De EE.UU. a las represas en Santa Cruz: hidroelectricidad al debate (Parte I)

Federico Bernal
Según trascendió del diario Clarín en artículo del 27 de diciembre, en su reunión con la viuda de Douglas Tompkins el Presidente Macri expresó: "Hicimos un estudio y vimos que las represas están en el puesto número 20 entre las mejores formas de conseguir energía. Es decir, antes hay 19 opciones más viables, limpias y económicas". Y agregó: "Vamos a intentar pararlas". Se refería a las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, aprovechamientos hidroeléctricos emplazados en el río Santa Cruz. Con todo el respeto, señor Presidente, ¿podría por favor facilitarnos el listado de las 19 opciones por usted aludidas?

Mientras aguardamos el susodicho ranking, nuestra explicación de por qué la hidroelectricidad constituye una fuente estratégica de generación energética limpia, barata y abundante, a la vez que cumpliendo los requisitos que toda energía de base debe poseer, con el agregado de servir de obra de infraestructura crucial para el desarrollo económico, la generación de empleo y la reindustrialización del país. ¿Será por esto que figura última entre las 20 alternativas energéticas estudiadas por el señor Presidente?

La número uno de las renovables

Desde su portal oficial, la división Eficiencia Energética y Energías Renovables del Departamento de Energía de EE.UU. (EE-ER) destaca a la energía hidráulica como una fuente renovable de vital importancia. ¿Por qué? Justamente por ser muy superior a las otras renovables como son la eólica y la solar. Nos explica que la hidroelectricidad es "... una fuente de combustible limpio, lo que significa que no contamina el aire como las centrales eléctricas que queman combustibles fósiles...". Agrega, y esto es oportuno para nuestro país, que la "energía hidroeléctrica es una fuente doméstica de energía, lo que permite a cada Estado [provincia] producir su propia energía sin ser dependiente de fuentes extranjeras". Señala, finalmente, que las "Centrales hidroeléctricas de embalse crean depósitos que ofrecen una variedad de oportunidades recreativas, en particular la pesca, la natación y el canotaje...", siendo su mayor contribución más allá de la provisión de energía sostenible (proporcionan energía esencial durante interrupciones del suministro), limpia y barata "... el control de inundaciones, la irrigación y abastecimiento de agua...".

Portal oficial Departamento de Energía de EE.UU. Oficina Eficiencia Energética y Energías Renovables. A diferencia de Macri y su insólito listado, EE.UU. considera a la energía hidráulica como la mejor opción renovable.

El "mal ejemplo" hidroeléctrico estadounidense

Como nosotros, parece que el EE-ER tampoco logró acceder al estudio de Macri y su top 20 energético. Veamos por qué. Según consta en el último informe en materia de proyectos hidroeléctricos en EE.UU. (años 2008-2014), leemos atónitos que la "Energía hidroeléctrica es actualmente la mayor fuente de electricidad renovable en todo el mundo y representa un recurso confiable y endógeno que puede abastecer a millones de empresas y hogares estadounidenses ". Nos cuenta, asimismo, que la "Energía hidroeléctrica se ha utilizado en los EE.UU. desde la década de 1880 y actualmente produce 6 a 7% de la electricidad total del país. El Departamento de Energía estima que EE.UU. posee capacidad generadora hidroeléctrica adicional significativa en represas existentes, en vías navegables artificiales, así como en sitios nuevos aunque de bajo impacto". ¿Por qué será que no existe capacidad generadora nueva de alto impacto, esto es, centrales de alta potencia? Porque EE.UU. construyó las mega-obras hidroeléctricas hace casi un siglo atrás (las represas en Santa Cruz son emprendimientos de alta potencia, como se verá en la segunda parte de este artículo). A propósito, en el Informe del Mercado Hidroeléctrico del mes de abril de 2015 (EE-ER), se explica que este tipo de generación nació en 1880 y que para 1920 había puesto en operación 300 centrales hidroeléctricas, la inmensa mayoría de las cuales obedecieron a pequeños y medianos emprendimientos privados. Entonces, la hidroelectricidad llegó a explicar el 33% de la generación eléctrica total. Y este dato no es para nada menor, ya que tal porcentaje fue clave en el despegue y la consolidación industrial estadounidense. ¿Qué características intrínsecas tenía -y tiene- la hidroelectricidad que le confiere tales atributos? Su abundancia, asequibilidad y elevado factor de carga, además de una distribución que por lo general se verifica a lo largo y ancho de la geografía del país que la desarrolle. Y ahora, un segundo dato, aún más valioso. ¿Cuándo y cómo fue que comenzaron a construirse las grandes represas en EE.UU.? El citado informe de abril del EE-ER nos responde: "El período entre 1920 y mediados de 1960 se lo denomina como el de Grandes Represas". La sanción de la Ley Federal de Energía del Agua, de 1920, fue la piedra basal para el nacimiento de dicho período, proveyendo el marco regulatorio a nivel nacional y estadual para el desarrollo de centrales hidroeléctricas de gran porte.

