Los dilemas de la carne

Juan Carlos Valero

La evolución del precio de la carne durante los últimos meses despertó un sinnúmero de opiniones de diversos actores ligados al sector productivo -ganaderos, consignatarios, frigoríficos, exportadores- así como también se manifestó una preocupación creciente en el conjunto de la sociedad, dado la importancia que adquiere este producto en los hábitos de consumo doméstico.

Juan Carlos Valero

Fuente: INTI.GOV.AR

Impacto del foco de aftosa
Sin embargo, la reciente constatación de un brote de aftosa en la provincia de Corrientes demostró la facilidad con la que pueden ser desmoronados cuantiosos recursos y esfuerzos de un sector productivo que anhela instalar la carne argentina en la canasta alimentaria mundial. Ello da una dimensión de las exigencias de los consumidores globales y de la imperiosa necesidad de extremar toda actividad preventiva a fin de garantizar la preservación del estado sanitario de la hacienda vacuna libre de aftosa.

A pesar de la aparición de este flagelo para el sector, la situación es muy diferente a la observada en el año 2001. En aquel momento, la reaparición de la aftosa encontró facilidades para su expansión en la carencia de vacunas. Según los expertos no resultaría factible la expansión de la enfermedad, toda vez que el productor tiene garantizado el acceso a las dosis de vacunas requeridas para su ganado al tiempo que las autoridades sanitarias actuaron en forma inmediata para evitar la propagación del virus. Además, a partir de la información suministrada por el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios, el SENASA tiene capacidad para individualizar rápidamente el responsable del foco infeccioso, lo que permite aislar la zona contaminada con gran celeridad.

Aún cuando no se deberían producir reducciones drásticas en el volumen de exportaciones de carnes, la sensibilidad de los mercados mundiales impedirá repetir este año el ingreso de divisas por ventas de productos cárnicos de casi U$S 1.400 millones, a la espera de verificar el control absoluto de la situación sanitaria.

Preservación de la situación sanitaria y cuestiones estructurales
Aunque las proyecciones suponen una disminución en el precio de la carne para el corto plazo, el retorno pleno a los principales mercados consumidores de carne no tardará demasiado tiempo. Esto traerá nuevamente la vigencia del debate acerca del nivel que pueden alcanzar los precios de los diferentes cortes de carne al público consumidor.

Aquí se plantea los orígenes de la problemática y los escenarios posibles de acuerdo a objetivos de política alternativos. En el análisis del mercado de carne vacuna, pueden identificarse factores que afectan tanto por el lado de la oferta así como por el de la demanda.

En particular, por el lado de la oferta se observa que las subas verificadas en el precio de la carne obedecen a una demanda creciente que enfrenta a una oferta fija, explicada por el estancamiento estructural de las existencias de hacienda vacuna.

A pesar de los cambios económicos e institucionales de los últimos cuarenta años, la oferta de ganado vacuno no ha logrado expandirse. Entre las principales razones de su estancamiento aparecen las dificultades para controlar definitivamente aspectos sanitarios (aftosa y otras enfermedades que afectan al ganado) y la expansión del cultivo de soja que desplaza la actividad ganadera hacia tierras de menor aptitud agrícola.

Por el lado de la demanda, el nuevo status sanitario "libre de aftosa con vacunación" alcanzado por nuestra ganadería impulsó el interés extranjero por la carne argentina durante los últimos tres años.

En sólo cuatro años las exportaciones cárnicas pasaron de 150 mil toneladas res anuales a 760 mil durante el año 2005. Hacia fines del 2001 las exportaciones de carne representaban el 15% de la faena, en tanto actualmente dicha proporción alcanza al 30%.

La apertura de los nuevos mercados internacionales, que también se vio favorecida por la gripe aviar en oriente y por el reciente brote aftósico en Brasil -un competidor directo- fue acompañada de un mayor consumo doméstico, producto este último, de la recomposición salarial que siguió a la salida de la crisis económica y a la incorporación de mano de obra a las actividades productivas con posterioridad a la devaluación.

Previo al derrumbe de la convertibilidad, la res con hueso se comercializaba al precio de U$S 1,70 el kilo. La devaluación de principios del 2002 provocó una fuerte caída del precio doméstico medido en moneda extranjera, llevándolo a la tercera parte de su valor. Seis meses más tarde se inicia un proceso de convergencia del precio interno al internacional, elevándose desde U$S 0,55 hasta los actuales U$S 1,50 el kilo de la res con hueso.

Aunque se observan correlaciones elevadas entre los precios de los productos de cada eslabón de la cadena cárnica, durante el último año el precio de la res en gancho calculado sobre el precio de exportación ha disminuido, como resultado de la eliminación de reintegros a las exportaciones y la aplicación de mayores tasas de retención.

