Murió el reo José Alfredo Martínez de Hoz

En abril de 1976, José Alfredo Martínez de Hoz Cárcano tenía 50 años, varios campos, cuatro hijos, un título de abogado con medalla de honor, muchos fusiles de caza y alguna experiencia como funcionario. Se había estrenado como ministro de Economía tras el golpe de 1963, cuando los militares desalojaron a Frondizi y pusieron a Guido. Hasta el 29 de marzo de 1976 –cuando la Junta lo puso al frente del Palacio de Hacienda– Martínez de Hoz era presidente de Acindar, la siderúrgica más grande del país. Además era asesor del Chase Manhattan Bank. Pero llevaba meses trabajando para armar un gabinete y un plan económico: Jorge Rafael Videla se lo había pedido en agosto de 1975.

Azúcar amarga para Blaquier

El empresario fue procesado por la Justicia por 29 desapariciones de la Noche del Apagón. Sus abogados apelarán.

Fue a través de un llamado telefónico de su abogado. Así, Ricardo Arédez recibió la noticia que muy pocos pensaban que podía pasar: el juez federal de Jujuy, Fernando Poviña, procesó el jueves a uno de los empresarios más poderosos de la Argentina, Carlos Pedro Tadeo Blaquier, como cómplice primario de la privación ilegal de la libertad de 29 personas durante la última dictadura. En ese momento, evocó a “las madres peladoras de caña y los padres obreros que no están, que murieron sin ver la justicia, tanta militancia digna que luchó por esto sin ánimo de venganza, con la ley en la mano”, según repasó al día siguiente ante Miradas al Sur –con la voz cruzada por el llanto– el menor de los cuatro hijos de Olga y Luis Arédez, ex intendente desaparecido de Libertador General San Martín.

Acto homenaje a los presos y cesanteados del INTA

El viernes 9 de noviembre de 2012, se realizó el Acto Homenaje a los presos y cesanteados del INTA EEA Pergamino, durante la dictadura cívico militar (1976 – 1983), organizado por la Asociación por la Memoria y los DDHH (Rubén Santucho, Guillermo Colautti y Gustavo Pacheco); la Comisión de Cesanteados (Héctor Triccó, Norma Pettinari y Juan Carlos Torchelli) y la Asociación del Personal del INTA Seccional Pergamino (Jaime Olsen, Marcelo Gonzalez y Eduardo Serafini).

Asistieron alrededor de 100 personas, entre cesanteados, familiares, dirigentes sindicales, políticos y público en general.

Blaquier procesado por la represión dictatorial

El juez Fernando Poviña lo procesó en dos causas. “La cooperación tuvo lugar en el marco de una persecución político-sindical llevada a cabo por la empresa Ledesma”, dice el escrito, que también alcanza al ex gerente administrativo Alberto Lemos.

El paso está dado. El juez federal Fernando Poviña procesó al empresario Carlos Pedro Tadeo Blaquier como cómplice en primer grado de la privación ilegal de la libertad agravada de 29 personas durante la última dictadura militar. El procesamiento se hizo en dos causas, cuyas distintas características importan para entender el peso determinante de esta medida.

Ver los fallos de las dos causas por las que se lo procesa:">http://www.iade.org.ar/uploads/c87bbfe5-a223-9690.pdf]
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Blaquier: el guardián del horror

El 8 de agosto aún no terminaba de clarear y el anciano ya estaba en el tercer piso del Consejo de la Magistratura, sobre la céntrica calle Libertad. Había llegado con anticipación para eludir la jauría movileros. Su estampa guardaba cierta semejanza con la del simpático Mister Magoo. No era otro que el empresario Carlos Pedro Blaquier. Le escoltaban tres abogados, dos hijos, un médico y el jefe de prensa del Ingenio Ledesma. Es que el Zar del Azúcar estaba a punto de ser indagado –a través de una videoconferencia enlazada con el despacho del juez federal Fernando Poviña, en Jujuy– por algunas situaciones ocurridas durante la última dictadura. Los cargos en su contra: violación de domicilio, privación ilegal de la libertad, tormentos seguidos de muerte a 35 víctimas de la llamada Noche del Apagón, además de otros seis homicidios. Blaquier lucía indiferente. A las nueve, se abrió la conexión con San Salvador de Jujuy.

