Hezbolá: "una victoria histórica"

Nasrallah descartó cualquier discusión sobre desarmar a Hezbolá

Hassan Nasrallah, dirigente del grupo radical islámico Hezbolá, declaró que sus fuerzas lograron una victoria histórica y estratégica en el conflicto con Israel. "No es un exageración decir que es una victoria para todo Líbano, Hezbolá y la nación" agregó Nasralla, quien además descartó cualquier discusión sobre desarmar al movimiento, como exige la resolución de la ONU. Su discurso televisado se dio horas después de que empezara a regir el cese de hostilidades decretado por Naciones Unidas (ONU), que silenció las armas a las 05:00 GMT del lunes, más de un mes después de que se produjera el ataque contra soldados israelíes que provocó la crisis. Lea: Medio Oriente: cese de hostilidades No obstante, muchos se preguntan si alguien realmente puede clamar victoria, entre ellos el analista Roger Hardy, especialista en Medio Oriente de la BBC.

Una reflexión sobre las últimas semanas hace que sea difícil evitar llegar a la conclusión de que esta crisis ha sido un ejercicio sostenido de inutilidad. Los soldados israelíes -cuya captura disparó el conflicto- continúan en cautiverio. Hezbolá ha probado que es una fuerza bien organizada y muy motivada, pero hizo que Líbano y los libaneses pagaran un precio horriblemente alto por esta demostración de destreza. Siria e Irán han recogido algunos frutos en el corto plazo al mostrar que son protagonistas regionales, pero en el camino han profundizado la enemistad con Washington. El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, empezó diciendo que acabaría de una vez por todas con Hezbolá, pero se conformó con mucho menos.

Ahora, los cuestionamientos en su país se están intensificando, al tiempo que el gobierno de George W. Bush es blanco de críticas generalizadas que le responsabilizan de impedir un progreso más veloz hacia un cese el fuego. El comentario de la secretaria de Estado de EE.UU. Condoleezza Rice de que estas eran las contracciones de un naciente nuevo Medio Oriente fue recibido con incredulidad y en ocasiones con sorna. La crisis ha intensificado los sentimientos negativos contra EE.UU. e hizo que los otros objetivos estadounidenses en la región -estabilizar Irak, reanudar el proceso de paz árabe-israelí y ganar la batalla contra el extremismo musulmán- sean más difíciles, no más fáciles, de cumplir.

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