En la muerte de José Luis Sampedro: al maestro de maestros
Es bien sabido que lo que nos mueve a indagar son nuestras condiciones de existencia. Los conflictos de la época en que nos ha tocado vivir originan la trama principal de nuestros interrogantes. En esa lucha cotidiana caminamos, tropezamos, nos atrapan, nos zafamos; a veces caemos, hasta en fosos, probamos la tierra que nos golpea el rostro y, otras, rectificamos y nos levantamos, e incluso hasta podemos mirar más lejos.
Afortunadamente, en ese camino no estamos solos. Hay muchos que comparten nuestra experiencia, nuestros problemas, sin saber que son comunes, y las padecen con soledad y con miedo. Con otros, nos reconocemos en los mismos dramas, nos regodeamos ocasionalmente en las afinidades y se nos revela un mundo más amplio.