rabia que se extiende sobre esta política que se niega a representar los intereses de la gran mayoría. Porque un gran número de personas se ha dirigido a nosotros y nos ha dicho que una campaña como esta también es necesaria en Alemania. Los cientos de mensajes que hemos recibido en los primeros días demuestran que hemos tocado nervio. En todas partes la gente se reúne para manifestarse bajo diferentes banderas, pero con objetivos muy similares. Esto es bueno, porque demuestra que muchos están dispuestos a luchar. Pero hasta ahora, sigue faltando un hilo conductor y una orientación estratégica específica de las protestas.
Está claro que no debemos dejar el levantamiento a la derecha. Esto es evidente, pero no puede ser nuestro principal objetivo. Debemos centrarnos en presionar al gobierno federal, que no entrega o incluso bloquea activamente ayudas mientras deja que las multinacionales, cuyos intereses imponen despiadadamente, sean parte en la redacción de leyes como el impuesto sobre el gas. Empecemos a hacerlo como los ricos y los poderosos. Impongamos nuestros intereses sin piedad por una vez.
Una crisis económica se dirige hacia nosotros en los próximos meses; los precios seguirán subiendo y hasta ahora hay pocas perspectivas de remedio. Los paquetes de ayuda son una gota caída sobre una piedra ardiente. Por tanto, necesitamos soluciones inmediatas que creen un mínimo de seguridad a nivel social. Esto incluye garantizar un suministro de energía asequible mediante un tope de precios para el gas y la electricidad y, a largo plazo, devolver las empresas energéticas a la propiedad pública y al control democrático. Tan posible es un transporte de cercanías y de larga distancia barato como un impuesto sobre el enorme exceso de beneficios de los especuladores de la crisis. Todas estas son medidas que podrían aplicarse inmediatamente. Pero para ello necesitamos una campaña que aglutine las reivindicaciones y actúe con la fuerza de una amplia alianza con la que todo el mundo pueda sentirse interpelado.
Nuestra campaña también está del lado de los que lucharán por salarios más altos y más ayudas en los próximos conflictos de negociación colectiva en otoño e invierno. Fueron las enfermeras militantes las que han demostrado cómo se puede hacer, así como los enfurecidos portuarios y portuarias, las profesoras y profesores y los educadores y las educadoras. En los próximos meses serán los y las obreras de las fábricas de vehículos, los y las conductoras de los camiones de basura y muchos otros grupos profesionales los que se declaren en huelga para reclamar mayores salarios. Pero no solo eso: la gente está uniendo fuerzas para luchar por el mantenimiento del billete de 9 euros o para salir del anonimato y hablar de su pobreza. Hay mucho en movimiento, la gente se está uniendo en todas partes para luchar y reclamar su derecho a una vida digna. Para los próximos meses, esto significa que debemos darnos cuenta de que podemos ganar. Tenemos una oportunidad histórica y haremos nuestra parte para aprovecharla.
Información sobre la campaña:
wirsagengenug.de
https://www.instagram.com/wirsagengenug
https://twitter.com/wirsagengenug
- Ines Schwerdtner, es redactora jefe de JACOBIN.
Sinpermiso - 8 de septiembre de 2022