Una apuesta (fuerte) al conocimiento

Hace unos 20 años, Bernardo “Beni” Kosacoff me presentó a Patrizio Bianchi en la vieja sede de la CEPAL en Buenos Aires. Fue aquella una reunión memorable en la que, por momentos, también intervino Francisco Gatto. Nada más nombrar a éstos expertos de primerísimo nivel da una idea de la riqueza conceptual desplegada en el encuentro. Volví a escuchar al profesor Bianchi varios años más tarde en la UIA y, en la oportunidad, realizamos una entrevista en la que manifestó gran preocupación por la velocidad de los cambios en el mundo. “Ocurren más rápido que el armado de un marco conceptual que los contenga e interprete”, decía con fuerte tono peninsular.

“La Unión Europea ha sido un proyecto de elite”

La crisis en Europa ha desatado una tensión estructural entre distintos proyectos europeos. Los programas de ajuste que intentan salvar el euro trazaron los contornos de otra Europa. Una Europa dividida, advierte Ulrich Beck, en su reciente libro Una Europa alemana (Paidós). ¿Dividida entre qué, entre quiénes? Beck describe dos fronteras: una discurre entre los países del Norte y los países del Sur. Otra distingue a los países del euro “obligados a actuar” de aquellos que, aun integrando la Unión Europea, no se adhirieron a la moneda común y “ahora tienen que ver cómo se toman decisiones cruciales sobre el futuro de la Unión sin contar con ellos”. En una región donde casi uno de cada cuatro jóvenes menores de 25 años no encuentra trabajo, en países muy endeudados como España, Grecia, Portugal se vislumbra una tercera brecha: los gobiernos aprueban los paquetes de ayuda; las poblaciones las desaprueban, observa este investigador de la Universidad de Munich y de la London School of Economics. Invitado por la Universidad de General San Martín y la Fundación OSDE, el prestigioso sociólogo alemán dialogó con Cash sobre la polarización que experimentan los habitantes del Viejo Continente, no solo entre países deudores y acreedores, sino entre la elite política y una población fuertemente empobrecida. Pero pese a reconocer el resquebrajamiento producido por una crisis que “no se pudo anticipar”, Ulrich Beck reniega de un nacionalismo que considera “enemigo” y propone que las naciones y los nacionalismos se abran a Europa y al mundo. Sólo así las naciones podrán sobrevivir, concluye.

Italia: Miradas sobre Grillo y sus grillitos. Dossier

Beppe Grillo ha declarado a la prensa alemana que quiere que se decida la permanencia o salida de Italia del euro mediante un referéndum en la Red. Sería una elección histórica con consecuencias colosales y acaso catastróficas para la vida del país y la economía europea, mundial. Pero, explica Grillo, son estas las reglas de la nueva democracia en la era de Internet, donde no hay líderes, uno vale uno y en todas las decisiones, hasta las más graves, es necesario consultar directamente a la base a través del voto “on-line”. Estupendo. Entonces, ¿por qué no preguntar a la base de los electores del M5E, con un referéndum, si quieren o no aliarse por pocos meses con el PD con el propósito de aprobar en el Parlamento algunas reformas urgentes, contenidas por lo demás en su programa?

Europa o el caos

Europa no está en crisis, está muriéndose.

No Europa como territorio, naturalmente.

Sino Europa como Idea.

Europa como sueño y como proyecto.

La Europa acorde con el espíritu elogiado por Edmund Husserl en sus dos grandes conferencias pronunciadas en 1938 en Viena y Praga, en vísperas de la catástrofe nazi.

Europa como voluntad y representación, como sueño y como construcción, esta Europa que pusieron en pie nuestros padres, esta Europa que supo transformarse en una idea nueva, que fue capaz de aportar a los pueblos que acababan de salir de la Segunda Guerra Mundial una paz, una prosperidad y una difusión de la democracia sin precedentes, pero que, ante nuestros propios ojos, está deshaciéndose una vez más.

