La construcción de una relación desarrollista
Los acuerdos recientes con China complementan el marco regulatorio de la relación bilateral. Los resultados para nuestro país de las crecientes relaciones con esa nación dependen, esencialmente, de nuestras propias decisiones. Argentina tiene y tendrá la China que se merece, en virtud de la eficacia o insuficiencia de sus políticas para impulsar el desarrollo, la cohesión social, mantener los equilibrios macroeconómicos y, en definitiva, fortalecer su soberanía.
El regreso de la crisis de los mercados emergentes
“Lo que las economías desarrolladas buscaron exportar es más que bienes y servicios: trataron de exportar las cargas del ajuste requerido por la crisis de 2008 hacia las economías emergentes. Como un hombre a punto de ahogarse que se agarra a otro que apenas sabe nadar, las políticas seguidas bien podrían traer consigo el hundimiento de unos y de otros, de las economías desarrolladas y de las economías emergentes.”
Para parafrasear a Robert Louis Stevenson, los mercados financieros tienen “una gran memoria para olvidar”.
Las múltiples crisis latinoamericanas de deuda y la crisis de 1997/98 en el emergente mercado asiático han sido olvidadas. Ahora, el riesgo de una crisis general en los mercados emergentes es muy real.
Una globalización comercial acompañada de una nueva distribución cartográfica
La liberalización comercial no ha elevado las tasas de crecimiento económico en las economías emergentes de América Latina. Por el contrario, en promedio son inferiores a las tasas de crecimiento de 1955-1980, época que se caracterizó por un alto proteccionismo y una tasa de apertura relativamente baja. ¿Se pueden medir los efectos de la liberalización comercial sobre las tasas de crecimiento del PIB?
El precio del progreso
Con la elección de Dilma Rousseff como presidenta, Brasil quiso acelerar el paso para convertirse en una potencia global. Muchas de las iniciativas en ese sentido venían de antes, pero tuvieron un nuevo impulso: la conferencia de la ONU sobre medioambiente, Río+20 (2012), el campeonato mundial de fútbol en 2014, los Juegos Olímpicos en 2016, la lucha por un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el papel activo en el creciente protagonismo de las “economías emergentes” (Brics: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la nominación de José Graziano da Silva para director general de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2012, y la de Roberto Azevedo para director general de la Organización Mundial de Comercio, en 2013, una política agresiva de explotación de los recursos naturales, tanto en Brasil como en Africa, especialmente en Mozambique, el impulso de la gran agroindustria, sobre todo para la producción de soja, agrocombustibles y ganado.
Las tres velocidades de la crisis y su bifurcación
Para la segunda mitad de 2012 el ritmo de la economía mundial mostraba dos velocidades: de un lado, Estados Unidos y Europa con crecimiento económico cercano a cero debatiéndose entre el ‘precipicio fiscal’ y el ‘riesgo soberano’; de otro lado, las economías emergentes, con tasas de crecimiento positivas –en vías de desaceleración- si bien con riesgos crecientes efecto de la apreciación cambiaria ligada al flujo de capitales de corto plazo y la disminución de la actividad económica de los países avanzados.