Efectivamente, con esta ley nacional se produjeron "Masivas inversiones en proyectos hídricos e hidroeléctricos conducidos por sendas agencias federales. De hecho, la energía hidroeléctrica es un componente importante en la cartera de proyectos de infraestructura en tiempos de post-depresión, destinados a impulsar la recuperación económica. El período de la pos-guerra necesitó de un rápido crecimiento en la demanda eléctrica", y la hidroelectricidad fue medular en este sentido. La conocida represa Hoover Dam, inicialmente de 1.345MW, se construyó íntegramente durante la Depresión del 30, específicamente entre 1931 y 1936. Una vez finalizada, se erigió como la obra hidroeléctrica más grande del mundo, hasta ser superada por su compatriota, la represa de Grand Coulee, de 6.809MW (construcción entre 1933 y 1942). El reinado estadounidense sería desbancado recién en 1984, cuando paraguayos y brasileros concluyeron la monumental Itaipú, de 14.000MW.

La Argentina hidroeléctrica

La planificación energética del Primer Plan Quinquenal y su propuesta de construcción de una cantidad inédita de obras energéticas, entre ellas unas 35 centrales hidroeléctricas y térmicas -en el marco del Plan Nacional de Electrificación del primer gobierno peronista- fue discontinuado con el golpe de 1955, aunque vuelto a reactivar con el Tercer Plan Trienal (1973). Recordemos las obras energéticas emblema de la revolución energética peronista reactivada aquel año: la represa de Salto Grande, la de Yacyretá-Apipé, el Complejo Alicopa y la Central Nuclear Río Tercero. Pues bien y como es sabido, Yacyretá se finalizó en 2011, siendo las proyectadas represas Kirchner y Cepernic las hidroeléctricas más importantes en MW del país, ya que Yacyretá y Salto Grande, de mayor potencia, son binacionales. En otras palabras, ha sido gracias a la planificación energética del peronismo que la República Argentina cuenta hoy con este tipo de energía en su matriz.

En los proyectos hidroeléctricos Gobernador Cepernic y Presidente Kirchner la profundización de los planes energéticos nacionales y populares del siglo XX. Pero su lógica trasciende el plano ideológico, si se nos permite el juego de palabras. La decisión de terminar Yacyretá y de construir nuevas mega-represas -como sucedió en EE.UU. casi 110 años atrás- es ante todo política, es decir, obedece a la planificación de un proyecto político de Nación soberana, industrial y autosuficiente, pues promueve la consolidación de una matriz eléctrica diversificada, barata, de base y genuinamente federal, a la vez que genera polos de empleo masivo, desarrollo regional y nacional de altísimo impacto. A profundizar estos aspectos, pero enmarcándolos en las represas de Santa Cruz, nos abocaremos en la segunda parte de esta nota.

OETEC - 5 de enero de 2016

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