Considerando que el precio de venta de la res que los frigoríficos perciben de los comercios minoristas es de $4,37 el kilo, y que el precio promedio de las exportaciones neto de retenciones ronda los $10 el kilo, se advierte la complejidad que conlleva un proceso de desactivación de las presiones inerciales al aumento del precio de la carne en un contexto de aspectos sanitarios controlados.

Durante los últimos dos años la industria frigorífica aumentó su margen de rentabilidad originada en ventas al mercado interno y disminuyó la rentabilidad de las exportaciones. La primera obedeció a la convergencia del precio interno al internacional, en tanto que la segunda respondió a la diversificación de los cortes que componen las exportaciones y de los destinos geográficos.

Desde la salida de la convertibilidad el precio doméstico de los principales cortes de consumo experimentó una variación del 165%, en tanto que el precio de las exportaciones aumentó un 340 % en moneda nacional. El aumento del precio que recibe el productor fue del 228%.

Controlado definitivamente el brote de aftosa, en un escenario de demanda creciente a los precios actuales, sólo será posible aliviar las presiones al alza sobre el precio de la carne mediante un aumento de la oferta de hacienda, proceso que requiere no menos de dos a tres años.

Necesidad de definir un objetivo de política en un escenario de aumento de la demanda internacional de carne vacuna

Previo a indicar cuales son los instrumentos de política que han de ser utilizados en un contexto de subas de precios de la carne vacuna, es necesario definir cual de los siguientes objetivos estratégicos se prioriza para el sector:
I.- Alcanzar una posición de liderazgo en el mercado exportador
Un objetivo puede ser priorizar las ganancias de divisas que proporcionan las exportaciones cárnicas. En este caso los instrumentos de política aplicados no deben castigar las mayores utilidades que proporcionan los precios internacionales, esto es no deben incrementarse los derechos de exportación a la carne vacuna, preferentemente deberían ser eliminados.

Este objetivo exportador obviamente llevará a mayores ganancias de los exportadores, que constituyen un limitado número de frigoríficos -25 empresas concentran el 90% de las exportaciones-, con potencialidad de conducir hacia un proceso de concentración mayor de la industria frigorífica.

Es necesario aclarar que esta estrategia implica una convergencia del precio interno al precio internacional, que dado los precios actuales de los principales cortes, en ausencia de retenciones y bajo el supuesto de aftosa controlada, puede implicar aumentos de hasta el 120% para el consumidor final. La convalidación de mayores precios internos generará un aumento inmediato de las utilidades de los frigoríficos mercado internistas, equiparando sus márgenes de rentabilidad con los establecimientos exportadores. Las ganancias de la industria frigorífica serán mayores en la medida que comercialicen mayores volúmenes y así se producirá una fuerte competencia por la compra de ganado, que se manifestará en el traslado de parte de estas ganancias extraordinarias a los productores ganaderos, incentivando en el mediano plazo al aumento de existencias de cabezas vacunas y de la calidad de las mismas.

II.- Protección al mercado doméstico.
En el otro extremo, el objetivo de política es asegurar el abastecimiento de la demanda interna de carne vacuna a los precios actuales. En este caso será explícita la renuncia al aprovechamiento de las facilidades que hoy ofrece el mundo para la conquista de nuevos mercados y el posicionamiento de la carne argentina en la canasta alimentaria global. Asimismo existiría un beneficio indirecto al resto de la industria nacional, toda vez que la contención del precio de la carne aliviará las presiones por aumentos salariales con impacto sobre la estructura de costos del sector productivo en su conjunto.

Por supuesto, este objetivo en principio perpetuará el estancamiento de las existencias de ganado vacuno, aún a riesgo de una disminución del número de cabezas en el mediano plazo, aunque ello dependerá de manera definitiva de las rentabilidades comparadas con otras explotaciones agropecuarias.

III.- Integración combinada de las estrategias anteriores.
Un objetivo de política intermedio es propiciar la segmentación del mercado de la carne vacuna. Esto es, definir cuales son los cortes orientados a la exportación y cuales son los cortes orientados al mercado interno. En este caso se deberá contar con una lista de cortes de carne cuyo abastecimiento al mercado interno deberá ser asegurado a precios acordes con la evolución del salario doméstico, no existiendo restricciones al precio de venta en el resto de los cortes. Sin embargo, la implementación de esta estrategia forzará un cambio en la logística de distribución actual, ya que los frigoríficos deberían sustituir la venta de la media res, por la provisión de partes de la misma de acuerdo a las demandas de abastecimiento de los canales minoristas. Del lado de los consumidores es esperable un proceso de sustitución entre los cortes que conforman la canasta alimentaria.