"Los gremialistas eran un obstáculo para el plan de Ledesma"

El ex detenido Hugo Condorí declaró y apuntó al Ingenio por el secuestro de ex dirigentes de la obra social durante la dictadura. El papel del ex intendente de Libertador San Martín.

Citado como testigo por el juez subrogante Fernando Poviña, el ex detenido Hugo Condorí se sentó durante cuatro horas en el Juzgado Federal 2 de Jujuy para declarar en la instrucción de la causa que investiga la responsabilidad de Ledesma y su presidente, Carlos Pedro Blaquier, en la desaparición del intendente de Libertador San Martín, Luis Arédez. Secuestrado poco antes del golpe de Estado de 1976, Condorí es el único sobreviviente de la dirigencia gremial de la empresa en los años previos a la dictadura y testigo fundamental en la causa que busca probar la responsabilidad de Blaquier en la represión a sus trabajadores.

Sola en la plaza

Ahora que el dueño del poderoso Ingenio Ledesma, Carlos Blaquier, tiene pedido de captura internacional y empieza a revelarse con fuerza la complicidad empresaria con el terrorismo de Estado, la figura de Olga Márquez de Arédez se agiganta. Ella dio vueltas en soledad durante años en la plaza de Libertador General San Martín, enfrentando el miedo, la indiferencia y el hostigamiento de una empresa que decidió sobre la vida y la muerte de los pobladores de ese pueblo en el extremo noroeste del país. Hoy son poco más de 50 mil los habitantes de esa localidad. En los ’70, sólo el ingenio empleaba 12 mil trabajadores. En la actualidad, todo el complejo tiene poco más de 7300.

Olga se ponía su pañuelo blanco, llevaba una pancarta con la foto de su esposo Luis Arédez, desaparecido desde 1977, y daba vueltas. Durante años, nadie se acercaba ni siquiera a hablarle. En ese pueblo, la dictadura continuó aun cuando ya había terminado el gobierno dictatorial en Buenos Aires. Allí, la opresión del ingenio sigue vigente como terror económico. El terrorismo de Estado disciplinó, la desocupación mantuvo la amenaza latente.

Martínez de Hoz y el otro 2 de abril

El viernes 2 de abril de 1976, José Alfredo Martínez de Hoz Cárcano tenía 50 años, varios campos, cuatro hijos, un título de abogado con medalla de honor, muchos fusiles de caza y alguna experiencia como funcionario. Se había estrenado como ministro de Economía tras el golpe de 1963, cuando los militares desalojaron a Arturo Frondizi y pusieron a José María Guido. Hasta el 29 de marzo de 1976 –cuando la Junta lo puso al frente del Palacio de Hacienda– Martínez de Hoz era presidente de Acindar, la siderúrgica más grande del país. Además era asesor del Chase Manhattan Bank. Pero llevaba meses trabajando para armar un gabinete y un plan económico: en agosto de 1975, los jefes de las tres armas –Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Ramón Agosti– se habían reunido con él y habían acordado que complotarían juntos.

Las huellas presentes del pasado - ¿Cuándo vienen?

Tenía poco más de dos años cuando irrumpió la dictadura cívico-militar genocida. Mi hermano había cumplido apenas un año 20 días antes. Mi papá, Carlos, hacía meses que no venía por casa: su nombre integraba una larga lista de “subversivos” buscados por las fuerzas represivas. Mi mamá, Mecha, trabajaba en el hospital, atendía nuestras demandas y esperaba noticias de su compañero. Ambos eran médicos y militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Ambos componen la nómina de 30 mil detenidos desaparecidos. No volvimos a saber nada de ellos.

¿Dónde está mi papá? ¿Cuándo viene? Mis preguntas debieron representar un peso insoportable para mi mamá. Desde marzo no se sabía nada de Carlos. Sólo llegaban versiones contradictorias que desalentaban cualquier esperanza y aumentaban la angustia que rodeaba el entorno familiar. El 7 de junio un grupo de tareas entró en la humilde casa en que vivíamos y secuestraron a Mecha y golpearon a mi tío y se burlaron de mi abuela.