CIENCIA Y TECNOLOGIA EN EL BICENTENARIO

El bicentenario de la declaración de la independencia encuentra a la Argentina en un momento complejo de su historia. Una restauración conservadora encabezada por el gobierno del Presidente Macri no sólo ha impuesto una serie de medidas políticas, económicas y sociales que retrotraen muchas conquistas populares a situaciones reinantes varias décadas atrás, sino que además pretende borrar toda huella de los valores de solidaridad, ampliación de derechos, movilización popular y dirección política de la economía que caracterizaron a los gobiernos del período 2003-2015.

ABC del Litio Sudamericano

Desde hace algunos años, la prensa masiva señala con creciente interés que los salares de Argentina, Bolivia y Chile contienen más de dos tercios de las reservas mundiales de litio, “el metal más liviano de la tabla periódica”. Gracias a sus especiales propiedades físico-químicas —nos explican con variable precisión—, el litio permite la producción de modernas baterías recargables, utilizadas por casi toda la electrónica portátil y, lo más importante, por los nuevos vehículos eléctricos en pleno desarrollo tecnológico.

Geopolítica del litio

Este libro sobre la "cuestión litio" parte de una visión integrada, está basado en trabajo de campo y es llevado adelante de manera colectiva por un grupo de investigación. A su vez, también es un texto exploratorio e inaugural que invita a la apertura de nuevos interrogantes, sobre todo considerando las perspectivas que se abren para con el recurso.

En los cuatro capítulos de esta publicación se abordan las diferentes dimensiones problemáticas que, entendimos, sirven para construir una mirada completa referida a la "cuestión litio".

“El gobierno va a consolidar una perspectiva extractiva y exportadora para el carbonato de litio”

Continuando con el debate en torno a “la cuestión del litio” que ha sido reseñado en Ideas de Izquierda por Lucía Ortega y la problemática de los conflictos territoriales de las comunidades indígenas asociados a éste analizada por Azul Picón, conversamos con Bruno Fornillo, Julián Zícari, Ariel Slipak, Florencia Puente y Melisa Argento, autores de la publicación Geopolítica del litio. Industria, Ciencia y Energía en Argentina.

Dossier Litio CLICK">http://www.iade.org.ar/modules/noticias/index.php?storytopic=72]CLICK AQUI

Política científica

Las llamadas ciencias duras utilizan como metodología el método científico: el estudio de un fenómeno determinado comienza con la observación experimental del mismo, seguida de la formulación de hipótesis sobre el mecanismo causa-efecto inherente a dicho fenómeno (abstracción). El paso subsiguiente en el método científico es comprobar la validez de las hipótesis formuladas mediante la experimentación; es decir, mediante la reproducción controlada del fenómeno en estudio. El paso experimental permite corroborar las hipótesis formuladas o provee datos para su corrección o indica la necesidad de reformular dichas hipótesis.

Soberanía cognitiva y tecnológica, e integración

En el marco del nuevo ordenamiento regional y global, marcado por la rápida transición hacia economías basadas en el conocimiento y altas tecnologías, que se junta a la exigencia de buscar respuestas a las diversas crisis globales (económica, climática, energética…), es cada vez más evidente que ningún país puede prescindir de desarrollar conocimientos propios y capacidades en ciencia, tecnología e innovación (CTI), sin lo cual arriesga profundizar la dependencia y agudizar la desigualdad.

De hecho, entre los países de la región existe un creciente reconocimiento de que el actual modelo de desarrollo regional, basado en la producción y exportación de commodities y materias primas y la alta dependencia tecnológica frente a las economías más desarrolladas, se vuelve insostenible.

Esta dependencia de una ciencia y tecnología impulsada por países con economías avanzadas dificulta, justamente, que la región pueda responder adecuadamente a sus propias prioridades y las necesidades particulares de sus pueblos. Toda vez, muy pocos países del Sur en forma aislada podrán responder adecuadamente a este reto, ya que implica grandes inversiones y economías de escala. Es por ello que, en el marco de los procesos de integración en América Latina y el Caribe (ALC), se están intensificando esfuerzos para abordar la problemática en forma conjunta.

El big bang de la ciencia argentina

El conductor de Científicos Industria Argentina y Alterados por Pi hace un repaso de los logros del país en el área y propone a los candidatos debatir el futuro del sector en base a programas y políticas de Estado.

El jueves 16 de octubre, cuando una nueva edición de esta revista esté imprimiéndose en el taller gráfico, el satélite Arsat-1 –el primero geoestacionario construido integralmente en la Argentina– partirá hacia el espacio desde la Guayana francesa. Y apenas dos días después, el sábado 18, el programa Científicos Industria Argentina que conduce Adrián Paenza por la tevé pública, estará dedicado a ese acontecimiento.

El resultado del talento de nuestros científicos

Estamos en el cielo, pero no es un milagro. Que la Argentina sea el primer país latinoamericano en construir sus propios satélites de telecomunicaciones es el resultado del talento de sus científicos y tecnólogos, la persistencia en el esfuerzo a través de décadas y recurrentes disrupciones, y las políticas públicas que pusieron la autonomía tecnológica como condición del ejercicio pleno de la soberanía.

No estamos en el espacio por casualidad. Detrás del ArSat 1 y de los otros dos que le seguirán hay una empresa estatal creada en 2006, una miríada de grupos de investigación y desarrollo, y también Investigación Aplicada SE (Invap), una empresa mixta que resulta un desprendimiento de la política nuclear iniciada en la década del cincuenta y que atravesó los desindustrializantes noventa consolidándose para reemerger con la venta de un reactor de investigación a Australia en 2000.

No es un sueño tardío: la Argentina comenzó a lanzar cohetes a fines de los sesenta, puso en marcha el misil Cóndor después de la Guerra de Malvinas, organizó la Comisión Nacional de Actividades Espaciales en los noventa. Algunas líneas de continuidad se interrumpieron, pero no se perdió la decisión.

Se critica que hay componentes importados, ocultando que las cadenas de valor tecnológicas son hoy globales. Los entendidos saben, sin embargo, que el valor está en el diseño, que es totalmente nacional.

La Argentina salió a reclamar los puntos orbitales que le correspondían y que corrían riesgo de perderse por una mala herencia de los noventa. ArSat 1 ocupará la posición de 72° de longitud oeste sobre el ecuador y atenderá todo el territorio nacional, incluidas las islas Malvinas y la Antártida. ArSat 2, la posición 81, y cubrirá gran parte de América del Sur y del Norte.

¿Por qué son apenas ocho los países que pueden construir este tipo de satélites? Se trata de una tecnología muy exigente: los satélites geoestacionarios -es decir, que se mueven sincronizadamente con la Tierra, ocupando un punto fijo en el cielo- están ubicados a 36.000 kilómetros de distancia, fuera de la protección de la atmósfera y del campo magnético terrestre. Están a la intemperie espacial, sometidos a fuertes radiaciones. Y para llegar tan alto, tienen que soportar las tremendas vibraciones del despegue.

Hay muchos aspectos para destacar de este "no milagro". Cerremos con apenas una. La sala de pruebas que imita las condiciones de despegue y vida en el espacio exterior se construyó en Bariloche, y quedará a disposición para futuros emprendimientos. Y está abierta, con visitas guiadas para distintas edades, para todo el que la quiera conocer. Porque el conocimiento debe compartirse.

La autora es investigadora del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini de la Unsam.