Instrumentos de política
Una vez definido el objetivo estratégico, debe evaluarse los instrumentos de política que han de aplicarse. Hasta ahora, el instrumento elegido son los acuerdos de precios, complementados con la aplicación de derechos de exportación y la reciente eliminación de reintegros a la exportación.

Los acuerdos de precios no sólo parecen disgustar a los empresarios que ven restringida su capacidad para obtener mayores utilidades, sino que también reciben la crítica de los defensores del sistema de libre mercado como asignador eficiente de recursos.

La imposición de derechos de exportación consiste en la aplicación de una tasa sobre el precio de exportación disminuyendo el ingreso del exportador por unidad vendida, y así facilita la contención del precio del bien en el mercado doméstico, el cual tiende a aproximarse al precio internacional menos la retención establecida. Sin embargo, en un contexto de aumento del precio internacional de la carne vacuna, la sola aplicación de este instrumento evitará aumentos en el precio doméstico en la medida que se incremente la tasa de retención.

En efecto, las retenciones operan como instrumento disciplinador de los precios internos a través de la imposición de límites a la rentabilidad de las exportaciones. Estos impuestos constituyen un potente elemento de persuasión con que cuentan las autoridades para lograr el cumplimiento de los compromisos que sean acordados con las partes involucradas en la cadena de valor de la carne.

Por último ha de considerarse la regulación como instrumento de política. Pueden ser objeto de regulación tanto los precios como los procedimientos técnicos que constituyen cada una de las etapas productivas.

En principio no resulta saludable para el futuro de la actividad productiva, primaria e industrial, la regulación de precios, ya sea de los cortes a consumidor final o hacia el interior de los eslabones que conforman la cadena de valor. Además de las dificultades de lograr su estricto cumplimiento, puede afectar las decisiones de inversión en eslabones críticos de la cadena de valor.

No obstante ello, los organismos técnicos deben proponerse lograr avances regulatorios que redunden en una mayor eficiencia productiva, mejorando la capacidad del sector para generar rentabilidad, lo que expandirá la oferta e indirectamente terminará por incidir en el precio de la carne a consumidor.

En primer lugar, es necesario mejorar el nivel de normatización y tipificación del producto de manera de contar con un mecanismo objetivo a lo largo de la cadena productiva que permita establecer diferenciales de precios en función de la calidad del bien final y una división interna de actividades que elimine ineficiencias ocultas en el intercambio. Esto último deriva de que inicialmente se comercia el ganado por kilo vivo sin considerar calidades de carnes ni rendimientos posteriores, en tanto que el comercio desde la industria al consumo opera en base a la media res y despostado en las bocas de expendio. Estas modalidades operativas pueden derivar en múltiples ineficiencias técnicas -problemas en la cadena de frío; falta de coordinación entre los requerimientos en la demanda y la oferta; falta de escalas en las bocas de expendio; problemas de calidad, escala y uniformidad en el recupero de subproductos de la carne (grasas, pelos, huesos, etc)-.

Es muy posible que un cambio en la modalidad de distribución de la carne de frigorífico a bocas de expendio, pasando de una práctica de abastecimiento basado en la media res con hueso a uno orientado a la provisión de partes de la res, ayude a contener el precio interno de algunos cortes favoreciendo la exportación de los cortes más orientados al mercado internacional.

Por lo visto, existe un cúmulo de acciones que pueden adoptarse con impacto sobre la cadena de valor de la carne, según cual sea el objetivo de política definido para el sector. Cualquier estrategia de largo plazo que procure conciliar el abastecimiento de la demanda interna a precios "razonables" con el aprovechamiento de la capacidad del sector para generar divisas, debe alentar necesariamente al aumento de la oferta de hacienda vacuna.

Es muy importante señalar que el aprovechamiento integral de la vaca no se agota en la obtención de cortes de carne. Como resultado de la faena también resultan subproductos. El cuero y las menudencias, entre otros, son objetos de transformaciones a través de procesos industriales que generan rentabilidad, empleo y exportaciones, y por lo tanto deben ser sumados al análisis del impacto de la expansión de la actividad primaria.

1Ver "La Industria del Cuero en Argentina", autor: Grabriel Queipo, Saber Cómo Nº 37 de Febrero 2006 (www.inti.gov.ar/sabercomo/sc37/inti9.php)

*El autor es miembro de INTI-Economía Industrial, un equipo de investigación aplicada en economía industrial integrado por los "Economistas de Gobierno": Javier A. González (Coord.), Diego Hybel, Carlos Maslatón, Gabriel Queipo y Juan Carlos Valero.
Contacto: jcvale@inti.gov.ar

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