Crearon la reserva binacional de biosfera andino norpatagónica
La Argentina y Chile firmaron un convenio para la creación de la Reserva Binacional de Biosfera Andino Norpatagónica, que servirá para proteger el medioambiente en zonas clave de los dos países.
Entre otros beneficios, la creación de esta reserva impedirá a perpetuidad que se aprueben proyectos de desarrollo que atenten contra estos recursos, y sumará un atractivo para los extranjeros interesados en hacer turismo de bajo impacto ambiental.
Ahora se buscará que la Unesco respalde esta nueva reserva y funcione como organismo de control de gestión y monitoreo.
El gobernador de Río Negro, Miguel Saiz, uno de los principales impulsores de esta iniciativa, dijo a Clarín que la importancia de este documento radica en que "por primera vez en la historia de los movimientos que amparan la conservación, se suma el concepto de sustentabilidad social al concepto de sustentabilidad ecológica".
La reserva tiene una extensión de 4,5 millones de hectáreas e incluye ecosistemas de gran importancia, muchos de los cuales forman parte de áreas naturales protegidas. Del lado argentino de la cordillera de los Andes, incluye parte de las provincias de Río Negro, Neuquén y Chubut, y del lado chileno un sector de la Décima Región (ver Infografía).
La intención es que pase a formar parte de una Red Mundial de Reservas de Biosfera. A través de ella, la Unesco busca conservar la diversidad biológica y el uso sustentables de las tierras.
Las reservas de biosfera quedan bajo la jurisdicción de los Estados en los que están ubicadas. Para que una zona sea biosfera, se toma en cuenta la situación de la tierra involucrada al momento de su creación. Se estudia su tenencia y usos, la presencia de especies con valor especial, las funciones de ecosistemas críticos y los asentamientos de población.
Si reúne esas condiciones mínimas, se establecen tres zonas: núcleo, buffer o de amortiguación y de transición. Las de núcleo deben ser áreas naturales protegidas, con flora y fauna de valor particular. También deben proteger en forma estricta los recursos, y en particular las cabeceras de cuenca y los lugares de alto valor ecológico.
Son regiones en las que la tierra es pública aunque, en forma excepcional, se pueden admitir reservas privadas. Y dentro de estos núcleos sólo se pueden admitir las actividades científicas y educativas, y también las eco turísticas pero que tengan muy bajo impacto ambiental.
Las zonas de amortiguación pueden no ser de parques nacionales y permiten una población rural establecida. Sus actividades no deben perjudicar a la zona núcleo. Pueden ser científicas, educativas y turísticas del tipo aventura o de otra modalidad que no tenga gran impacto.
En la última zona, de transición, tienen vía libre las actividades turísticas y el uso productivo agrícola, forestal o ganadero sustentable.
Fuente: Clarín