Nuestra solución para Europa

Febrero de 1953. La República Federal de Alemania (RFA) se hunde bajo el peso de las deudas y amenaza con arrastrar al conjunto de los países europeos en la tormenta. Preocupados por su propia salud, sus acreedores –Grecia, entre ellos— toman nota de un fenómeno que sólo a los liberales ha soprendido: la política de "devaluación interna", es decir, de reducción de los salarios, no garantiza la devolución de las deudas. Todo lo contrario.

Reunidos en Londres y en el curso de una cumbre excepcional, 21 países deciden revisar sus exigencias para ajustarlas a las capacidades reales de su socio en punto a honrar sus obligaciones.

El árbol y el bosque

La reciente visita de Alexis Tzipras, de la izquierda griega, permitió comparar el origen de la debacle argentina en 2001 y en su país hace cuatro años. Pero, especialmente, las diferentes respuestas y sus resultados.

Alexis Tzipras es el líder político de Syriza, la agrupación de la izquierda democrática que en Grecia –y por extensión en Europa– ha llevado adelante una pertinaz lucha para que los representantes del capital financiero internacional dejen de lado sus exigencias de ajuste despiadado al desenvolvimiento de la sociedad griega frente a la incapacidad de ese país en hacer frente a compromisos de la deuda pública.

Mea culpa del FMI: los ajustes en Europa son un fracaso

El economista jefe, Olivier Blanchard, admitió que sus cálculos sobre los efectos recesivos de los recortes eran demasiado optimistas.

Austericidio lo llaman los analistas. Los ajustes no sólo no funcionan sino que provocan el efecto contrario. Después de que generó desempleo y sufrimientos innecesarios a millones de personas, el FMI reconoce ahora que la política económica impuesta por Berlín, Bruselas y el propio FMI al sur de Europa es un fracaso.

Europa lidera la banca en la sombra y se acerca al momento pre-Lehman

Aunque la economía se ha desplomado desde el año 2007, el sistema bancario en la sombra sigue creciendo y donde más crece es justamente en Europa, la zona que ha caído en una nueva recesión, que tiene el desempleo por las nubes y que sufre de una potente trombosis que le provocará un infarto en breve. La zona euro, como se aprecia en esta gráfica tomada del último informe del Financial Stability Board publicado ayer, posee un tercio de los activos de la llamada “banca en la sombra”. Y si incluimos al Reino Unido, Europa queda con el mayor sistema bancario en la sombra que llega a los 67 billones de dólares (1,11 veces el PIB mundial).

Razones para un debate monetario

Desde el inicio de la llamada “crisis soberana” en el 2010, el debate sobre la conveniencia o no de que los países de la “periferia” de la eurozona (España, Grecia, Portugal, Italia e Irlanda) abandonen la moneda única europea se ha convertido en una controversia política de creciente actualidad entre diversos sectores de la izquierda política y académica.

La bomba española

Domina en la euro-crisis una calma engañosa: el BCE ha desenfundado su bazooka, el fondo de rescate ESM ha aceptado su trabajo y parece cercana la unión bancaria. En realidad, acecha un gran peligro, que no viene de Grecia, sino de España.

Tras el fuego a discreción del Banco Central Europeo ha vuelto la calma. La crisis ha dejado atrás una fase aguda y vuelve a ser crónica. El nuevo paraguas salvador del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM, por sus siglas en inglés) a echado a andar. Se negocia sobre la unión bancaria. En noviembre presentará España su solicitud de rescate. Prietas las filas del establishment italiano todo tras Mario Monti. A la reunión anual del FMI en Tokio comparecen de nuevo los europeos, por vez primera desde hace mucho tiempo, con cierta autoconsciencia. ¿Pasó la crisis? ¿Podremos dedicarnos ahora a temas más serios, como los honorarios que cobran los políticos por dar conferencias?